Cartas relacionadas nº4 con Sin rodeos—17ª parte: LA MURMURACIÓN SÍ IMPORTA

April 14, 2006

Table of Contents

(CM 3591, BN 1172)

DF/MM/MC Febrero 2006

Luchadores

CM 551:11-18,40-47,51-52,58-59‚ PCD 13

11. (Papá:) Sí hay batallas, ¡pero hombre, las recompensas son excelentes! ¡Vale la pena pelear las batallas por semejantes premios! ¡No podría haber mejores recompensas que las que hay para nosotros! ¡Vale la pena pagar un precio, hacer un sacrificio‚ incluso morir por ellas!

12. Pertenecemos a la familia más grandiosa del mundo, la familia del amor de Dios, con los hermanos y hermanas más amorosos del mundo, quienes te ayudarán, harán cualquier cosa por ti, hasta morirán por ti. ¡Los beneficios son innumerables!

13. ¡Necesitan considerar sus bendiciones y empezar a pensar en las cosas positivas! ¡Deja de mirar todas las cosas negativas, las pruebas del Diablo, dudas, temores, infortunios, problemas, tribulaciones y aflicciones!

14. ¡Son salvos, tienen al Señor, tienen al Espíritu Santo, tienen el poder más grande del mundo! Dios va a cuidarlos no importa lo que suceda.

15. ¡Tienen que ponerse a pensar en sus bendiciones y agradecer toda la bondad de Dios! ¡Porque si no‚ Él va a darles algo por qué llorar! (María: A pesar de que las batallas parecen más fuertes ahora que antes, es un tipo diferente de batalla que no les agota tanto la mente ni el espíritu.)

16. ¡Por lo menos ahora tienen algunas victorias! ¿Qué tenían antes? ¡Antes no vivían sino en derrota! ¡Claro que no tenían batallas y no tenían que pelear; no habían ingresado al ejército!

17. ¡Pero ahora‚ como se han unido al ejército, es de esperarse que tengan algunas batallas y luchas que pelear! ¡Pero eso también significa que van a tener algunas victorias! ¡Vale la pena unirse a este ejército! ¡Hay victorias por las que vale la pena pelear!

18. Tienen que aprender a resistir al enemigo y orar para que el Espíritu de Dios levante estandarte contra él. ¡Tienen que aprender que no se han unido al Cuerpo de Paz! ¡Han entrado al ejército y estamos en plena batalla! ¡Es una pelea, pero nos gusta! ¡Nos gusta pelearle al Diablo‚ nos gusta derrotarlo!

40. ¡Pues claro que es una batalla! ¿Para qué diablos crees que te uniste al ejército? ¡Un ejército es para pelear batallas y nos quedan muchas por pelear! ¡Pero, me encanta pelear porque sé que estoy peleando por Aquel para quien vale la pena pelear, y por las almas que vale la pena ganar, y por las metas que vale la pena alcanzar!

41. ¿Para qué preguntarse el porqué de estas pruebas‚ tribulaciones, peleas y combates? ¡Estás en un ejército! ¡Por supuesto que vas a pelear y tener batallas! ¡Tal vez pensaste que estabas ingresando a un asilo de ancianos o algo así, jubilándote, o en una vacación permanente!

42. ¡Jesús estuvo dispuesto a morir por nosotros para salvarnos, y Él quiere que nosotros estemos dispuestos a morir por Él para salvar a los demás! «¡Nadie tiene mayor amor que éste, que uno ponga su vida por sus amigos!» (Jn.15:13.) Así como Cristo murió por nosotros, Él espera que nosotros pongamos nuestras vidas por los hermanos.

43. ¿Cómo puede alguien quejarse? ¡Tenemos muchísimas más bendiciones, beneficios, placeres y cosas maravillosas para disfrutar, muchísimo más que nuestros sufrimientos! (María: «¡Pues tengo por cierto que las aflicciones del tiempo presente no son comparables con la gloria venidera que en nosotros ha de manifestarse!» Rom.8:18.) Nuestras aflicciones no son comparables con las bendiciones que ya tenemos, mucho menos con la gloria que vamos a disfrutar.

44. ¡Algunas personas hasta se quejan, murmuran, sollozan y gimen por todo, aun por sus bendiciones, no solo por sus sufrimientos! ¡«Es que no prepararon bien la comida» o «mi cama no es muy cómoda» o «no tengo suficiente privacidad», o quejas similares! ¡Me enferman! ¡Y enferman también a Dios!

45. ¡Dios se cansó tanto de las murmuraciones de Israel que dejó que millones de ellos murieran en el desierto debido a sus quejas por todo lo que Él hizo por ellos! Les salvó la vida, les suplió toda necesidad e hizo todo lo que pudo por ellos. ¡Sin embargo se quejaban a toda hora porque tenían que caminar unos cuantos kilómetros a través del desierto para llegar a la Tierra Prometida! Luego, cuando llegaron allí, tenían que quejarse de que el territorio estaba ocupado por otras gentes a quienes tendrían que expulsar. ¡Algunas personas siempre hallan algo de qué murmurar, no importa lo que suceda!

46. ¡Como no quisieron morir para ganar la Tierra Prometida, fueron a parar por cuarenta años al desierto y de todas maneras murieron allí hasta que no quedó ni uno! ¡Toda la generación mayor se extinguió y sus huesos se blanquearon en las arenas del desierto debido a su incredulidad, a sus murmuraciones, a sus quejas, a sus berreos y lloriqueos por cualquier cosita!

47. ¡Sufrieron tantas cosas en vano! (Gál.3:4.) ¡Las personas que se quejan de la batalla y se dan por vencidas justo antes de ganar la victoria, nunca llegan a gozarla! ¡Tuvieron que pasar por todo eso y luego se perdieron la victoria! ¡Perdieron todo porque gimieron, se lamentaron y se quejaron durante todo el transcurso de la batalla! ¡Nunca lograron obtener la victoria porque se rindieron demasiado pronto, solo porque había una batallita! ¡Tú me hablas de los perdedores! ¡Los tipos que pelean casi hasta la victoria y justo antes se rinden son los perdedores!

51. ¡No hay corona sin cruz‚ no hay testimonio sin prueba, no hay triunfo sin dificultad, no hay victoria sin batalla, no hay rosa sin espina! ¡Gloria a Dios‚ para eso fue que te uniste al ejército, para pelear y ganar! ¡Adelante con la batalla! ¡No podemos perder!

52. ¡Cada pelea, cada batalla, cada prueba, cada examen vale la pena! ¡Todo vale la pena! ¡Todo vale la pena por los testimonios, los triunfos y las victorias! ¡Vale la pena ganar! ¡Gracias‚ Señor!

58. ¡Dios mío, danos luchadores a quienes les guste pelear por el Señor con Su Palabra, y que gocen derrotando al Diablo, que sepan que no pueden perder, que les guste ganar victorias, héroes vencedores a los que les guste vivir, pelear y morir por Jesús, por sus hermanos y la verdad!

59. ¡Esa clase de soldados no pueden ser vencidos, no pueden perder, porque aunque mueran peleando, obtendrán una corona de gloria! Pablo dijo: «¡He peleado la buena batalla, he acabado la carrera, he guardado la fe! ¡Por lo demás, me está guardada la corona de justicia!» (2Tim.4:7-8.) ¡Gracias‚ Señor!

¿Medicación?... ¡O peregrinación!

CM 599:78–79‚83‚87–88,110-112,114,116-120,124-128, Vol.4

78. (Papá ora:) «Muchas son las aflicciones del justo, pero de todas ellas le librará el Señor» (Sal.34:19) T-O-D-A-S, Señor, todas, no sólo unas cuantas o algunas o la mayoría o muchas, sino de todas, ¡de todas ellas! Tú nunca has fallado‚ Señor. Tú sabes, Señor, que ese ha sido mi lema un sinnúmero de vedes:

79. «Aunque Él me matare, en Él confiaré». (Job 13:15) Calculé que si Tú querías matarme, pues bien, moriría, aún confiando en Ti y alabándote Señor, lo que Tú quieras hacer; yo soy Tuyo, mi cuerpo es Tuyo, mi vida es Tuya‚ yo vivo para Ti, así que es asunto Tuyo cuidarme porque yo estoy en Tu asunto y Tu nunca has fallado, Señor, en sacarme adelante tarde o temprano, como fuera.

83. Y cuando me llegue la hora de morir, Señor, ¡Tú me librarás de esa también! ¡Me librarás de esta vida y me liberarás de este cuerpo! Pues ésa será también una liberación Señor, «de todas ellas». No es que no tengamos aflicciones, Señor, no es que no vayamos a morir algún día, pero Tú nos librarás de todas ellas, ¡incluyendo la muerte! ¡Gloria a Dios! ¡Aleluya!

87. ¡Aún la muerte es una liberación, Señor! Por eso, si no nos libras de la aflicción y morimos, entonces no libras de todo. De modo que, Señor, simplemente tomamos todo como venido de Ti, y cualquier cosa que quieras darnos o librarnos o lo que Tú quieras hacer, como lo hiciste con Job, es nuestro deber no murmurar ni quejarnos, sino sencillamente confiar en Ti, Señor, a pesar de las pruebas y tribulaciones.

88. Estamos conscientes de que estás probando nuestra fe cuando pasamos por estas pruebas‚ para ver si confiaremos en Ti o si repentinamente corremos en dirección contraria y nos olvidaremos por completo de confiar. ¡Así es que gloria a Dios! ¡Gracias Señor! Señor, no se requiere mucho para que algunos nos asustemos y dejemos de confiar. Perdónanos, Señor, ayúdanos, en el Nombre de Jesús.

110. (Papá:) No quiero oírte nunca más decir eso: «Tengo una mala memoria». Me duele cada vez que te lo oigo decir‚ porque yo no creo que Dios te haya dado mala memoria. Cada vez que lo dices le estás dando una bofetada al Señor.

111. ¡Y cada vez que te quejas de tu figura es otra bofetada al Señor! Tal vez si alabaras al Señor un poquito más por toda la buena piel que tienes, en lugar de quejarte a cada momento por unos cuantos granitos, tal vez el Señor te daría una piel hermosa, totalmente limpia y perfecta.

112. ¡Pero en lugar de pasar el 99% del tiempo alabando al Señor por el hecho de que más de un 99% de tu piel es perfecta, pasas el 99% del tiempo quejándote de la leve fracción de uno por ciento que no lo es! ¡Y eso es la verdad! ¡Y al Señor no le gusta! ¡A Él no le gusta el descaro que tienes con Él diciendo: «¡Señor, Tú me diste una piel mala, me diste mala memoria, me diste malos dientes, me diste mala figura!» ¡Eso es murmurar y quejarse!

114. ¡Por qué no le das gracias al Señor por todo lo bueno que Él te ha dado, por toda la buena piel que tienes y los buenos dientes que tienes y la buena figura que tienes, y de que gran parte de tu memoria es buena, en vez de quejarte por la minúscula e infinitesimal jota y tilde que no lo es!

116. ¡Debes darle gracias a Dios por todo! Dale gracias a Dios por tus granitos que te mantienen humilde, tus dientes que te mantienen humilde y tu memoria que es suficiente para lo que la necesitas, ¿amén?

117. Si empezáramos a agradecer más a Dios por nuestras bendiciones‚ nuestras muchas, muchas‚ muchas, multitudes de bendiciones en lugar de quejarnos por las pocas, diminutas e infinitesimales nadas, el Señor tal vez nos libraría también de ellas. Pero cuando sólo nos fijamos en el botón que le hace falta al traje en vez de todo el fino ropaje y la esplendorosa corbata roja, ¡con razón que el Señor se enfurece con la gente!

118. ¡Fíjate en todos los milagros que Dios hizo por Israel! ¡Fíjate en los milagros‚ las plagas, la división del Mar Rojo, el agua que brotó de la roca, el maná de los Cielos! ¡Pero lo único que hacían ellos era quejarse de una pequeña incomodidad aquí y de un leve peligro allá y un poco de esto y un poco de aquello‚ siendo que la mayoría de sus preocupaciones ni siquiera sucedieron!

119. ¡Yo creo que esto enfurece a Dios! Yo que enfurece a Dios, ¡la Biblia lo dice! ¡Él quería matarlos a todos! ¡Habiendo hecho Él tanto por ellos, aún así no hacían sino quejarse! Él había hecho poderosos milagros para ellos.

120. ¡Él les había hecho semejantes maravillas, pero ellos no hacían sino quejarse de las pequeñeces que no hizo! Caramba, decían: «Sí… pero», «Sí… pero»… «Pues sí, el Señor me dio una mente brillante, pero... ¿por qué no me dio una memoria mejor?» O, «Él me dio una hermosa piel, pero ¿de dónde saqué todos esos granitos?»... «El Señor me dio un par de ojos encantadores, pero ¿por qué me dio esos dos dientes de conejo?»

124. ¡Esto debe enfurecer al Señor! ¡Después de todo lo que Él hace por la gente, se quejan de la diminuta e infinitesimal pequeñez que dejó de hacer!

125. Me recuerda a ese tipo que le dijo a Fred Shultz… Fred Shultz lo había traído de la madre patria, de Alemania, le había prestado decenas de miles de dólares, lo había establecido en los negocios, y entonces cuando Fred quiso que le cambiara un cheque, una noche después que el banco cerrara, ¡el tipo dijo que no! Fred dijo:

126. «¡Pero mira todo lo que he hecho por ti! ¡Es decir, ni siquiera estarías aquí si no fuera por mí! ¡Ni siquiera tendrías negocio, ni siquiera tendrías el dinero para cambiarme este cheque si yo no lo hubiera hecho todo por ti!» Pero el tipo contestó:

127. «Sí, pero ¿qué has hecho por mí últimamente?» ¡Así es como algunas personas tratas a Dios! Él ha hecho todo en el mundo por ellos‚ pero sólo porque no ha hecho nada acerca de esta pequeña prueba o problema que tienen‚ dicen:

128. «Sí Señor, yo sé que hiciste todo por mí, Tú me salvaste, Tú me protegiste, Tú me proveíste, Tú me usaste, pero ¿qué has hecho por mí últimamente acerca de esta cosita?

¡La eficacia de la alabanza positiva! Y de luchar contra el Diablo

CM 1375:20-21,25-27,46,48-53‚58–62, BN 103

20. (Papá:) LE DIJE: «¡RECUERDO VECES EN QUE MI PADRE O MI MADRE ESTABAN MUY ENFERMOS Y SIN EMBARGO ALABABAN AL SEÑOR, diciendo "gracias, Jesús", citando versículos y cantando canciones! ¡Tienes que ponerte a la ofensiva! Mientras estemos pensando en las Escrituras y en el Señor y tengamos una canción o una alabanza en los labios, no podemos quejarnos‚ murmurar‚ llorar, lamentarnos ni gemir por lo mal que nos sentimos. ¡Tienes que ponerte a la ofensiva y alabar al Señor por las fuerzas que tienes, darle gracias por la salud que tienes!»

21. ¡De verdad hay que atacar al Enemigo, y cuando estés deprimido y te sientas abatido, cita las Escrituras o canta una canción! ¡Es muy difícil cantar una canción de alabanza y gratitud al Señor cuando uno se está quejando, lamentando, murmurando y protestando!

25. Y SIN EMBARGO A VECES VAMOS POR AHÍ GRUÑENDO Y MURMURANDO POR NUESTROS PROBLEMAS, MOLESTIAS Y COSAS ASÍ. Yo le dije: «¡Tienes que lanzarte al ataque y negarte a hablar de ello! ¡Alaba al Señor y da gracias a Dios por la salud que tienes! ¡Combate al Enemigo! ¡Atácale en serio! ¡Al ataque, al ataque!»

26. «Tú guardaras en completa paz a aquel cuyo pensamiento en Ti persevera.» (Is. 26:3.) Si tus pensamientos se ocupan en el Señor, eso te ayuda a no pensar en tus problemas y pruebas. Y una de las mejores maneras de hacerlo, y creo que ya lo dije en «Cuenta tus bendiciones» (nº1259) es que es muy difícil gruñir‚ murmurar‚ quejarse y protestar cuando se canta algo positivo o mientras se citan las Escrituras, y eso edifica nuestra fe.

27. ¡CANTA! ¡CITA LAS ESCRITURAS! ¡ALABA AL SEÑOR! ¡Por lo que más quieras, no vayas por ahí lamentándote‚ gimiendo, murmurando y quejándote, manifestando las dudas, doctrinas y mentiras del mismísimo Diablo! No lo hagas, porque eso es abrirle la puerta al Enemigo. En el instante en que sientas deseos de hacer eso, ¡ponte a alabar al Señor, lánzate al ataque! ¡Canta! ¡Cita las Escrituras! ¡Haz algo positivo! ¡La alabanza positiva es muy eficaz!

46. Recuerdo que si mi madre nos oía refunfuñar, quejarnos o murmurar por alguna cosa, siempre decía: «¡No pregonen las dudas del Diablo! ¡No pregonen sus temores! ¡No pregonen sus quejas y murmuraciones‚ porque sería predicar la doctrina del Diablo! ¡Al hacerlo se predican sus mentiras! ¡No pregonen sus temores ni sus dudas! ¡Produce un efecto terrible en los que les rodean!»

48. ¡POR ESO, TIENEN QUE LANZARSE AL ATAQUE CON TODAS SUS FUERZAS, SER POSITIVOS AL RESPECTO Y RESISTIR AL ENEMIGO, Y LA PALABRA DE DIOS DICE QUE HUIRÁ DE VOSOTROS! (Stg. 4:7.) Pero si lo aceptan como si tal cosa, eso es malo. ¡Y si lo confiesan, es peor aun! Porque eso es dar testimonio de las obras del Diablo, es literalmente dar testimonio de sus obras.

49. NO ME REFIERO A CUANDO LO ADMITEN UNA VEZ Y PIDEN ORACIÓN, sino a cuando continúan lamentándose, gimiendo, suspirando‚ quejándose y murmurando sin parar. ¡Como aquella señora anciana, que siempre era tan negativa y pesimista que la gente ni aguantaba preguntarle cómo estaba! A veces cometían sin querer el error de preguntarle, como es habitual por cortesía: «Hola, ¿cómo está?» ¡Y les pesaba haberlo hecho! ¡Porque se ponía a soltar todas sus quejas, murmuraciones, lamentos, suspiros, penalidades y demás!

50. HASTA QUE POR FIN UN DÍA LE PREGUNTARON: «¿PERO ES QUE NUNCA SE SIENTE BIEN?» Y contestó: «Sí, algunas veces, pero aun cuando me siento bien, me siento mal, ¡porque sé que pronto me voy a volver a sentir mal de todos modos!» ¡Ni siquiera podía disfrutar de las pocas veces en que se sentía bien porque sabía que pronto se iba a volver a sentir mal!

51. ¡DE MODO QUE ES POSIBLE QUE AUN CUANDO SE SIENTEN BIEN NO SE LO AGRADEZCAN TAL VEZ LO SUFICIENTE AL SEÑOR NI LE ALABEN LO SUFICIENTE POR ELLO! ¡Es preciso que alaben más al Señor y sean más positivos! ¡Denle gracias por la salud que tienen! ¿Amén? Denle gracias por lo fuertes que están, por que no tienen que guardar cama ni están totalmente incapacitados, lesionados ni tienen una enfermedad mortal. ¡Les podían pasar toda clase de cosas malas!

52. «MUCHAS SON LAS AFLICCIONES DEL JUSTO», PERO MUCHAS DE ELLAS SON MUY PEQUEÑAS, GS, de muy poca importancia. Sólo lo suficiente para mantenernos cerca del Señor y orando, confiando y alabando al Señor, y pidiéndole ayuda para no descarriarnos demasiado.

53. ¡ESTAMOS EN UNA LUCHA, AMADOS HIJOS! ¡ESTAMOS EN UNA BATALLA! ¡Estamos en guerra con el Enemigo y no podemos bajar la guardia ni tener un momento de descuido!

58. ¡REPRENDE AL ENEMIGO EN EL NOMBRE DE JESÚS! ¡Resiste a Satanás, Señor‚ en el nombre de Jesús! ¡Líbranos a todos de la mano del maligno! ¡Protégenos y guárdanos, Señor‚ y te damos gracias por tus ángeles que están alrededor de nuestras camas, de nuestras cabezas y en derredor nuestro a lo largo de todo el día! ¡GJ! ¡ASS! ¡Aleluya!

59. ¡GRACIAS, SEÑOR, POR LO MARAVILLOSAMENTE QUE NOS HAS GUARDADO, PROTEGIDO Y PROVEÍDO PARA NOSOTROS! Tenemos tan pocos problemas y tan pequeños, tan poco de que quejarnos, tan pocas enfermedades y tan insignificantes, Señor. [...] ¡GS! ¡Qué bien nos has cuidado!

60. Y AYÚDANOS A DARTE LAS GRACIAS POR ELLO CONTINUAMENTE, TODO EL DÍA, a alabarte, Señor, darte gracias, cantar canciones de alabanza y citar versículos. ¡Tú agradeces nuestras alabanzas, Señor! ¡Tu Espíritu habita en las alabanzas de tu pueblo, Señor! (Sal. 22:3.) ¡GS! Ayúdanos‚ pues, a dar siempre gracias y estar agradecidos.

61. ¡TÚ NOS MANDASTE QUE ENTRÁRAMOS POR TUS PUERTAS CON ACCIÓN DE GRACIAS Y POR TUS ATRIOS CON ALABANZA! (Sal. 100:4.) ¡Dad gracias en todo! (1Tes. 5:18.) Hablas mucho de dar gracias, alabarte, tener gratitud y ser agradecidos. ¡Ayúdanos, Señor, a no olvidarnos de estar continuamente agradecidos alabándote y citando tu Palabra constantemente para infundirnos fe, Señor, y cantando canciones positivas de alabanza para reprender al Enemigo!

62. ¡EL ENEMIGO DETESTA LA ALABANZA, SEÑOR! ¡DETESTA LAS CANCIONES QUE TE ALABAN, Y MÁS QUE NADA, DETESTA TU PALABRA! ¡Así que, mantennos llenos de ella, Señor, te lo pedimos para tu gloria en el nombre de Jesús! ¡Amén! ¡ASS! ¡GS!

En guardia

CM 1377:1,46–49,103,105-106, BN 37

1. (Papá:) ¡DIOS DETESTA A LOS MURMURADORES CASI MÁS QUE A NADIE! Es peligroso que tengamos cerca [...] personas que no están en buena comunicación con el Señor, que no tienen un corazón recto delante del Señor‚ que se quejan y murmuran, se lamentan y causan dificultades, y son desobedientes y no se someten a los que tienen autoridad, ¡porque si no las castigas ‚ lo hará Dios! ¡Y es fácil que a ti te toque pagar los platos rotos!

46. ¡LO QUE MÁS DETESTA DIOS, CASI MÁS QUE NINGÚN OTRO PECADO, ES LA MURMURACIÓN, EL QUEJARSE, LAMENTARSE Y REFUN­FUÑAR! Yo mismo soy culpable de ello de vez en cuando, sobre todo por la mañana temprano, y María tiene que animarme, ¡que el Señor me perdone! Ella tiene tanta fe. (María: ¡Otras veces me has tenido que animar tú a mí también!) Bueno, todos lo hacemos. Todos tenemos que animarnos mutuamente, y cuando uno tropieza, el otro lo levanta, y todos necesitamos ese aliento para ayudarnos mutuamente.

47. DIOS MATÓ A UNOS SEIS MILLONES DE PERSONAS EN EL DESIER­TO, a toda una generación, sólo porque se estaban quejando en vez de darle gracias a Dios por toda Su bondad y misericordia en aquel lugar difícil y aquellos tiempos difíciles. Fue una lucha, era una situación difícil; pero Dios nunca los abando­nó, siempre suplió todo lo que les hizo falta, siempre los protegió a pesar de todas las cosas que pensaban que iban a suceder y que nunca sucedieron.

48. SE ENCONTRARON EN MUCHAS SITUACIONES IMPOSIBLES Y NO VEÍAN CÓMO DIOS PODRÍA SACARLOS DE ESTO, DE LO OTRO Y DE LO DE MÁS ALLÁ‚ ¡PERO ÉL SIEMPRE LO HIZO! ¡Y siempre se les olvidaba, y la siguiente vez se volvían a quejar! «Ahora, Dios, ¿qué vas a hacer? ¡Seguro que no nos vas a sacar de ésta!» Fueron un oprobio para Dios, siempre Le echaban a Dios la culpa de todo manifestando sus dudas y su falta de fe en el Señor.

49. ¡YA HE DICHO OTRAS VECES QUE LA MURMURACIÓN ES LA VOZ DE LA DUDA! Las dudas son una manifestación de falta de fe. Cuando uno empieza a perder fe porque no vive en la Palabra y en el Espíritu, entonces pierde de vista la meta‚ ¡porque no tiene ninguna! No está lo bastante unido al Señor y en con­tacto con Él como para ver la meta o la dirección en la que debe ir, y como no sabe qué hacer, comienza a dudar debido a su falta de fe. Y si uno duda, enseguida empieza a expresar­lo. ¡La voz de la duda es la murmuración, es un hecho!

103. PROTÉGENOS DE NOSOTROS MISMOS‚ SEÑOR; A VECES SOMOS NUESTROS PEORES ENEMIGOS. Tenemos autoridad sobre el Enemigo, tenemos autoridad sobre los diablos y los demonios, podemos controlar todas las fuerzas del Enemigo, Señor, con la auto­ridad de Tu Espíritu, pero a veces ni siquiera somos capaces de controlar nuestra lengua ni nuestro espíritu‚ Señor. Los que más problemas nos causan no son los malos espíritus, sino nuestro propio espíritu, que sigue gozando de libre albedrío y puede hacer lo que le dé la gana.

105. NUESTRO ESPÍRITU, SEÑOR, SIGUE SIENDO LIBRE Y DEBE SOMETERSE VOLUNTARIAMENTE A TU CONTROL; ¡de lo contrario, puede descarriarnos igual que un mal espíritu! ¡Si desobede­cemos, Señor, nuestro espíritu se convierte en un mal espí­ritu! Nuestro propio espíritu se vuelve malo cuando desobede­cemos y no tenemos comunión contigo y estamos fuera de Tu Espíritu. Se convierte en un mal espíritu cuando desobedece­mos, desafiamos a Dios, cedemos ante el Diablo, fallamos y tenemos falta de fe, dudamos y nos quejamos.

106. ¡Señor, perdónanos y ayúdanos, en el nombre de Jesús! Ayúdanos a permanecer muy unidos a Ti y a Tu Palabra.

Dios aborrece las murmuraciones

CM 1879:4,6,17‚19-21‚24,30-32,34,36,40,44-45,47,54-55‚ BN 172

4. (Papá:) ¡UN POCO DE LEVADURA ENVENENA TODA LA MASA! ¡Es sorprendente como esas pequeñas murmuraciones, quejas, lamentos y críticas comienzan a propagarse y otras personas empiezan a notar cosas que antes ni siquiera habían observado! ¡No habían notado que hubiera nada «mal» hasta que algunos de esos bribones les hicieron observar esas cosas!

6. ES ASÍ, ¡BASTA UNA SOLA RATA EN EL MONTÓN DE LEÑA QUE NO DEJE DE DECIR ESAS COSAS NEGATIVAS PARA ENVENENAR A TODO EL MUNDO! [...] ¡Envenenan a los demás! Aunque los demás no se den cuenta de que los están envenenando y socavando.

17. ¡ALGO PASA CON [ESTA CHICA]! ¡TIENE ALGUNA RAÍZ DE AMARGURA, ALGUNA COSILLA! Está permitiendo que el Diablo se meta de alguna forma, con su descontento, con algo de lo que murmura en su corazón, y eso se pone a crecer más y más hasta que comienza a cubrirlo todo.

19. BIEN, SIENTO TENER QUE DECIRLO, PERO ES UN PROBLEMA CORRIENTE, UN PROBLEMA BÁSICO QUE HEMOS TENIDO A INTERVALOS DURANTE AÑOS. Lo recuerdo incluso de cuando era pequeño: en la iglesia había personas que causaban problemas, y en la escuela, y en los hogares, y también en la Familia.

20. ESAS PERSONAS NUNCA SE DAN POR SATISFECHAS HASTA QUE HAN CONVENCIDO A OTRAS PERSONAS DE LO QUE ELLAS OPINAN. A nadie le gusta llorar solo, y les encanta tener otras personas con las que hablar y que estén de acuerdo con ellas, y normalmente no cuesta mucho encontrarlas. Quejarse en una enfermedad corriente de la raza humana, algo en lo que la gente cae con mucha facilidad, murmurar y quejarse; pero es totalmente incompatible con como quiere Dios que se hagan las cosas, que permitió que millones de personas se pudrieran en el desierto del Sinaí por murmurar y quejarse, y nunca llegaron a la Tierra Prometida, ¡sólo sus hijos de menos de 20 años! (Nm.32:11-13)

21. LOS MURMURADORES Y QUEJICAS SON TODOS IGUALES, ¡Y EN REALIDAD LO QUE HACEN ES ECHARLE LA CULPA A DIOS! Muchos saben que no deberían echarle la culpa a Dios, así que se la echan a sus líderes; pero los líderes son hombres o mujeres de Dios, ¡y eso es como si le echaran la culpa a Dios! ¡En realidad están quejándose de El! Como lo que hace [alguna gente] de la actualidad, le achacan todos sus males a Dios: «¿Por qué ha tenido que sucederme a mí? ¿Qué he hecho para merecérmelo? ¿Por qué tengo que vivir así? ¿Por qué tengo que vivir en esta casucha horrible llena de personas locas y niños? ¿Por qué tenemos que vivir así?» Sé lo que es‚ yo mismo lo he hecho a veces. Si el Señor sabe que en realidad no estás en el lugar más idóneo para ti o que podrías hacer más en otro sitio, normalmente te dará una oportunidad para cambiar, pero no porque murmures, te quejes, te lamentes, gruñas, refunfuñes y te pongas de mal humor y dejes que todo el mundo se entere, y murmures de los líderes y de las doctrinas.

24. (Ora:) NO TIENE NADA DE NUEVO, SEÑOR‚ TU LO SABES. ¡HA SIDO DESDE EL PRINCIPIO LA TÁCTICA DEL DIABLO PARA DIVIDIR Y VENCER! Desde el Huerto del Edén y a lo largo de toda la Biblia, Señor‚ a Tus líderes les ocurrió lo mismo. ¡Siempre había malcontentos, descontentos, murmuradores y cizañeros que amenazaban con envenenar toda la masa! O sea que llevas mucho tiempo ocupándote de asuntos así, Señor‚ y a veces reaccionaste de forma bastante brusca y repentina, y Tus juicios fueron casi implacables después de tanta paciencia y de tanto tiempo esperando que la gente se arrepintiera. ¡Al final descargaste Tu vara y los juicios vinieron rápida, segura, dura y bruscamente, justo lo que se merecían! No estaban satisfechos, no estaban contentos con lo que tenían, así que les diste algo peor para que escarmentaran y se sintieran agradecidos por lo que ya tenían, cuando fue posible; ¡a veces fue demasiado tarde!

30. ¡GRACIAS POR TODOS LOS QUE SON LEALES Y FIELES‚ LOS QUE SE ENTREGAN AL 100%, AL 110%, SEÑOR, 99 DE CADA CIEN QUE NO SE HAN DESCARRIADO‚ QUE HAN SIDO LEALES Y FIELES Y QUE SIGUEN EN EL REDIL, que lo han dado todo, han renunciado a todo y todavía lo hacen, Señor, y están conquistando el mundo con Tu Amor y propagando Tu Evangelio por todas partes, en todas las naciones, a toda criatura y por todo el mundo! ¡Que se sacrifican, trabajan mucho, Señor‚ se encuentran en muchas situaciones difíciles.

31. SEÑOR JESÚS, ¡ENSÉÑANOS A CONTENTARNOS! «¡CONTENTARNOS CUALQUIERA QUE SEA NUESTRA SITUACIÓN!» (Fil.4:11) ¡ASS! Sabemos tener escasez y sabemos tener abundancia; pero también sabemos sentirnos agradecidos por lo que sea que tengamos, Señor, y alabarte por ello, ¡porque sabemos que no hay nada mejor‚ nada! Esta es la mejor vida del mundo, el mejor trabajo del mundo, el mejor Amor del mundo, y Tú eres el mejor Señor del mundo, ¡algo del otro mundo! No puede haber nada mejor que Tu Amor‚ Tu Palabra‚ Tu Obra y Tus obreros y su compañía‚ y poder vivir y trabajar juntos‚ y amar juntos en Tu Reino, por Ti y por las almas; no hay nada mejor en todo el mundo, Señor, ¡y seremos tan felices! Si ahora no somos suficientemente felices, Señor, cuando veamos los resultados Allá Arriba, entonces seguro que nos sentiremos felices.

32. ¡ASÍ QUE PERDÓNANOS POR NUESTRAS PEQUEÑAS MURMURACIONES Y QUEJAS, POR GRUÑIR‚ REFUNFUÑAR, REZONGAR, LAMENTARNOS Y CRITICAR! Ayúdanos a aprender a ser agradecidos, «dar gracias en todo» (1Ts.5:18), alabarte en todo, Señor, y estar agradecidos por lo que tenemos‚ pues las cosas podrían estar peor, ¡y lo estarán! ¡Cuando haya un infierno en la tierra, nos acordaremos de estos días de Cielo en la tierra!

34. ¡TE ALABAMOS, SEÑOR, POR ESTA VIDA, TU AMOR Y ESTA OBRA! Perdónanos las veces que hemos murmurado y nos hemos quejado en ocasiones, Señor, y hemos refunfuñado, gruñido y rezongado por esta cosita o esa otra cosilla insignificante. ¡Perdónanos, Señor! Ayúdanos a todos a ser más agradecidos y alabarte por toda Tu bondad y misericordia en vez de murmurar, quejarnos, gruñir‚ refunfuñar y rezongar. ¡Ayúdanos, Señor, a alabarte! ¡Aun cuando el Diablo venga con gruñidos y quejas, o intente hacerlo, Señor, ayúdanos a hacerle frente con alabanza, clamar y cantar alabanzas, Señor, y darte las gracias por toda Tu bondad, misericordia, amor, provisión, protección y toda esta maravillosa vida que nos has dado para que la demos por Ti y los demás, la mejor y más fabulosa del mundo, y la que nos deparará los mayores dividendos en el Cielo, en el nombre de Jesús! ¡GS! ¡Amén! ¡ASS!

(De una charla a la Familia durante la cena:)

36. ¡SI POR ALGO NO SE ME CONOCE ES POR MI PACIENCIA CON LAS PERSONAS QUE NO SE ENTREGAN AL 100%, que se quejan‚ se lamentan‚ murmuran, gruñen y están descontentas, a las que no les gustamos ni nosotros, ni nuestra forma de vivir, ni nuestros Hogares o lo que sea! A mí ni siquiera me gusta todo lo que hacemos, podemos mejorar en muchos aspectos; pero válgame Dios, ¡si no fuera feliz aquí, no estaría aquí! ¡No me quedaría‚ me iría!

40. ¡NO HAY NADA QUE YO DETESTE MAS‚ Y LO MISMO PUEDO DECIR DE DIOS‚ QUE LAS PERSONAS QUE MURMURAN, SE QUEJAN Y SE LAMENTAN! ¡Con lo bien que se porta Dios con nosotros, se quejan, se lamentan y murmuran de todo! ¡Yo sé cómo me castigó El a mí por eso unas cuantas veces, no se me ha olvidado! ¡Tenemos mil razones para sentirnos agradecidos! ¿Cómo podemos murmurar, quejarnos o lamentarnos por nada cuando estamos viviendo en un Cielo en la tierra? ¡En Hogares celestiales y con gente celestial! ¡Tenemos infinidad de razones para sentirnos agradecidos!

44. LES ADVIERTO QUE EN ESTA FAMILIA, EN LA SOCIEDAD DIVINA, EN EL CIELO Y EN TODAS PARTES, MURMURAR Y QUEJARSE NO SOLO ES UN PECADO, ¡ES UN DELITO!

45. No todo es siempre perfecto, y es inevitable que de vez en cuando ocurran algunas cosas que no les gusten; pero procuren arreglarlo entre Uds. y la persona en cuestión o el Señor o alguien, o vengan y dígannoslo. ¡Pero no se pongan a murmurar a escondidas para que les oigan todos los demás!

47. SAN PABLO DIJO: «HE APRENDIDO A CONTENTARME CUALQUIERA QUE SEA MI SITUACIÓN. SE TENER ESCASEZ Y SE TENER ABUNDANCIA.» (Fil.4:11,12) ¿No es más o menos así como hemos vivido nosotros? A veces hemos sido más pobres que las ratas, pero da la impresión de que en años recientes hemos tenido mucha abundancia. Venga lo que venga, para nosotros está bien; pero no nos gusta la gente amargada, y les aseguro que no toleramos que esté en la Familia, ¡no sea que una pequeña raíz de amargura corrompa toda la masa! (He.12:15)

54. CREO QUE UDS. SABEN BIEN QUE SE SER BONDADOSO Y SE SER COMPRENSIVO, AMOROSO Y CONSIDERADO LA MAYOR PARTE DE LAS VECES, Y ME PREOCUPO POR UDS.; pero les aseguro que como les sorprenda quejándose, gruñendo‚ refunfuñando‚ rezongando y siempre lamentándose y murmurando, ¡no lo voy a tolerar! ¡Dios detesta eso! Es una falta de gratitud.

55. (ORA:) ¡GRACIAS, SEÑOR, POR NUESTROS HOGARES! ¡GRACIAS POR ESTA PRECIOSA FAMILIA, POR ESTAS PERSONAS PRECIOSAS‚ ESTA VIDA PRECIOSA, ESTE MARAVILLOSO MUNDO Y ESTE MARAVILLOSO TRABAJO, SEÑOR! ¡GRACIAS, JESÚS, POR TODO ELLO! No dejes que nunca nos quejemos, ni murmuremos, ni gruñamos, ni nos lamentemos, ni vayamos por ahí envenenando a otras personas con nuestras quejas y murmuraciones. Tú estás hasta la coronilla de ese tipo de cosas y de las personas que son así, Señor, ¡y no las aguantas!

¡El resentimiento! Raíz amarga y mortífera que devora y destruye

CM 2672:54-64‚75-81,100-108,174-195, BN 461

54. (Papá:) Cuando alguno de nosotros enfrenta alguna crisis, dilema, prueba, batalla, tribulación, privación, persecución, cualquier tipo de problema, ¿qué es lo primero que debemos hacer? ¿Quejarnos? ¿Murmurar? ¿Enojarnos y alterarnos porque las cosas no han salido como esperábamos? ¡Por supuesto que no!

55. Sin embargo, cuando las cosas van mal, lo primero que hacen muchos es orar: «¿Qué pasa, Señor?» Y algunos, cuando dicen eso, lo que en realidad quieren decir es: «Pero, ¿qué pasa contigo, Dios? ¿Cómo es que me has fallado?» En cambio‚ deberíamos orar así: «Señor, ¿qué pasa conmigo? ¿Estoy haciendo algo que no debo? ¿Estoy desagradándote en algún sentido? ¿Te estoy fallando o desobedeciendo de alguna manera? ¿Me he apartado de alguna forma de Tu Voluntad? En primer lugar, ¿qué pasa conmigo‚ Señor, o con mi situación? ¿Qué pasa? ¿O es que estás probándome

56. Al contrario de lo que por lo visto piensa mucha gente cuando tiene problemas y pruebas, ¡la culpa no es de Dios! ¡No pasa nada con Él, ni con Su Amor, ni con la forma en que trata a Sus hijos! Generalmente la culpa es nuestra. Como dice en Su Palabra: «Vuestras iniquidades han hecho división entre vosotros y vuestro Dios, y vuestros pecados han hecho ocultar de vosotros Su rostro para no oír» (Isa.59:2).

57. Él dice: «¡Yo no soy sordo, puedo oír tus oraciones, estoy escuchando! Y Mi brazo no es corto ni débil para que no te pueda salvar y ayudar. El problema no está Aquí Arriba; ¡está ahí abajo en ti!» ¡Está en nosotros, no en Dios! ¡De modo que no le eches la culpa a Él ni te enojes con Él si tienes problemas, dificultades, crisis y conflictos! ¡La culpa no es de Dios! ¡A Él no le pasa nada! «¡Sea todo hombre hallado mentiroso, y Dios veraz!» (Rom.3:4.)

58. ¡Lo más importante que tenemos que hacer en tiempos difíciles no es lloriquear‚ quejarnos, murmurar, protestar, lamentarnos, refunfuñar y amargarnos con Dios por lo que consideramos fallos, malos tratos, descuidos‚ abusos, crueldad, sordera y falta de consideración de Su parte! ¡Porque nada de eso es cierto! Lo que hay que hacer es lo contrario de lo que hicieron los hijos de Israel en el desierto; o sea, hay que recapacitar sobre la situación y orar:

59. «Dios, ¿qué pasa conmigo? ¿Qué estoy haciendo que no debo, o qué estoy haciendo indebidamente? ¿Qué estoy haciendo que te desagrada tanto que estás dejando de bendecirme? ¿En qué estoy desobedeciéndote, deliberada y tercamente, o sin saberlo, sin darme cuenta? ¿Tal vez simplemente me estoy quedando corto, no estoy haciendo todo lo que debo? ¿O será que no estoy escuchándote lo suficiente, que no estoy obedeciendo lo suficiente Tu voz y Tu guía? ¿O será que estás poniendo a prueba mi fe o humillándome para que me acerque más a Ti?»

60. Es típico de la naturaleza humana buscar un chivo expiatorio a quien echar la culpa de todo lo que nos pasa. Eso de hacer cargar a otros con el muerto comenzó en el Paraíso. Es la reacción natural del hombre pecador para defenderse: echar la culpa a otros.

61. Fíjate nada más en lo que pasó en el Paraíso: cuando Adán y Eva fueron descubiertos en su pecado, lo primero que él le dijo a Dios fue: «¡La culpa fue de mi mujer, lo hizo ella!» Luego Eva dijo: «¡La culpa fue de la Serpiente, lo hizo ella!» Y la Serpiente poco menos que dijo: «¡Lo hizo Dios, todo es culpa Suya!» (Gén.3:12–13.) Eso de echarles el muerto a los demás es una reacción casi automática para la mayoría de las personas, un mecanismo de defensa propia.

62. Las personas amargadas y de espíritu resentido tienen una propensión especial a eso. Siempre están echándole a todo el mundo la culpa de todos sus errores, fallos y problemas. La culpa es siempre de otro.

63. Cuando se tiene una debilidad en ese sentido, conviene tener presente que el Diablo es el «acusador de los santos» (Ap.12:10), y es típico de él eso de querer siempre que le echemos a todo el mundo la culpa de lo que nos pasa: «Dios mío, ¿por qué me pasa esto? Yo no lo hice; ¡me lo hicieron ellos a mí! ¡La culpa no fue mía, fue de él‚ o de ella! ¡Ellos son los culpables! ¡Fueron ellos quienes me obligaron a hacerlo!» ¡A algunos les resulta muy cómodo y conveniente echar a otra persona la culpa de todo lo que les pasa! «¡La culpa es de esa persona tan espantosa con la que me ha tocado vivir, o de ese líder tan terrible que tengo!», ¡o de este, o de aquel!

64. Es una maquinación muy típica del Diablo: siempre acusa a los santos y nos exagera lo que hacen los demás, siempre procura tergiversar lo que dicen o hacen para que nos parezca mucho peor de lo que es en realidad. ¡Al propio Dios le hace lo mismo con respecto a nosotros! ¡Tiene una habilidad tremenda para echarnos en cara todos los fallitos y pequeñas imperfecciones que se le ocurren, y constantemente se esfuerza por acusar a los demás, para que les echemos la culpa de todo lo que nos sucede!

75. Cada vez que tengas ganas de murmurar o quejarte de algo‚ ¡cuidado! Esa actitud tan negativa de ingratitud y duda no sólo puede ser señal de resentimiento‚ ¡sino también de que estás echándote para atrás! Aunque no le hayas dado la espalda al Señor, al ceder a esos pensamientos de dudas, murmuración y críticas de todos los demás, estás volviéndote atrás en tu corazón. ¡Es un pecado peligroso criticar las faltas ajenas‚ ocultar las propias, murmurar, quejarse de todo y protestar, en vez de alabar al Señor por lo que se tiene!

76. Aunque no te eches para atrás hasta el extremo de desertar, es indudable que si vas pregonando por ahí tus quejas y tu resentimiento‚ perderás la inspiración y el ungimiento del Señor. Es imposible estar quejándose‚ criticando‚ rezongando y murmurando, y conservar la inspiración del Espíritu Santo para nuestra labor, es imposible. Así se termina como Saúl: ¡el Espíritu lo abandonó, y tanto se endureció y enfrió su corazón que ni se dio cuenta de que había perdido el Espíritu! Ni se dio cuenta de que ya no lo tenía.

77. Cuando uno va por ahí murmurando y criticándolo todo constantemente, es señal de que ha consentido las mentiras del Diablo en su mente y su corazón, porque «de la abundancia del corazón habla la boca» (Mat.12:34). Se convierte entonces es testigo del Diablo. Si se tiene el corazón lleno de malos pensamientos, tarde o temprano se expresan con palabras, y uno comienza a hundir a otros también.

78. Una de las razones por las que las personas se quejan, rezongan y critican es que saben que no son como deberían ser, y no tienen la victoria. Saben que están fallando por su falta de sumisión y su rebeldía. Y entonces, en vez de esforzarse por mejorar, obtener la victoria y dejar de fallar, empiezan a buscar razones para justificarse, excusarse y disculparse. Y así, muchas veces acusan de sus faltas y defectos a otras personas y critican a diestra y siniestra a todo el mundo menos a sí mismas.

79. Esa murmuración es prácticamente la voz del Enemigo y sus dudas, y ese espíritu de crítica siembra discordia, desunión y disensión entre hermanos, ¡que es una de las siete cosas que abomina Dios! (Pro.6:16-19.) Dios desde luego no bendice -ni puede bendecir- a los que caen por su propia culpa en ese estado tan lamentable.

80. No sólo eso: si tu pecado consiste en murmurar de Dios y quejarte de tu suerte, en quejarte de las circunstancias en que vives, si protestas y murmuras de Dios‚ de tus pastores o tus hermanos, ¡Dios puede hacer que sigas en esa situación por mucho más tiempo del que tenía pensado en un principio! ¡Eso fue lo que hizo con los hijos de Israel cuando murmuraron contra Él! ¡Hasta que aprendas a tener gratitud y paciencia! «¡La tribulación produce paciencia!» (Rom.5:3.)

81. Por muy grande que sea la batalla, por muy difícil de resolver que sea el problema, por muy malo que sea, si tienes fe y confías en que Dios te sacará de ese aprieto, ¡no murmurarás ni te quejarás! ¡Te regocijarás, alabarás a Dios y le darás las gracias, inclusive por la batalla, sabiendo que es capaz de salvarte y librarte! ¡Y Él lo hará! ¡ASES!

100. Una de las cosas más importantes que uno puede aprender en la vida es a contentarse cualquiera que sea su situación, ya sea vivir humildemente o tener abundancia (Fil.4:11,12).

101. ¡Todos tenemos que aprender a contar nuestras bendiciones! El Señor quiere que pensemos en lo positivo y nos neguemos en redondo a ocupar nuestra mente con lo negativo, las pruebas, las dudas‚ los miedos, las penas, dificultades, tribulaciones y padecimientos con los que el Diablo intenta preocuparnos. ¡Debemos apartar nuestra mente de todas esas cosas negativas y ponernos a pensar en las muchas bendiciones que nos da el Señor!

102. Si te acostumbraras a darle gracias a Dios más a menudo por Sus bendiciones, las muchísimas bendiciones que te da, en lugar de quejarte por las pocas dificultades o pruebas pequeñas e infinitesimales que puedas tener, ¡tal vez el Señor te libraría de éstas también! Pero cuando no tenemos ojos más que para ver el botón que le falta a Eneas en el chaleco, en lugar de fijarnos en el fino y elegante traje que lleva, así como en la bonita corbata roja... ¡con razón se enoja el Señor! (¡V. CM 1492; Núm.11:1; 1Cor.10:10!)

103. ¡El Señor nos dice que no deberíamos ni pensar en todas esas cosas negativas! «Por lo demás, hermanos, todo lo que es verdadero, todo lo honesto, todo lo justo, todo lo puro‚ todo lo amable, todo lo que es de buen nombre; si hay virtud alguna, si algo digno de alabanza, en esto pensad.» (Fil.4:8). Cada vez que te vengan a la cabeza pensamientos negativos, críticas o resentimientos deberías reprender al Enemigo inmediatamente y decir: «¡Te reprendo, Satanás‚ en el Nombre de Jesús! ¡Te resisto, Acusador de los santos, en el Nombre de Jesús! ¡Jesús, ayúdame a no pensar en eso!» ¡Alaba al Señor, cita las Escrituras, canta Sus alabanzas, invoca al Señor y el Diablo huirá!

104. Cuando Jonás finalmente clamó: «¡La Salvación es del Señor!», ¡la ballena que se lo había tragado no lo aguantó y lo vomitó! (Jon.2:9,10). Por eso, aunque Dios permita que el Diablo te envíe un problemón tremendo para hundirte en el mar de la desesperación, ¡sólo tienes que seguir aclamando y alabando al Señor! ¡El Diablo no aguanta eso y los problemas tampoco, y Dios te libera! Pero si te pones muy desanimado y tristón y vas por ahí quejándote, amargándote el hígado, murmurando, lamentándote, dudando y todo lo demás, te irás hundiendo hasta tocar el fondo.

105. Así que cuando el Enemigo te tiente a desanimarte, a criticar o murmurar sobre algo, ¡devuélvele el golpe poniéndote a alabar al Señor y a contar tus bendiciones! Pídele al Señor que te ayude a contentarte y estar agradecido por tu lugar en Su Reino y Su Familia. Y cuando se presente el Diablo tratando de hacer que te compares con los demás para sentirte peor, cuando intente sentirte despreciable y minimizar lo que haces, sólo tienes que empezar a alabar al Señor y darle las gracias por todas las bendiciones que te ha dado‚ ¡y el Enemigo saldrá corriendo!

106. Alaba a Dios y dale las gracias por tu puesto de trabajo y por el lugar que tienes en Su Familia, ¡sea el que sea! Si eres el que trapea los pisos, limpia los inodoros, prepara la comida, hace los mandados, se encarga del mantenimiento de la casa‚ o lo que sea, ¡da gracias a Dios de que estás en la casa del Señor y haciéndolo por Jesús! «¡Escogería antes estar a la puerta de la casa del Señor, que habitar en las moradas de maldad!» (Sal.84:10).

107. De modo que, ya sea que vivamos humildemente o en la abundancia, deberíamos estar agradecidos por lo que tenemos y alabar y darle gracias a Dios por ello, ¡porque no hay nada que sea mejor! ¡Lo «peor de lo peor» que nos pueda ocurrir en nuestra vida por el Señor es muchísimo mejor que «lo mejor de lo mejor» que nos pueda ofrecer el Sistema impío! Hemos sido bendecidos con la mejor vida del mundo, el mejor trabajo del mundo, el mejor Amor del mundo y el mejor Señor del mundo; ¡el no va más! ¡Nada puede ser mejor que el Amor de Dios, la Palabra de Dios, la Obra de Dios, los trabajadores de Dios y poder confraternizar con ellos, vivir y trabajar juntos, y amarnos unos a otros en el Reino de Dios, por Él y por las almas! ¡No hay nada mejor en el mundo entero! ¡ASES! Y si ahora no somos tan felices como nos gustaría‚ ¡cuando lleguemos Arriba y veamos los resultados eternos de nuestro trabajo, seremos desde luego felicísimos!

108. ¡Puede que incluso cuando te sientes bien no agradezcas ni alabes suficientemente al Señor por ello! «¡Todo lo que respira alabe al Señor!» (Sal.150:6). ¡Todos podemos alabar más al Señor y ser más positivos! ¡Denle las gracias por la salud que tienen! Agradézcanle por lo fuertes que son y porque no están totalmente incapacitados, lisiados o padeciendo alguna enfermedad mortal o algo así. Podrías estar sufriendo de toda clase de cosas, ¡así que da gracias al Señor por todas las bendiciones que sí tienes! ¡ASES! ¡Ten siempre una actitud positiva y agradecida y no pares de alabar a Jesús!

Señor Jesús‚ Tu Palabra dice que cuando miramos a Ti somos alumbrados y nuestros rostros no son avergonzados. ¡Dice también que cuando este pobre (yo) clame a Ti, me oirás, me salvarás y me librarás de todas mis angustias! (Sal.34:5,6)

Por eso‚ Señor, ¡clamo a Ti ahora de todo corazón y te pido que me oigas, me respondas y me libres, en el Nombre de Jesús! Me doy cuenta de que esas raíces de resentimiento constituyen una infección mortal, ¡y por eso te pido que las desarraigues ahora mismo y te las lleves todas! Te ruego que me libres de toda duda, temor, resentimiento y sentimientos heridos del pasado, o incluso de cosas que estén sucediendo ahora, y que me des la fe para despreocuparme de todo eso y dejarlo en Tus manos, ¡para echar toda mi ansiedad sobre Ti porque tienes cuidado de ! (1Pe.5:7)

Si todavía tengo algunas de esas raíces en el fondo de mi corazón, Señor, por pequeñas que sean, sé que el Diablo las utilizará y agrandará. Por eso, ¡reprendo al Enemigo en ese resentimiento y esa falta de confianza en Ti, y reprendo también toda falta de sumisión a Ti! Ayúdame a ser una vasija sumisa, a no ser la vasija que pregunta al Alfarero: «¿Por qué me has hecho así?»‚ o: «¿Por qué me has hecho esto, me has tratado de esta manera y has permitido que me pase esto, que me causa resentimiento?» «¿Por qué me haces esto ahora?» ¡Ayúdame a ser sumiso, a ser una vasija quebrada y sumisa, dispuesta a hacer cualquier cosa por Ti!

Perdóname todos mis pecados, y haz que no te critique ni critique la manera en que gobiernas mi vida. Que ni siquiera se me ocurra pensar que soy más justo que Tú en ningún sentido, ni que haría las cosas mejor que Tú. ¡Te ruego que me perdones por dudar y murmurar! ¡Es un pecado terrible‚ Señor, porque en realidad mi resentimiento es contra Ti! ¡Te suplico que me ayudes a dejar de hacerlo!

En realidad, murmurar es quejarse de que has hecho mal las cosas, y hacerlo quiere decir que considero que yo sé hacerlas mejor, que soy más justo que Tú, Señor, y eso es ser santurrón, es un pecado terrible. Perdóname y ayúdame a confiar más en Ti. entiendes mejor que nadie todas estas cosas, harás Tu voluntad y a la larga todo será para mi bien, porque te amo.

¡Te ruego, pues, Señor, que perdones todas mis murmuraciones, quejas, lamentos‚ protestas, refunfuños, rezongos y críticas! Ayúdame a aprender a ser verdaderamente agradecido y «dar gracias en todo» (1Tes.5:18), a alabarte en todo y dar gracias por lo que tengo, ¡porque desde luego las cosas podrían estar mucho peor!

¡Te alabo por la vida que me has dado! ¡Te alabo por Tu Amor y por haberme dado un puesto en Tu Familia! Perdóname por las veces en que he murmurado, me he quejado y he rezongado‚ protestado y refunfuñado por esta o aquella cosita cuando pensaba que me debían haber tratado mejor o que me merecía más. ¡Perdóname, Jesús! Haz que sea más agradecido y te alabe por toda Tu bondad y Tu misericordia, en vez de murmurar, quejarme, refunfuñar, protestar y lamentarme de las pequeñas pruebas y batallas que permites que tenga.

¡Haz que siempre te alabe! Y aún cuando venga el Diablo con sus lamentos y protestas, ayúdame a hacerle frente alabándote, a gritar y cantar Tus alabanzas, Señor, y darte gracias por toda Tu bondad, misericordia, Amor, provisión, protección y la vida tan maravillosa que me has dado para que la viva para Ti y para los demás. ¡La mejor vida, la más sensacional, y la que produce mejores beneficios en el Cielo‚ en el Nombre de Jesús! ¡Gracias Señor! ¡Alabado sea el Señor!

¡Gracias por esta vida tan maravillosa, por este mundo tan fabuloso y esta Obra tan fantástica! ¡Gracias, Jesús, por todo esto! ¡Haz que nunca me queje, murmure, proteste, me lamente ni vaya por ahí envenenando a los demás con mis quejas y murmuraciones!

¡Te ruego‚ pues, que me fortalezcas con Tu Palabra y con la Espada de Tu Espíritu para que pueda resistir al Enemigo y combatirlo! ¡Haz que esté debidamente armado contra todos los dardos de fuego del Maligno y contra todas sus dudas, críticas, mentiras, murmuraciones, resentimiento, «pobres de mí» y todas las demás flechas demoniacas de fuego del Diablo!

Haz también que no me resista ni me rebele contra lo que quieras emplear para quebrantarme‚ humillarme, acercarme a Ti y mantenerme unido a Ti. Sé que Tú sabes qué es lo que más me conviene, ¡aunque no siempre parezca que eso es lo mejor para mí, Señor! ¡Es que quieres ver si estoy dispuesto a confiar en Ti, creerte y creer que verdaderamente «todas las cosas ayudan a bien a los que te aman»! (Rom.8:28)

Si me limito a aceptar lo que has hecho en mi vida hasta ahora y lo que quieres hacer ahora en ella‚ sé que todo será mucho más fácil. Si acepto los quebrantamientos, castigos, lecciones y demás, sé que será más fácil; si no me rebelo contra ellos, si simplemente me someto. ¡Ayúdame a no ceder un palmo ante el Diablo, a no permitir que ni una minúscula raíz o brote de amargura quede en mi corazón!

Sé que no puedo contar con que me bendigas y protejas cuando me alejo de Ti, de Tu voluntad, aunque sea espiritualmente en mis pensamientos. ¡Manténme, pues, unido a Ti, y con pensamientos puros y positivos de Ti y de Tu Palabra!

Ayúdame, Señor, a vigilar mis pensamientos y mis palabras y a llenarme el corazón y la mente de Ti y de Tu Palabra para que esté bien protegido, fortalecido y rodeado por Tus ángeles defensores y guardianes que cuidan en todo momento de Tus hijos.

¡Te ruego también que me renueves con Tu maravilloso Espíritu de Amor! Te suplico que me llenes de Tu Espíritu Santo para que tenga el corazón lleno de Tu Amor. Dice Tu Palabra: «Ante todo, tened unos por otros ferviente amor» (1Pe.4:8). Te suplico que me ayudes a no condenar o juzgar a los demás por orgullo o santurronería.

Te ruego que me des más de Tu Amor, de Tu paciencia, de Tu humildad, la cual es sinónimo de amor; que me ayudes a ser pequeño a mis propios ojos. Dame ternura y amor por los demás. Ayúdame a medir y dar a los demás en su regazo con la misma medida que quiero que me des a . Ayúdame a perdonar de veras a los demás sus pecados así como Tú me has perdonado a mí, a tener misericordia de los demás como Tú la has tenido conmigo.

Guárdame del Diablo, que anda por ahí como león rugiente buscando a quién devorar. Sé que día y noche acusa a Tus santos con la intención de dividirlos, de causar subversión, hacer propaganda, mentir, suscitar dudas y temores y lanzar dardos de fuego a base de odio y resentimiento.

¡Haz que sea más como Tú, Jesús! ¡Y que no sea tanto como el Enemigo, como el acusador de los santos, el duro, el cruel, el devorador! ¡Ayúdame a perdonar y tener paciencia‚ a tener misericordia, del mismo modo que quiero que la tengan conmigo, y a tratar a los demás, cuando ellos se equivocan, de la misma forma que quiero que me trates a cuando soy yo el que se equivoca!

Ayúdame a perdonar de corazón a todos aquellos que han hecho que me sienta ofendido o contra quienes he sentido resentimiento o rencor. Te suplico sinceramente eso con respecto a todos los que puedan haberme ofendido o defraudado, o que hayan cometido tal vez errores, o me hayan afectado, alterado u ofendido de alguna manera. Te ruego que me ayudes a perdonar. Te suplico que me perdones. Perdóname mis pecados, así como yo perdone a los que han pecado contra mí. (Luc.11:4)

¡Ayúdame, Señor, a ser más sencillo y más como un niño en cuanto a estas cosas! Tu Palabra dice que en nuestro modo de pensar seamos hombres‚ pero en la malicia seamos niños (1Cor.14:20). Así pues, aunque a veces me ofenda, ayúdame a dejarlo pasar y olvidarme enseguida. ¡Haz que no guarde rencor a la gente, que no siga ofendido! Ayúdame a cortar de raíz esos pensamientos susceptibles antes de que tengan oportunidad de amargarme de alguna manera. Haz que de verdad perdone, olvide y ame. Ayúdame a llevar la vida de la forma más sencilla posible‚ a vivir con sencillez sin intentar complicarme y llevar la cuenta de cuántas veces me han ofendido, quién y todo eso.

¡Ayúdame, líbrame ya y desarraiga toda semilla o raíz maligna de resentimiento‚ envidia u odio! ¡Así seré librado, estaré libre y tendré más libertad para continuar con mayor convicción aún y cumplir el cometido que me has llamado a hacer! ¡Ayúdame a «despojarme de todo peso y del pecado que me asedia», para que verdaderamente pueda correr Tu carrera‚ para Tu gloria!

Soy consciente, Señor, de que no es una cosa que se hace de una vez por todas‚ sino que constantemente tengo que renunciar en mi corazón a todas esas tentaciones y pensamientos negativos‚ renunciando en todo momento a las viejas maneras de hacer las cosas y despojándome de todos esos pesos y obstáculos. Cada día tengo que desechar la voz del Diablo y las tentaciones con las que intenta llamarme y hacerme caer otra vez en mis antiguas costumbres, forma de hacer las cosas y servidumbres. ¡Ayúdame a renunciar a eso y no cejar en la lucha! ¡Gracias, Señor, por librarme! En el Nombre de Jesús, amén.

Metas para 1998

CM 3160:54-60, BN 765

54. (Peter:) ¡Al Señor le encanta la alabanza! Él habita en las alabanzas de Su pueblo. Por eso creo que nos perderíamos algo importante si no hiciéramos un compromiso personal de aprender a alabar más, a alabar sin cesar.

55. El Señor quiere que lo alabemos en todas las situaciones, sobre todo cuando no nos apetece. Si cultivamos el hábito que tenemos ahora de alabar al Señor regularmente, creo que podremos hacer muchos progresos en eso de aprender a convertir cualquier pensamiento triste, negativo o escéptico en evocaciones de alabanza y acción de gracias. Incluso cuando comencemos a salirnos del espíritu‚ a ponernos criticones o a quejarnos -sea verbalmente o para nuestros adentros-, si hacemos el esfuerzo de pensar en nuestras bendiciones, de fijarnos en todo lo bueno y concentrarnos en todo lo que hace el Señor por nosotros y de cuántas formas nos ha guardado, bendecido, prosperado y protegido, me parece que eso nos ayudaría mucho a superar las malas costumbres que podamos tener de reaccionar de forma negativa‚ murmuradora o incluso indiferente.

56. Esto me hace recordar esa anécdota de Dichos y Hechos sobre el predicador Alexander Whyte, al que se le conocía por alabar mucho en sus oraciones. Siempre encontraba algo que agradecer al Señor, aun cuando las cosas iban mal. Una mañana de tormenta un feligrés pensó: «En un día tan feo como este el predicador no tendrá nada que agradecerle a Dios». Pero igual empezó su oración diciendo: «Te damos gracias, Señor, porque no todos los días son como este». ¡Eso sí que es un buen ejemplo de ver las cosas con actitud positiva y de alabanza! (Dichos y Hechos 1, pág.265:20.)

57. Yo creo que si se lo pedimos al Señor con toda nuestra fuerza y nos lo proponemos‚ todos podríamos acostumbrarnos a alabar mucho más. Así no sólo pondríamos mucho más contento al Señor, ¡sino que también nos pondríamos mucho más contentos todos nosotros!

58. ¡La alabanza es poderosa! El Señor desea nuestra alabanza. Esforcémonos todos bastante durante este año por alabar más; por sustituir los pensamientos negativos con pensamientos positivos, de gratitud y alabanza. Procuremos también lo más posible glorificar al Señor cuando hablamos y en nuestros intercambios con los demás, igual que hizo el predicador Whyte, alabándolo y reconociendo Sus bendiciones en vez de quejarnos, deprimirnos o reaccionar de forma negativa.

59. Cuando oramos para decidir si incluíamos entre las metas del año orar más y alabar más, el Señor nos dijo:

60. (Jesús:) Todo esfuerzo que hagan Mis hijos por aprender a orar más en todo, por tener una mayor actitud de oración y aprender a alabar sin cesar‚ estará bien empleado. Es cuestión de autodisciplina. Es cuestión de tomar conciencia de lo necesario que es. Es cuestión de tomárselo en serio y desear cultivar esos hábitos. Si lo hacéis, si lo tenéis siempre muy presente, si os esforzáis de verdad y además os lo recordáis unos a otros, poco a poco haréis progresos y os iréis acostumbrando a orar y alabar frecuentemente, que es lo que deseo que hagáis. (Fin del mensaje.)

Muéstrame el dinero

CM 3462:422-428, BN 1050

422. (Jesús:) Muchas de ustedes, esposas Mías, se han vuelto muy confianzudas con Mis bendiciones. Llevan muchísimos años acostumbradas a que les dé dinero, provisiones, equipo, alojamiento y mucho más, pero se olvidan de darme las gracias. Pasan por alto muchas de las pequeñas bendiciones y obsequios que les otorgo cada día. Dan por descontados Mis milagros y no me alaban ni dan gracias en la medida que deberían. ¿Cómo creen que me siento con eso? ¡Como si no me apreciaran, no me prestaran atención ni les importara! Cuando no agradecen lo que tienen‚ no siento deseos de darles más.

423. No dan importancia a Mis bendiciones, siempre quieren más y exigen bendiciones cada vez mayores y mejores, así como más dinero para sus necesidades. Olvidan‚ sin embargo‚ que lo que me agrada es la alabanza, aun cuando tienen que pasar estrecheces. Cuando me alaban por cada bendición -por grande o pequeña que sea-, me motivan a darles más. Cuando sé que están agradecidos y me dan la gloria y el honor por todo, siento deseos de darles más. Me deleito en ello y no puedo menos que mimarlos con atenciones, pues me encanta hacerlos partícipes de Mis riquezas.

424. También me fijo en cómo cuidan de las bendiciones materiales que les he dado. ¿Abusan de sus vehículos y descuidan su mantenimiento? ¿Son un oprobio para su Hogar y para Mi Nombre? ¿Tienen la casa sucia y descuidada? Cuando algo se descompone y es un mal testimonio, ¿lo arreglan o dejan que se deteriore hasta que no tenga remedio?

425. ¿Qué hacen con lo que les proveo? ¿Refunfuñan y se quejan porque no es su comida favorita o porque tienen abundancia de algo, pero no la variedad que les gustaría? ¿Despilfarran lo que les doy, sea comida, dinero o tiempo? ¿Tiran el dinero que les doy, pensando que como Míos son los millares de animales en los collados y la riqueza de todas las minas, siempre podré darles más? ¿Han olvidado lo que significa ser ahorrativo?

426. Es cierto que soy un Esposo rico y me sobran las bendiciones, pero no echo dinero en saco ni bolsillos rotos. Invierto la mayor cantidad donde sé que se va a emplear e invertir al máximo en Mi obra, donde sé que cada centavo contará y se empleará con sensatez. Doy a quienes sé que serán buenos administradores y custodios de lo que necesiten para servirme.

427. ¿Cómo cuidan de lo que les he dado? ¿Cuánto me alaban y dan gracias por Mis milagros de provisión? ¿Se han acostumbrado tanto a que les dé que ya no aprecian ni reconocen Mi generosidad? ¿Se han vuelto como niños malcriados que quieren tomar, acaparar y recibir, pero que casi nunca dan las gracias? Hagan detenidamente balance de su vida y su Hogar. ¿Apreciarán y cuidarán lo que les doy, o dejarán que se eche a perder‚ se deteriore‚ pudra, destruya y acabe por arruinarse?

428. Yo no me dedico a tirar dinero ni obsequios por la ventana. Lo que pretendo es edificar obras duraderas, invertir en Hogares que realmente cumplan su obligación de ganar al mundo, y hacer llover bendiciones sobre quienes aprecien cada gota. (Fin del mensaje.)

El arte de la guerra, 2ª parte

CM 3533:224-230, BN 1131

224. (Jesús:) Quiero contarles varias cosas sobre la alabanza que quizá no se les hayan ocurrido.

225. La primera es que cuando me alaban un poder sobrenatural rodea su espíritu. No entienden mucho sobre el plano espiritual y que en él las ubicaciones, el tiempo y el espacio están sujetos a reglas diversas. Pero si son capaces de aceptarlo, la alabanza habita en los lugares más elevados del Cielo, y cuando alaban, su espíritu queda rodeado por esos atributos del Cielo: poder espiritual, felicidad, paz y protección contra los ataques del Enemigo.

226. La segunda es que cuando se quejan, dudan‚ albergan pensamientos negativos y, sobre todo, expresan esas cosas, lo que hacen es abrir puertas, ni más ni menos, para que el Enemigo entre a su ambiente. De modo que‚ por un lado‚ la alabanza constituye una protección contra el Enemigo, y no solo protege el espíritu de ustedes, sino que brinda además cierto grado de protección en su entorno físico, mientras que las actitudes y palabras negativas crean lo que podría compararse con una autopista muy amplia que diera acceso al Enemigo.

227. Si el Hogar rebosa alabanzas, gratitud y palabras que me glorifiquen, honren y ensalcen, cuenta con una gran medida de protección contra el Enemigo, no solo para el espíritu de todos, sino para el lugar en el que estén: su casa y los medios de transporte que tomen, estén donde estén. Es otro de los beneficios de la alabanza y una muestra de cómo forma parte de su armadura y su arsenal espiritual ofensivo.

228. En cuanto a su función como arma preventiva, muchas veces pueden mantener al Enemigo y a cualquier otro mal espíritu alejado de ustedes o del lugar donde viven con un espíritu de alabanza. Si me alaban constantemente en espíritu y siempre tienen actitud agradecida, al mal le cuesta hacer lo que quiera con ustedes. Tienen que darse cuenta de que el temor, la murmuración, las palabrotas, las quejas y otras cosas por el estilo abren al Enemigo puertas, sin exagerar, para introducirse entre ustedes. Por eso, mantener una actitud edificante, un espíritu de alabanza, es como alzar el puente levadizo: el Enemigo no tiene forma de entrar a la morada de ustedes. No hablo solo en un sentido espiritual al decir su morada; en este caso me refiero más a sus vehículos, su casa, la carretera por la que transitan; no solo su morada espiritual, sino también el lugar físico. Pueden, en efecto, mantener alejado al Enemigo de esos lugares físicos con una actitud de alabanza.

229. Si en todo lo que hacen rebosan una actitud de alabanza que se difunda por dondequiera que van, el Enemigo no tendrá forma de introducirse. A veces lo intentará, y puede que los zarandee, pero si mantienen en alto los brazos espiritualmente, como Moisés, no encontrará por dónde entrar al terreno que han hecho suyo, sea la carretera por la que transitan, la tienda a la que entran o la casa en que viven.

230. La alabanza es un arma ofensiva y preventiva que puede derrotar a todo enemigo, y hasta mantener al Enemigo fuera del territorio de ustedes, ¡así que úsenla! Es potente, valiosa e inestimable. Una de las armas principales que les he dado a ustedes, Mi ejército del Fin que se está adiestrando.

Sin rodeos‚ 13ª parte

CM 3536:56–83, BN 1127

Pobre de mí

La cuestión:

56. (Mamá:) Algunos consideran que les ha tocado una vida peor que la de otros y tienden a expresarlo con frecuencia. Critican a los demás y restan importancia a las dificultades que pasan ellos‚ haciendo que parezcan insignificantes, pues les parece que las batallas de ustedes son peores. Expresan abiertamente que su situación es mucho más difícil y dan a conocer que les cuesta mucho más que a otros lidiar con los cambios.

57. Si hay que hacer algo, acceden de mala gana, y solo después de dejar claro de un modo quejumbroso y falto de disposición las diversas razones por las que a ustedes les costaría mucho más que a otros. Adoptan fácilmente una actitud criticona; les parece que trabajan mucho y que los demás son perezosos. A algunos les parece que su suerte en la vida es sufrir un martirio espiritual, que Dios les dificulta a propósito la vida, así que deben de ser mejores, porque han sufrido más pruebas y mayores batallas, ya sean ataques espirituales, enfermedades u otras cosas.

58. Procuran dar la impresión de estar dispuestos, pero muchas veces les sale el tiro por la culata porque no tienen la debida motivación y quieren elogios por sus buenas obras. Los oprimen cargas y preocupaciones que ustedes mismos se han impuesto, pero tienden a echar la culpa de sus dificultades al trabajo, a las personas con las que conviven, a sus pastores, al Hogar y hasta al Señor. Su actitud egocéntrica y de autocompasión los deprime y es una lata para los demás. Es difícil salir de ese lamentable estado‚ porque desde su perspectiva la vida es más difícil para ustedes y los nuevos retos son una pesadez.

Lo que piensa Dios:

59. (Papá:) El Señor obra de un modo justo y ecuánime en la vida de cada persona, según lo que sabe que necesita y puede soportar. No permite que nadie esté sobrecargado de problemas mientras otro lleva una carga sumamente ligera. Obra de un modo distinto con cada uno, y por ser omnisciente sabe de sobra qué es lo mejor. La cuestión, en resumidas cuentas, es que esa actitud es síntoma de orgullo e insumisión.

60. Está mal hacerse el mártir y ventilar continuas quejas, lo cual en muchos casos no refleja con exactitud las dificultades que experimentan ni las cargas que llevan, y por el contrario denota un espíritu de murmuración y de quejarse de que Dios es injusto en las pruebas que envía a cada uno.

61. No ganan nada con expresar constantemente sus pruebas, jactarse de lo mucho que dan y se sacrifican, tratar de felicitarse a sí mismos y de conseguir que les tengan lástima, mientras derriban a los demás. ¡Esa actitud de autocompasión no es más que un espíritu de orgullo! Es buscar excusas‚ una razón para no tener que hacer lo que el Señor les pide‚ y si siguen por ese camino los llevará a una falta de disposición espiritual, a la insumisión y a más murmurar y desesperarse. Se volverán tercos y se rebelarán contra el plan del Señor para ustedes; siempre estarán señalando a otros o a otras situaciones y culpando a todos menos a ustedes mismos.

62. No quieren reconocer que no desean cumplir su deber y que son orgullosos; se ofenden cuando se les insinúa que si se pusieran a hacer algo, alabar al Señor por todo lo que trae a su vida y encararan el problema, mejoraría la situación. En vez de eso, invitan a tomar café al Enemigo; les cuentan sus penas a Don Dudas‚ a su señora y todas sus duditas, y ellos les ayudan a enumerar sus problemas.

63. ¡Ándense con cuidado, amados! Cuando se permiten adoptar esa actitud de pobre de mí, le dan lugar al Diablo. ¡Ni más ni menos!

64. La vida al servicio del Señor exige sacrificio. Él nunca prometió una vida cómoda y fácil. Prometió los rigores de la batalla‚ que habría que renunciar a las preferencias personales, sacrificarse y entregárselo todo a Él. Quiere que estén dispuestos a aprender de las situaciones amargas de la vida. Quiere que le entreguen su propia voluntad a fin de cumplir la de Él.

65. ¿Han perdido de vista el objetivo? ¿Han olvidado que su vida debe ser un sacrificio vivo al Señor? La vida del discípulo debe ser un testimonio de fe, sacrificio, obediencia, sumisión, humildad y amor.

66. ¿Qué fue de su espíritu de alabanza y su gozo del Señor? ¿Tienen la antena apuntada hacia arriba? ¿O apunta hacia abajo, hacia el estiércol y el fango de su propio y apestoso yo? Recuerden esa breve cita que dice: «Si uno empieza a fijarse en sí mismo, se empieza a desanimar cada vez más de tanto pensar y pensar, ¡porque se pone a apestar, apestar y apestar!» ¡Su espíritu de autocompasión y su idea de que lo hacen todo ustedes mismos son una porquería! Cuando se esfuerzan tanto apoyados en el brazo de carne por que parezca que están dispuestos, pero su espíritu no tiene ni el menor deseo de estarlo, no es más que hojarasca; obras humanas huecas. No permiten que el Espíritu del Señor los posea y derrame a través de ustedes, que les llene la mente, el corazón y el espíritu del gozo de su salvación.

67. Es parecido a lo que hacían los escribas y los fariseos, que trataban de cumplir con cada jota y cada tilde de la ley para hacer ver que amaban al Señor y cumplían Su Palabra. Y era pura palabrería, porque no ponían la doctrina por obra, no vivían con amor y la energía del Espíritu no corría por sus venas. Eran hipócritas huecos, satisfechos de sí mismos y criticones empapados de una actitud de superioridad moral. ¡No sean como ellos!

68. Han leído cantidad de veces en la Palabra que las batallas y pruebas de la vida son buenas para ustedes; les infunden una riqueza espiritual que no pueden obtener de ningún otro modo. Sin embargo, ustedes quieren demostrar que son resistentes y pueden hacer frente a las batallas solos. En vez de dejar que el Señor obre a través de ustedes, se apoyan en sus propias obras, que acaban siendo meras obras muertas. Les falta gozo espiritual, felicidad en sus sacrificios y fe en las promesas del Señor. Y peor aún: tienen en menos a los que sí gozan de esas cosas. Dicen que les ha tocado mejor suerte que a ustedes. Se enorgullecen de sus propios sacrificios. Tienen una actitud incorrecta y se someten a un espíritu indebido. Les echan la culpa de todos sus problemas a otras cosas o personas, en vez de remontarse por encima de ellos.

69. Siempre tendrán que encarar dificultades en el servicio al Señor; hay batallas difíciles que ponen a prueba su fe; tendrán que sacrificarse, y a veces tendrán que dar hasta que les duela, pero a cambio lo recibirán todo. David Livingstone dijo: «Nunca hice un sacrificio por Dios». Lo que recibirán a cambio superará con creces todo sacrificio que puedan hacer. Obtendrán el gozo del Señor, Sus bendiciones por ser generosos y Sus recompensas por los sacrificios que hicieron.

70. No hay punto de comparación cuando se ve desde esa perspectiva, porque el Señor no solo recompensa a los que dan con alegría en esta vida, sino que ya está acumulando recompensas aún mayores que pondrá a los pies de ustedes cuando lleguen acá arriba. Pero no puede recompensarlos plenamente por actos que lleven a cabo por los demás a regañadientes. No puede derramar las bendiciones que trae la sumisión cuando no se entregan de buena gana y con alegría.

71. Cuando actúan con esa actitud de autocompasión‚ lo atan de pies y manos. Cuando no tienen una actitud dispuesta y siguen adelante solo porque lo marca el deber o porque quieren que los demás vean sus buenas obras, le ponen límites, y Él no puede satisfacer su espíritu con una medida plena de gozo y alegría. ¡Al diablo con sus buenas obras y sus lastimosos intentos de obrar bien apoyados en el brazo de carne! ¡Da asco!

72. Vivan por el Señor, por esta Familia y por las ovejas perdidas motivados tan solo por el deseo de agradarlo a Él. Dejen de tratar de demostrar su valía haciendo alarde de sus sacrificios. Cuando lo hacen‚ invalidan los mandamientos del Señor, los de entregarse a él de buen grado, sacrificarse y entregarle la vida por entero.

73. Sin amor, ninguna de sus obras vale nada. Cuando su espíritu no está dispuesto, cuando se quejan de lo que les ha tocado en la vida, cuando rezongan por las pruebas que Él permite, cuando se consideran en peor situación que otros, pierden la motivación del amor para obedecer al Señor y entregarse por mucho que les duela o mucho que les pida.

74. Dios aplica presión a nuestra vida como lo juzga conveniente. ¿Quiénes son ustedes para poner en duda lo que hace? ¿Quiénes se creen que son para suponer que saben más que Él? ¿Quiénes se creen para decir que es injusto en Su trato con ustedes? No están captando la idea.

75. Vivan como discípulos, como personas que se entregan de lleno cueste lo que cueste. El verdadero discípulo no pone en tela de juicio las indicaciones de su Maestro Jesús; obedece por amor y respeto. Confía en que Él tiene un plan, conoce su condición, permite que sucedan ciertas cosas y dispone para ellas según lo que sabe que más conviene. El discípulo sabe que no puede hacer un sacrificio por Dios; sabe que todo redunda en bien para los que aman al Señor, que hay un plan estupendo que Él quiere llevar a cabo en su vida, aunque no lo comprenda en el momento. Sabe y cree que las leves tribulaciones y pruebas que padece son momentáneas, y que producen en él un cada vez más excelente y eterno peso de gloria‚ y alaba al Señor por ello.

76. ¿Eres discípulo o no? Si lo eres, deja que Dios tome las riendas de tu vida. Deja de fingir que te sometes cuando retienes. O confías en Dios con todo tu ser, o no confías realmente en Él.

77. Si te calza el guante, pide ayuda. No tienes que vivir ni un día más con un espíritu de queja, murmuración y orgullo. ¡Llama a tus cónyuges, pide que te impongan las manos, y libérate de tu pesado y viejo yo! Ponte a alabar al Señor y sigue haciéndolo hasta que la alabanza te saque del pozo en que trata de mantenerte el Diablo.

78. El Señor puede cambiar tus actitudes. Puede transformar tu espíritu mediante el poder de las llaves. No te demores, pide oración y empieza a alabar hoy mismo‚ porque te necesitamos, el Señor te necesita, ¡y el mundo también te necesita! Las llaves del cambio pueden sacarte adelante. Da el primer paso‚ y el Señor hará lo que tú no puedas. Invoca las llaves de la aceptación, el cambio que deseas, ¡y lo obtendrás! ¡Pídele al Señor que lo haga ahora mismo!

En resumen:

79. (Mamá:) La vida es justa y Dios es bueno. Él sabe lo que hace cuando distribuye las cargas y pruebas que considera apropiado permitir en la vida de cada uno de nosotros. Él sabe exactamente lo que necesitamos y obra de un modo distinto en la vida de cada uno. Si van por ahí pregonando las pruebas y tribulaciones que soportan, si se congratulan a sí mismos porque creen que dan y se sacrifican tanto‚ si critican y rebajan a los demás, si han caído en una actitud de pobre de mí y autocompasión, si ceden al orgullo‚ si rezongan‚ se quejan y se arrastran hacia abajo a sí mismos llevándose consigo a otros, si se apoyan en sus propias obras, si les faltan gozo, felicidad y fe, si se quejan de que otros tienen una situación más fácil que ustedes, si se les suben los humos a la cabeza y les echan la culpa de todos sus problemas a otras cosas o personas, necesitan ayuda y liberación. No esperen, pidan oración ¡y salgan de esa horrible trampa del Enemigo!

80. Para ustedes es difícil salir de ese estado, pero no es demasiado difícil para el Señor. Para eso está el poder de las llaves. No esperen ni un minuto más, ¡comiencen a alabar e invocar las llaves hoy mismo!

81. Y aunque no tengan tendencia a deprimirse‚ este mensaje sigue siendo importante para ustedes. Los sacrificios son parte de nuestra vida por el Señor, y tenemos que hacer lo que nos pide con alegría y gratitud de corazón, no murmurando y quejándonos. En parte, ser discípulo es tener una mentalidad positiva y aceptar los sacrificios con alegría. ¡Procuremos, pues, tener una actitud mejor! Es un aspecto en que nuestro Esposo nos puede ayudar a todos a mejorar y que transformará para bien nuestra vida y la de quienes nos rodean.

Promesas de las llaves:

82. Las llaves de la vida nueva, la alabanza, la alegría y el gozo tienen la potencia suficiente para sobreponerse a la actitud de autocompasión. Te permiten experimentar una transformación total.

83. Invoca las llaves de la liberación cuando te invadan el orgullo, la autocompasión, la actitud criticona y el descontento, y Mi luz ahuyentará las tinieblas y te devolverá el gozo de tu salvación.

Alabanza = respuestas, soluciones, progresos, poder y Victoria

CM 3539:6-9‚ Enlaces nº1

6. (Jesús:) El Diablo, el Enemigo de su alma, detesta a más no poder que se valgan de la eficacia de la alabanza positiva. Lo hiere de varias formas, porque alabar tiene el efecto de fortalecerlos tanto física como espiritualmente‚ a la vez que atrae Mis bendiciones a raudales. Además, Satanás detesta oír sus alabanzas. Le producen tanto a él como a sus secuaces un dolor inimaginable, y a pesar de lo insistentes que suelen ser ellos, terminarán por huir tapándose los oídos con las manos. De la misma forma que pensar positivamente ayuda a eliminar los venenos del organismo, alabarme contribuye a eliminar al Enemigo y frustra sus esfuerzos para desanimarlos.

7. A eso se debe que Satanás se empeñe en desanimarlos o convencerlos para que se quejen. Es que produce exactamente el efecto contrario a la alabanza positiva. Por muy injustas que consideren las circunstancias‚ si ceden al deseo de quejarse y consideran que merecen sumirse un poco en el abatimiento, enojo o frustración, lo que hacen en realidad es construir un agradable rinconcito donde el Enemigo pueda sentirse a sus anchas. Le fascina. Viene, se instala y se divierte de lo lindo.

8. Cuanto más tiempo le permitan quedarse, más les costará remontarse. No crean que pueden continuar pensando negativamente por un tiempo sin que tenga ninguna consecuencia, y que más adelante -cuando se sientan con ganas- podrán ponerse a alabarme, porque para entonces ya le habrá causado daño a su espíritu y posiblemente haya dado lugar a que el Enemigo influya también en otras personas. Cuando deciden no alabarme, el Diablo puede servirse de su boca como vehículo para difundir el pesimismo, el desaliento y la desunión

9. ¡Así que no le den lugar! Cuando el Enemigo los tiente a disfrutar aunque sea de un poco de pesimismo es precisamente el momento de aporrearle con ganas y ponerse a alabarme con denuedo y entusiasmo. Esos son los contraataques que no aguanta el Enemigo. Devuélvanle el golpe con prontitud y verán como huye aullando como un perro. Verán como se sienten muchísimo mejor tanto física como espiritualmente.

DJCC

DJCC 1:333

¡Oh‚ que Mis hijos fueran hijos que alaban! ¡Oh, que tuvieran constantemente una palabra y una canción de alabanza en el corazón y en los labios! Cuando alabáis puedo envolveros en Mi Espíritu. Eso ayuda a rechazar los asaltos de las dudas, temores y preocupaciones con que el Maligno os ataca mentalmente. La alabanza otorga gran fortaleza, porque hace que vuestros pensamientos permanezcan en Mí. Es necesario que Mi pueblo alabe siempre y no desfallezca, y que no se canse de hacer el bien.

¡La alabanza es importantísima! ¡La alabanza es un don preciado! ¡La alabanza es de gran estima! ¡La alabanza es la usanza del Reino! La alabanza se opone a los caminos del mundo. El Diablo sujeta a sus hijos a esclavitud por medio del temor, la ansiedad, las contiendas, el resentimiento y la murmuración. ¡Mas Yo anhelo conducir a Mis hijos a la libertad por medio de la alabanza y la acción de gracias!

Hallo gran complacencia en las alabanzas de Mis hijos. Así como vosotros os agradáis de los cumplidos y elogios de vuestros amantes, Yo me regocijo en gran manera en la alabanza de Mi Esposa. A medida que me alabéis por las bendiciones que os otorgo, por todo lo que os proveo, por Mi protección, por las palabras de amor que os dirijo, por la guía y orientación que os doy, ¡abriré las ventanas de los Cielos y derramaré estas cosas con mayor abundancia aún! (CM 3055)

Manual de la Palabra

Gratitud: 1-6

Alabar y dar gracias en vez de murmurar y quejarse.

1. Tener una actitud de profundo agradecimiento:

A. El Señor desea y espera que seamos agradecidos:

Sal.50:14aSacrificio ofrece a Dios de acción de gracias (BJ).

Sal.95:2Con acciones de gracias vayamos ante Él (BJ).

Sal.100:4bDadle gracias (BJ).

Sal.140:13Sí, los justos darán gracias a Tu nombre (BJ).

Efe.5:20Dando siempre gracias por todo a Dios.

Col.3:15bSed agradecidos.

1Tes.5:18Dad gracias en todo, porque esta es la voluntad de Dios.

B. Debemos contentarnos:

Fil.4:11Contentarme, cualquiera que sea mi situación.

1Tim.6:8Teniendo sustento y abrigo, estemos contentos con eso.

1Tim.6:6Gran ganancia es la piedad acompañada de contentamiento.

Heb.13:5Contentos con lo que tenéis.

(V. también Pro.15:16‚17.)

C. Apreciar debidamente las bendiciones de Dios:

Sal.68:19Bendito el Señor; cada día nos colma de beneficios.

Sal.103:2Bendice... al Señor, y no olvides ninguno de Sus beneficios.

Luc.17:12-18¿No son diez los (leprosos) que fueron limpiados? Y los nueve, ¿dónde están? No hubo quien volviese y diese gloria a Dios sino (uno).

D. Acordémonos siempre de agradecer a Dios por sus bendiciones:

2Sam.22:49,50Me libraste... por eso te daré gracias (NBI).

1Cró.16:8Dad gracias al Señor... divulgad entre los pueblos Sus hazañas (BJ).

Sal.136:1-3Dad gracias al Señor... porque es eterno Su amor (BJ).

1Cor.15:57Gracias sean dadas a Dios, que nos da la victoria.

2Cor.2:14A Dios gracias, el cual nos lleva... en triunfo.

(V. también Sal.26:7; 107:22.)

2. Alabar al Señor:

A. Se nos exhorta a alabar al Señor:

Sal.107:8Alaben la misericordia del Señor, y Sus maravillas.

Sal.18:3El Señor... es digno de ser alabado.

Sal.22:3(Dios) habita entre las alabanzas de Israel.

Sal.66:8Bendecid, pueblos‚ a nuestro Dios, y haced oír la voz de Su alabanza.

Sal.67:3Oh Dios, todos los pueblos te alaben.

Sal.100:4Entrad por Sus puertas con acción de gracias, por Sus atrios con alabanza.

Sal.103:1Bendice, alma mía‚ al Señor‚ y bendiga todo mi ser Su santo nombre.

Sal.113:1Alabad, siervos del Señor.

Sal.117:1Alabad al Señor, naciones todas‚ pueblos todos.

Sal.147:1Alabad al Señor, porque... hermosa es la alabanza.

Sal.150:6Todo lo que respira alabe al Señor.

Heb.13:15Ofrezcamos siempre a Dios... sacrificio de alabanza... fruto de labios que confiesan Su nombre.

1Pe.2:9Anunciar las alabanzas de Aquel que os ha llamado (BJ).

(V. también Sal.50:23; 148:todo; 150:todo.)

B. Alabar al Señor con cantos:

Sal.30:4Cantad al Señor... y celebrad.

Sal.69:30Alabaré yo el nombre de Dios con cántico... con alabanza.

Sal.92:1Bueno es... cantar salmos a Tu nombre.

Sal.98:1Cantad al Señor cántico nuevo.

Sal.147:1Alabad al Señor... porque suave y hermosa es la alabanza.

Efe.5:19Cantando y alabando al Señor en vuestros corazones.

Col.3:16Cantando con gracia en vuestros corazones al Señor.

C. Alabar al Señor alegremente:

Sal.5:11En Ti se regocijen los que aman Tu nombre.

Sal.95:1Aclamemos alegremente al Señor; cantemos con júbilo.

Isa.51:3bAlegría y gozo, alabanza y voces de canto.

Jer.30:19Saldrá de ellos acción de gracias‚ y voz de nación que está en regocijo.

(V. también Sal.100:1; Jer.33:11.)

3. Adoptar permanentemente una actitud de alabanza:

Heb.13:15Ofrezcamos siempre a Dios... alabanza... labios que confiesan Su nombre.

Sal.34:1Bendeciré al Señor en todo tiempo; Su alabanza estará de continuo en mi boca.

Sal.35:28Mi lengua hablará de Tu... alabanza todo el día.

Sal.71:8Sea llena mi boca de Tu alabanza... todo el día.

(V. también Sal.30:12b; 72:15b; 79:13; 104:33; 113:3.)

4. Dios prohíbe murmurar (quejarse):

Jn.6:43Jesús les dijo: No murmuréis entre vosotros.

1Cor.10:10Ni murmuréis‚ como algunos de ellos murmuraron.

Fil.2:14Haced todo sin murmuraciones y contiendas.

(V. también Sal.144:14.)

5. Causas de la murmuración:

A. Ingratitud por lo que Dios nos ha dado:

Núm.11:4-6,18Nos acordamos del pescado... los pepinos, los melones, los puerros... y ahora... nada sino este maná.

Núm.21:4,5No hay pan... y nuestra alma tiene fastidio de este (maná).

B. Falta de fe en que Dios proveerá a nuestras necesidades:

Éxo.16:2,3Toda la congregación... murmuró contra Moisés... en el desierto [cuando se acabó la comida].

Éxo.17:1–4El pueblo tuvo... sed, y murmuró... nos hiciste subir de Egipto para matarnos de sed.

(V. también Éxo.15:23,24.)

C. Falta de fe en la Palabra de Dios y Su poder:

Sal.106:24,25No creyeron a Su Palabra, antes murmuraron.

Jn.6:60-66Muchos de Sus discípulos dijeron: Dura es esta palabra... Sus discípulos murmuraban... muchos... volvieron atrás.

D. Darse por vencido y perder las esperanzas:

1Sam.27:1Dijo David: «Seré muerto algún día por la mano de Saúl».

1Re.19:1–4,10Elías... deseando morirse.

Jer.20:14-18Maldito el día en que nací... ¿Para qué salí del vientre? ¿Para ver trabajo y dolor?

Jon.4:1-9Jonás oró: Te ruego que me quites la vida; porque mejor me es la muerte que la vida.

(V. también Job 7:6,11; 10:1.)

E. Falta de fe en que Dios nos ama:

Deut.1:27Murmurasteis diciendo: Porque el Señor nos aborrece, nos [trajo a Canaán] para destruirnos.

(V. también Sal.73:13,14; 77:1-9.)

F. Creer que Dios está distante y no nos escucha:

Job 23:2-9Hoy también hablaré con amargura; quién me diera el saber dónde hallar a Dios. No lo percibiré.

Sal.10:1¿Por qué estás lejos, oh Señor, y te escondes?

(V. también Sal.13:1; 22:1,2.)

G. Juzgar farisaicamente a los demás:

Mar.14:4-10¿Para qué se ha hecho este desperdicio?... porque podía haberse vendido... y murmuraban... Judas... fue para (entregar a Jesús).

Luc.15:2Los fariseos murmuraban: Éste a los pecadores recibe.

Luc.19:7Al ver esto [los fariseos], todos murmuraban: [ha] entrado a posar con un hombre pecador.

6. Por qué es peligroso murmurar:

A. Murmurar irrita a Dios:

Núm.11:1El pueblo se quejó a oídos del Señor... y ardió Su ira, y... fuego... [los] consumió.

Núm.11:10,33[Los israelitas se lamentaron de no tener carne] y la ira del Señor se encendió en gran manera... e hirió el Señor al pueblo.

Núm.21:4-6Habló el pueblo contra Dios... y el Señor envió entre el pueblo serpientes ardientes... y murió mucho pueblo.

1Cor.10:10Ni murmuréis, como algunos de ellos [los israelitas] murmuraron, y perecieron por el destructor.

(V. también Núm.17:10.)

B. Puede que Dios tome en serio lo que decimos:

Núm.14:1,2Se quejaron... todos los hijos de Israel... en este desierto ojalá muriéramos.

Núm.14:26-35Según habéis hablado... así haré Yo con vosotros. Vuestros cuerpos caerán en este desierto... cuarenta años.

C. Toda murmuración, en el fondo, es contra Dios:

Éxo.16:7Vuestras murmuraciones (son) contra el Señor; porque nosotros (Moisés y Aarón), ¿qué somos, para que vosotros murmuréis contra nosotros?

Éxo.16:8Vuestras murmuraciones no son contra nosotros, sino contra el Señor (v. también vers.9-13).

Núm.16:11Os juntáis contra el Señor; pues Aarón, ¿qué es, para que contra él murmuréis?

D. Hace que los demás también murmuren:

Núm.11:4,5[La multitud que se mezcló con ellos anhelaba comer carne, y al poco tiempo todo el campamento comenzó a murmurar.]

Núm.13:30-32; 14:36,37(Los espías) habían hecho murmurar... a toda la congregación... habían hablado mal (v. también Deut.1:27,28).

© La Familia Internacional‚ 2006