April 14, 2006
(CM 3591, BN 1172)
DF/MM/MC Febrero 2006
CM 1383:44, 71-74, BN 36
(Papá:) «Todos los que habían creído estaban juntos, y tenían en común todas las cosas»; ¡lo compartían todo! ¡Hace pensar en el comunismo! El auténtico comunismo sólo puede darse con la influencia del Espíritu Santo, cuando se tiene amor y paciencia con los demás, ¡cuando uno está dispuesto a sacarse la comida de su boca para que los demás también puedan comer! «Y vendían sus propiedades y sus bienes‚ y lo repartían a todos según la necesidad de cada uno.»
¿Creen que Dios tiene un plan económico para la iglesia? ¡Pues claro que sí! Ya lo hemos mencionado en el 2º capítulo, versículos 44 y 45: «¡Todos los que habían creído estaban juntos‚ y tenían en común (compartían) todas las cosas!» Vivían juntos, y lo compartían todo juntos; y los que tenían propiedades las vendían y las compartían con los demás, según la necesidad de cada uno.
«Cada cual según su habilidad»‚ según lo que tenga, «y para cada uno según su necesidad»‚ ¡según lo que necesite! ¡Ese era el plan económico de Dios para la Iglesia! «¡Bah -me dirán-, eso sólo se hizo entonces!» Pues lo vuelve a repetir en el capítulo 4: «Hablaban con denuedo la Palabra de Dios. Y la multitud de los que habían creído era de un corazón y un alma.» ¡Había una unidad perfecta en el Espíritu!
«¡Y ninguno decía ser suyo propio nada de lo que poseía!» ¡Es preciso ser de un corazón y un alma para compartir de esta manera! «Sino que tenían todas las cosas en común.» (V. 31 y 32.) ¡Lo compartían todo! Y ¿qué resultado tuvo eso? «Con gran poder los apóstoles daban testimonio de la resurrección del Señor Jesús, y abundante gracia era sobre todos ellos.» (V. 33.) ¡Tenían poder y gracia!
Si son capaces de compartir con los demás, ¡es que tienen mucha gracia, y Dios les dará mucho poder! ¿Amén? ¡Si no les importa lo que pase con sus posesiones, con tal de que las utilice el Señor! ¿Qué consecuencia económica tuvo eso para la Iglesia? «¡Así que no había entre ellos ningún necesitado!» (V. 34.) Es posible que no tuvieran todo lo que quisieran, ¡pero a ninguno le faltó nada que necesitara!
CM 3160:141-144,146-147, BN 765
141. (Peter: ) La cuestión de poner en práctica el principio de Una Esposa y Hechos 2:44 y 45 abarca mucho más que lo de vivir o no en un Hogar monofamiliar. Desafortunadamente, uno puede vivir con otros y al mismo tiempo obrar de manera independiente, porque se llevan economías separadas, se tienen criterios distintos para criar a los hijos, no llevan entre todos la carga de la educación y atención de sus hijos y no leen la Palabra, no oran y no escuchan al Señor juntos. Aunque vivan en comunidad‚ es posible que les cueste decir que tienen en común muchas cosas, y cuánto menos todas (Hechos 2:44-45).
142. Hay numerosos casos en los que se podrían compartir mucho más los bienes‚ el dinero o el personal, ya si viven en el mismo Hogar‚ ya si no; pero el egoísmo lo impide. Es lamentable ver que en muchos casos existe actualmente un doble criterio en la Familia. Por ejemplo, en ciertas zonas -sobre todo en los países más pobres- hay Hogares que tienen abundancia gracias a que cuentan con personas que les mandan ayuda desde sus países de origen o recaudan fondos en los mismos‚ mientras que otros Hogares próximos -en los que por lo general hay más discípulos nacionales- pasan grandes necesidades.
143. En Hogares en los que viven juntos nacionales y extranjeros, lo que sucede a veces es que estos últimos se van de vez en cuando de ese campo de misión a fin de recaudar fondos; sin embargo, cuando regresan a su Hogar‚ en vez de poner ese dinero a disposición del equipo de pastores para que sean fondos comunitarios del Hogar, los que lo recaudaron se quedan con él y lo distribuyen poco a poco según sus preferencias y criterio. Para colmos, los extranjeros que se van para recaudar fondos también regresan con todo lo que necesitan ellos y sus hijos, pero traen muy poco o nada para los que se quedaron atrás, lo cual también es un doble criterio muy grave en cuanto a posesiones. Huelga decir que ello causa mucho resentimiento y discordia, y representa un pésimo ejemplo de amor y de compartirlo todo. Hermanos, ¡esto no debe ser así!
144. Ese egoísmo, esa actitud de interesarse sólo por uno mismo y por los suyos es lo que desagrada al Señor. No sólo es un testimonio atroz para la gente de afuera‚ sino que también desanima mucho a los hermanos y hasta hace tropezar a algunos de ellos. ¡Que Dios nos asista!
146. Mamá y yo les pedimos que busquen al Señor y hagan examen de conciencia en cuanto a su actitud individual para ver si se han apartado de las creencias fundamentales de la Familia en el sentido de tener en común todas las cosas y amar profunda e imparcialmente a los que integran su matrimonio global: la gente de su Hogar y de toda la Familia. Les ruego que examinen su corazón y vean cuál es su actitud.
147. ¿Siguen esforzándose por vivir según las Cartas, por entregar a sus hermanos todo lo que puedan de tiempo‚ aptitudes y posesiones materiales? ¿Están dispuestos a compartir lo que poseen con los que padecen necesidad, a fin de que todos tengan lo suficiente? ¿Están amando a los hijos de los demás y haciendo todo lo que pueden por ayudar a instruirlos en la disciplina y amonestación del Señor? ¿Están siguiendo de cerca los principios de Una sola esposa y Hechos 2:44 y 45, sobre los cuales se fundó la Familia? ¿O se han enfriado espiritualmente y llegado a la conclusión de que el estilo de vida de la Familia y el amor abnegado que éste requiere ya no es para ustedes? Asumamos el compromiso personal de vivir más plenamente Hechos 2:44 y 45 y el ideal de Una sola esposa.
CM 3202:9-15,18-21, BN 805
[Papá escribió:] Si tenemos verdadero amor, no podemos afrontar una situación apurada sin hacer algo al respecto. ¡No podemos pasar de largo así como así junto al pobre hombre en el camino a Jericó! ¡Debemos actuar, como el buen samaritano! (Véase Lucas 10:25-37) El sistema eclesiástico de hoy dice: «¡Ah, qué lástima, qué pena!» ¡Pero la compasión hay que traducirla en hechos! Ahí está la diferencia entre lástima y compasión: tener lástima es sentir pena. En cambio‚ la compasión nos mueve a hacer algo para remediar el mal.
Debemos demostrar nuestra fe por nuestras obras, ya que el amor difícilmente se puede probar sin una manifestación tangible, sin una acción. Decir que se ama a alguien y sin embargo no ofrecerle la ayuda física que necesite –llámese alimento, abrigo, albergue o lo que sea-, ¡no es una muestra de amor! Es cierto que la necesidad de amor verdadero es espiritual, mas éste debe manifestarse físicamente, por medio de obras: ¡«la fe que actúa por el amor»! (Gál.5:6.)
«El que tiene bienes de este mundo y ve a su hermano tener necesidad, y cierra contra él su corazón, ¿cómo mora el amor de Dios en él? Hijitos, no amemos de palabra ni de lengua, ¡sino de hecho y en verdad!» (1Jn.3:17‚18.)
No obstante, consideramos que la máxima manifestación de nuestro amor no es el mero compartir de nuestros bienes y posesiones materiales, sino la entrega de nuestra persona y de nuestros servicios a los demás, lo cual constituye nuestra fe, redunda en obras y nos lleva a compartir nuestras posesiones materiales. El propio Jesús no tenía nada material que compartir con Sus discípulos, salvo Su amor y Su vida, la cual ofrendó por ellos y por nosotros, para que pudiéramos gozar de vida y amor eternos.
«¡Nadie tiene amor mayor que este, que uno ponga su vida por sus amigos!» (Jn.15:13.) Consideramos, pues, que la entrega de nuestra persona, de nuestro amor y de nuestra vida a los demás es la mayor entrega de todas y el objetivo final que perseguimos. Es a la vez el medio actual que empleamos para alcanzar dicho objetivo. (CM 607:9-13).
«¡Nadie tiene amor mayor que este, que uno ponga su vida por sus amigos!» También nosotros debemos poner nuestras vidas por los hermanos.»
¿Estás dispuesto a dar hasta que duela‚ hasta que el dolor te toque a ti? Jesús lo hizo: ¡Dio Su vida! Dios lo hizo: ¡Entregó a Su hijo! David lo hizo. Dijo: «¡No daré al Señor lo que me cueste nada!» ¡Dio hasta que le costó! ¡Dios continuamente entrega a Su Esposa, la Iglesia, en servicio amoroso por los demás! ¡Ella vive dedicada a cortejar y conquistar el mundo! (CM 302C:18-19.)
«Del que tiene, según su capacidad, y al que no tiene, de acuerdo con su necesidad». ¡Este es el noble principio del amor; el amoroso principio de la noble entrega! (CM 833:41.)
El apóstol Santiago lo expresa con toda claridad en un pasaje del segundo capítulo de su epístola, concretamente los versículos 15 al 17: «Si un hermano o una hermana están desnudos, y tienen necesidad del mantenimiento de cada día, y alguno de vosotros les dice: Id en paz, calentaos y saciaos, pero no les dais las cosas que son necesarias para el cuerpo, ¿de qué aprovecha? Así también la fe, si no tiene obras, ¡es muerta en sí misma!» (Stg.2:15-17).
Es decir, que si movido por la fe en Dios, se ama realmente a una persona, ésta no lo comprenderá ni lo creerá a menos que se le enseñe por medio de una obra o acto visible y tangible, que traduzca en hechos las palabras que se han dicho, lleve a efecto la fe que se profesa y la saque del terreno de lo ficticio para ponerla en el de lo palpable: obras son amores‚ y no buenas razones. El propio Jesús dijo algo semejante: «¿Cómo podéis decir que me amáis si no hacéis lo que os pido?» (Lucas 6:46.) (CM 502:21-23.)
La primera ley es la del amor -amor desinteresado-, amor por Dios y por los demás. Al acatar ese precepto, es decir‚ cuando entregamos el amor de Dios a quienes lo precisan, recibimos también nosotros lo que precisamos. «Con la misma medida con que medís‚ os volverán a medir» (Lucas 6:38). (CM 250:44.)
CM 3453:39,40, BN 1038
(Jesús:) Muchos creen que hoy en día no es posible vivir según Hechos 2:44 y 45. Se equivocan. Les parece que el mundo ha cambiado tanto, que el Sistema es tan distinto en la actualidad y que hasta la composición de la Familia, su forma de operar y sus tradiciones son tan distintas ahora que se justifica que tengan sus Hogares, familias y posesiones particulares. Se están apartando del espíritu de la vida de discípulos y de la vida en comunidad, que es parte integral de Mi plan para los discípulos revolucionarios del Tiempo del Fin.
La idea no es que se aparten cada vez más del nivel máximo de discipulado y de la vida radical; deberían acercarse cada vez más a eso, desligarse y purificarse más cada vez. Es hora de abandonar su vida egoísta, cómoda e independiente. Es hora de que vuelvan al fundamento de la Palabra; el sacrificio, la generosidad, compartir y el tenerlo todo en común. Solo entregándose unos a otros estarán unidos y darán el verdadero testimonio de Mi nueva Iglesia del Tiempo del Fin.
CM 3462:120-123,125,377,384-399‚ BN 1047, 1049
120. (Mamá:) Vivir juntos, compartirlo todo, sobrellevar los unos las cargas económicas de los otros, renunciar a todo para vivir juntos y confiar en la provisión del Señor son piedras fundamentales del sistema económico de la Familia. ¿Se han deshecho de ellas para ir en pos de una forma de vida que se parezca a la de todo el mundo? ¡Qué aburrido! ¡Qué ineficiente! Y no se parece en nada a como vivían los discípulos de Jesús. Pero supongo que esa es la verdadera pregunta: ¿eres tú un discípulo? Si lo eres, aprovecharás el plan económico tan maravilloso y viable que dio Jesús a Sus discípulos. Todavía funciona; lo que pasa es que son muy pocos los que están dispuestos a ponerlo realmente en práctica.
121. Cuando hablo de vivir en comunidad me refiero a compartirlo todo, a tenerlo todo en común, a que no haya nadie que tenga mucho mientras otros tienen muy poco. ¿Siguen viviendo en el país del no demasiado, donde todos tienen lo suficiente? ¿O se han mudado al país del egoísmo, donde acaparan, se guardan sus posesiones y no quieren compartir?
122. Es cierto que, como dijo Peter en los videos que grabó para la Familia de Brasil, puede que algunos de ustedes estén desengañados por haber dado a otros hermanos dinero o posesiones y que luego los engañaran esos hermanos en los que confiaron. Si les ha ocurrido eso, ¡es lamentable y lo siento mucho! ¡Esas cosas no deben ser! Solo ruego al Señor que tengan la fe para volver a dar, compartir y confiar en Él.
123. Les ruego que procuren que funcione. Para tener éxito en la vida en comunidad es necesario que todas las partes tengan gran desinterés y confianza.
125. La vida en comunidad se edifica sobre la generosidad de todos los afectados. No es posible si se tiene un corazón egoísta y avaro. Debe ser obra del Espíritu de Dios. Si bien es complicado vivir con otros y compartirlo todo, si aspiran sinceramente a mejorar no solo su base económica, sino también el ejemplo que dan al testificar, les pido de todo corazón que oren con fervor por hermanos con los que puedan trabajar y vivir en comunidad‚ de acuerdo con Hechos 2:44 y 45. Es un buen negocio‚ les ahorrará cantidad de plata y mejorará el testimonio que den haciendo de ustedes un ejemplo sobrenatural y fascinante para la gente a la que atienden espiritualmente. Podrán decir: «¡ven a ver!», y su Hogar comunitario será para los incrédulos una imagen del Cielo en la Tierra.
377. (Mamá:) Otra parte esencial de nuestra obediencia a Dios y a los principios de Su Palabra es observar a rajatabla Hch.2:44 y 45, compartir y emplear sabiamente lo que ya nos ha dado. Sabemos por el libro de los Hechos que Dios bendice que se comparta y se tengan los fondos en común, y que no bendice que se retenga nada, como hicieron Ananías y Safira (Hch.2–5). (CM 3813:5, BN 527.)
384. (Mamá:) El plan económico del Señor siempre ha sido Hechos 2:44 y 45. Si no viven así, les aconsejo encarecidamente que oren para ver qué cambios deben efectuar en su vida y su Hogar. Y desde luego, si son un Hogar unifamiliar no pueden vivir según Hechos 2:44 y 45, y sin duda encontrarán más presiones económicas. Cae de maduro que si viven en comunidad y comparten los gastos y los bienes, como automóviles, aparatos eléctricos, computadoras y cosas así, no solo les resultará más económico, sino que estarán obedeciendo el plan del Señor, con lo que podrá bendecirlos más. Pero en realidad todo se reduce a cuánto quieren compartir, cuántas ganas tienen de vivir desinteresadamente. (CM 3363:175, BN 959.)
385. (Mamá:) El Señor quiere que la Familia se parezca mucho más a lo que era en cuanto a entrega, servicio exclusivo, unidad, vida comunitaria, tener todas las posesiones en común, testificar a plena dedicación, vivir por fe, enseñar a los niños en casa y todo lo demás. Somos los únicos que hacen todo eso, y el Señor está resuelto a mantener ese ejemplo. Es más, la necesidad de conservar ese ejemplo es precisamente el motivo por el que Él permitirá padecimientos‚ persecución y que más detractores los pongan a prueba. Así, todos los que lo necesiten tendrán que decidirse: o se arreglan con Él y viven como deben, o se buscan una forma de vida más acorde con sus preferencias, ya sea en un círculo más externo de la Familia o en el Sistema. (CM 3364:34, BN 690.)
Nuevo mensaje
386. (Jesús:) El apartamiento drástico de la vida en comunidad y de Hechos 2:44 y 45 es una de las mayores señales de transigencia y enfriamiento entre los hijos de David. Es una manifestación del mayor egoísmo y mundanería que se han introducido sigilosamente entre ustedes, y no se han limitado a hacerlo con sigilo, sino que se han lanzado de lleno y tomado posesión del territorio. Ello es fruto de estar más cerca del Sistema‚ en vez de cerca de Mí. Han abandonado una de las ventajas originales de los Hijos de Dios‚ de la Familia del Amor. Lo que era uno de los mayores testimonios, por no decir el mayor, de su devoción a Mí y su condición de auténticos discípulos, ha quedado relegado a un segundo plano, víctima del egoísmo, la división y una grave falta de amor.
387. Hace falta el amor puro y sobrenatural de Dios para vivir en comunidad, para tenerlo todo en común y dar a los necesitados. Por ello, traeré ese estilo de vida de vuelta a la Familia, pues esa ilustración viva será cada vez más necesaria en el testimonio que den a medida que los tiempos se entenebrezcan y el corazón de los hombres se enfríe más y más.
388. Conforme se adentren en los Días Postreros, se verán rodeados de gente que odia el amor‚ que lucha contra Dios y hará todo lo que pueda por detener Mi mensaje. Sin embargo, si se mantienen fuertes en unidad‚ amor y felicidad comunitaria, ese testimonio jamás se podrá negar. Es el testimonio visible, de predicar con el ejemplo, de mostrar la prueba viva de que funciona.
389. Cada vez serán más los que tengan que ver con sus propios ojos; necesitarán alguna prueba para creer. De modo que si les pido que vuelvan a sus raíces no es solo por su conveniencia y estabilidad económica, sino por el bien de quienes tienen el entendimiento nublado, de los que quieren creer y dicen: «Ayúdame a creer». Ustedes les ayudarán a superar la incredulidad con el ejemplo que les den‚ con su amor y unidad.
390. La vida en comunidad, tenerlo todo en común y renunciar a todo para vivir juntos, es la base del sistema económico de Mi Iglesia Primitiva, y funcionará también para ustedes. Me valdré de esa forma de vida para aligerar considerablemente su carga económica. Es un plan lógico‚ una empresa sensata‚ y ciertamente compensa los sacrificios. A medida que regresen a comunidades felices en las que lo tengan todo en común, en las que nadie tenga muy poco ni demasiado, verán que el dinero se les multiplica milagrosamente y que sus monedas se convierten en el buen oro de Dios que nunca pierde brillo. No les faltará nada.
391. Pero ese es solo un aspecto de la cuestión. No solo quiero valerme de su vida en comunidad para que Mis hijos tengan satisfechas sus necesidades en todo sentido, sino que además quiero restablecer esa ilustración de la forma en que vivíamos Mis primeros discípulos y Yo. Quiero que el mundo recuerde cómo vivía Yo con las personas a las que amaba y el amor fraternal que nos teníamos. Quiero que puedan volver a decir: «Vivimos como Jesús y Sus discípulos», pues ese es uno de los testimonios más interesantes y milagrosos para aquellos a quienes les cuesta creer. Cuando ustedes pueden decir eso, ellos piensan en quienes viajan mucho, predican el Evangelio, sanan a los enfermos‚ ayudan a los oprimidos, lo tienen todo en común, viven por fe, dan ejemplo de amor y se dedican de lleno a Dios. Esa es la forma en que le indiqué en el mismo principio a su padre David que debía vivir la Familia. Es así como vivían y como siguen viviendo muchos de ustedes, y como deseo que vivan todos ustedes. Mediante ese testimonio me convierto en más que un nombre, más que un profeta, y Mis discípulos se convierten en más que los personajes de un libro muy leído.
392. Mediante la ilustración viva de Mi verdad que den ustedes de esa forma milagrosa, acercaré a todos a Mí. Y gracias a ello‚ les prometo que bendeciré con creces vuestros sacrificios. Haré su vida en comunidad aún más bendecida, próspera y dichosa de lo que lo fue en sus primeros tiempos. Si se proyectan y dan los pasos necesarios, si me creen y me toman la palabra en este sentido, no se arrepentirán, y será una de las mayores claves del éxito y de la expansión económica que habrán de lograr.
393. Es cierto que hay muchos obstáculos para la vida en comunidad‚ pero puedo proveer y proveeré si me ponen entre la espada y la pared para que cumpla Mis promesas. Ya les he dicho que Mi suprema voluntad para ustedes es que vivan en comunidad, a fin de que tengan plena fe y confianza en que les daré la vivienda que necesitan. En algunos países las casas grandes son caras o casi imposibles de encontrar, o las dos cosas. Pero Yo no estoy sujeto a circunstancias ni a limitaciones físicas. A donde Yo guío, proveo. Cuando les pido que hagan algo, siempre les doy lo que necesitan, sea una casa suficientemente grande a un arriendo bajo, o el dinero para un alquiler alto. Sea cual sea el obstáculo -económico o de otra clase- que les impida vivir en comunidad, sepan que abriré puertas a medida que den los pasos de obediencia a Mi voluntad.
394. Aunque adopten la vida comunitaria solo en virtud del argumento lógico de que es más económico, de que pueden beneficiarse mutuamente de los talentos y provisiones de unos y otros, de todos modos los bendeciré mucho más de lo que esperan, pues estoy ansioso de que se vuelva a dar ese ejemplo al mundo. Es imprescindible para su futuro y para la prosperidad de su obra misionera. Es vital para su supervivencia, así que no les retendré ninguna bendición si vuelven al hermoso estilo de vida del país del no demasiado‚ donde todos tienen lo suficiente, y son Mi rostro ante el mundo. (Fin del mensaje de Jesús.)
Nuevas promesas sobre las llaves
395. Búsquenme juntos‚ invoquen las llaves del amor y la unidad para ayudar a su Hogar a dar verdadero ejemplo de discipulado, y no solo les daré el dinero que necesiten para subsistir, sino el que necesiten para prosperar.
396. Si viven todos juntos, lo tienen todo en común y activan las llaves de la unidad, les abriré puertas y proveeré para todas sus necesidades.
397. Viviendo conforme a Hechos 2:44 y 45 activan las llaves de la unidad que se conectan con el poder del Cielo y me permiten hacer llover sobre ustedes las abundantes riquezas de Mi Reino.
398. Invoquen las llaves de la obediencia para vivir de la manera en que les he instruido que lo hagan, y verán cómo estiro su dinero, les doy más fondos y proveo a través de medios y personas cuya cooperación jamás habían creído posible.
399. Las llaves pueden ayudar a transferir Mis riquezas celestiales en gloria a bolsillos terrenos, donde puedan emplearse para cumplir Mi voluntad en la Tierra como en el Cielo.
CM 3499:54-68, BN 1086
(Mamá:) Una actitud que se ha introducido en la Familia es que las parejas quieren y procuran adquirir bienes y posesiones para su familia personal. Quieren tener su propio auto, muebles y pertenencias, y dedican mucho tiempo, energías y hasta dinero en ser dueños de todo lo que necesitan. Luego tienen una actitud muy posesiva con sus bienes materiales, en vez de compartirlos con los demás y dejar que otros les presten cosas a ellos. Se dan muchos casos de no cuidar bien lo ajeno, y ello indudablemente ha contribuido a esta tendencia de querer tener cada uno sus propias pertenencias y ser reacio a compartirlas con otros. Pero al final redunda en actitudes egoístas y posesivas que se apartan mucho de los principios de Hechos 2:44 y 45.
Lo que piensa Dios del asunto:
(Jesús:) Es propio de la naturaleza humana ser egoísta, querer ponerse primero a uno mismo, poner primero las necesidades, deseos y comodidad personales, y hasta dedicar mucho tiempo y esfuerzos en adquirir lo que quiere poseer. El Diablo se ha aprovechado de ello desde los albores del tiempo, y se ha intensificado con el paso del tiempo, pues cada vez hay cosas más atractivas que se pueden adquirir.
Ese egoísmo y deseo de comodidad personal es en realidad la raíz de la mayor parte de la mundanería, tanto en el Sistema como en la Familia. Es un espíritu muy extendido entre la humanidad. La gente que tiene cosas lindas quiere más, y los que no las tienen las ansían. No sorprende que esta actitud también haya echado raíces en la Familia y que muchos se hayan concentrado -unos en grado mínimo y otros en extremo- en adquirir bienes y beneficios para sí mismos y su familia y quieran guardarlos como posesiones privadas que solo empleen ellos y nadie más. Es parte de la naturaleza humana y del espíritu del mundo, pero no por eso lo considero aceptable. No es Mi método.
La naturaleza humana presenta muchas facetas egoístas y malas que hay que superar. He permitido que formen parte de su naturaleza para probarlos y motivarlos a luchar, pero no es Mi intención que cedan a esas debilidades. No quiero que se ajusten al estilo del mundo, la actitud carnal en cuanto a las posesiones personales‚ la propiedad privada y la vida egoísta.
No creo que pueda explicar más claro de lo que ya lo he hecho en la Palabra -la Biblia y las Cartas- que Mi camino -y más para ustedes, Mis discípulos del Fin– es el de la vida comunitaria, el de tenerlo todo en común, el de emplear las bendiciones que proveo y dar a sus hermanos cuando tengan necesidad‚ así como que ellos les den y presten a ustedes cuando lo necesiten.
No tengo que ponerme a dar un gran discurso sobre por qué es importante y los beneficios que genera, pero les recordaré que es uno de los atributos esenciales de la Familia y la hace distinta del mundo sistemático que los rodea, tan loco y lleno de competitividad febril. Podría nombrarles muchas otras Cartas que hablan del tema. También podría recordarles cómo comenzó Mi Iglesia, según cuenta el libro de los Hechos. Los detalles sobre la forma de operar de Mi Iglesia han cambiado mucho desde entonces, pero los principios fundamentales no.
La unidad sigue siendo esencial, y tenerlo todo en común y vivir de acuerdo con Hechos 2:44 y 45 sigue siendo imprescindible para la unidad. No hay forma de cambiar eso. No se puede negar. No se puede encontrar una explicación convincente para cambiarlo. No se puede modificar o modernizar. Sigo queriendo que la Familia sea una comunidad de personas generosas que dependan unas de otras‚ ¡y lo tengan TODO en común!
A veces alguien tiene que ser dueño de algo. Por ejemplo, el auto, con su póliza de seguro, matrícula y documentos de las reparaciones, tiene que estar a nombre de alguien, que debe tener la actitud de un administrador. Debe considerarse responsable del vehículo y hacer su parte por mantenerlo en buen estado. Lo que no debe es considerar que por ser el dueño legal tiene más derecho que otros a emplearlo, o peor aún, que los demás no tienen derecho alguno a emplearlo y deberían conseguirse un automóvil propio.
Luego está lo que se emplea para la obra, como aparatos, o instrumentos musicales, y es lógico que estén al cuidado de quienes los utilizan. Pero cuando no los estén usando, ¡pueden prestarlo a quien lo necesite! Y lo mismo con las pequeñas posesiones personales. Por poco que tengan, casi siempre tienen algo que dar o prestar, y ese debe ser el espíritu reinante.
Los pormenores, normas, ciencia e instrucciones relacionados con la propiedad y la administración de bienes figuran en los Estatutos, y en ellos se tratan los puntos difíciles de la cuestión. Los problemas surgen cuando las personas se ciñen a la letra de esa ley olvidando su esencia, finalidad y espíritu.
Las leyes son necesarias para evaluar situaciones más complejas que surjan, y surgirán, porque aunque ustedes no son del mundo, viven en el mundo y tienen por tanto que observar algunas de sus reglas en cuestiones prácticas y técnicas. Sin embargo‚ las leyes no son lo esencial; no son más que un medio de llevar a cabo Mi plan, de buscar maneras en que la forma mundana en que tienen que operar hasta cierto punto se ajuste al espíritu de la vida comunitaria‚ que es la que he dispuesto para ustedes y en la que deben concentrarse.
La raíz, el corazón, el alma o esencia de lo que se refiere a posesiones personales y propiedades, sean grandes‚ pequeñas o medianas, es lo siguiente: no son dueños de sí mismos; se los compró por precio. Lo que poseen tampoco es suyo, sino Mío, al igual que ustedes, y tiene por finalidad emplearse en Mi servicio y para el bien del prójimo y que lo compartan con sus hermanos. Eso es lo que quiere decir Hechos 2:44-45 en términos modernos‚ y el espíritu según el cual quiero que viva Mi Familia.
Pueden estudiar el asunto. Pueden debatir los aspectos en contra, las inconveniencias, los detalles y las excepciones todo lo que quieran, pero eso no cambia en nada el principio fundamental, la verdad del asunto. Yo sé que la vida en comunidad y tenerlo todo en común conlleva dificultades. Sé que hay que administrarlo y cuidarlo bien todo‚ que algunos no tienen actitud responsable‚ que falta confianza, y cosas así. Todo eso hay que resolverlo, y puede ser difícil. Pero la solución no es el capitalismo, la propiedad privada y que cada uno se las arregle por su cuenta y adquiera sus propias posesiones.
Tenerlo todo en común y vivir en comunidad presenta ciertas dificultades, pero los problemas que surgen por no tener las posesiones en común y no vivir en comunidad son mucho mayores. Las dificultades que surgen al tenerlo todo en común son más bien prácticas y de organización, y aunque pueden ser delicadas o complejas, pueden resolverse con amor, oración, comunicación y preparación. En cambio, los que surgen por la vida egoísta y el deseo de adquirir propiedades y posesiones personales conducen al deterioro espiritual y a la muerte de la unidad, que es uno de los pilares básicos de la vida de los discípulos de la Familia.
Elijan, pues: Vivan conforme a los principios de generosidad y de compartir que dicta Mi Palabra y hagan frente a las dificultades que trae consigo. O vivan de acuerdo con los principios del mundo y su egoísmo y materialismo, pero en otra parte, porque no sería una vida aceptable para los discípulos de la Familia.
BN 1107
Enmienda a los Estatutos: Fondo común
Comité de los Estatutos de Servicios Mundiales
A fin de que se ajusten al siguiente punto de los criterios de la junta de orientación y pastoreo, se han introducido ciertos cambios en los Estatutos (el artículo modificado aparece a continuación) y se añadió un artículo enteramente nuevo. Tengan la bondad de estudiarlos con atención. ¡Gracias!
Este es el punto de los criterios de la junta de orientación y pastoreo al que nos referimos:
Tener en común el dinero y posesiones materiales de conformidad con Hechos 2:44-45. (Esto incluye a los nuevos discípulos, que deben renunciar a todo‚ como exigen los Estatutos). Cada uno debe aportar sus ingresos al fondo común del Hogar, el cual debe ser administrado por el consejo del Hogar‚ según estipulan los Estatutos, en vez de tener economías independientes.
Artículo modificado de los Estatutos: Deberes de cada discípulo de la Familia
J.Compartir sus bienes materiales con la Familia en general, y en particular con las personas del Hogar en que resida, entregar sus ingresos al fondo común del Hogar de acuerdo con Hechos 2:44-45; asimismo, cuidar diligentemente de todo lo que sea propiedad de la Familia.
1.Si bien a los de 16 y 17 años no se los responsabiliza de las decisiones y compromisos económicos del Hogar, sí se les exige que vivan conforme a Hechos 2:44-45 en lo que respecta a los fondos que junten por medio de la testificación, empleos asalariados o donativos que reciban.
Nuestra Familia es partidaria de imitar el modelo descrito en Hechos 2:44-45: «Todos los que habían creído estaban juntos‚ y tenían en común todas las cosas; y vendían sus propiedades y sus bienes, y lo repartían a todos según la necesidad de cada uno». Estos versículos son un puntal de nuestra forma de vida, pues rigen el empleo y la posesión de nuestros bienes materiales. El espíritu de este pasaje y también de Hechos 4:34-35, que dice: «Así que no había entre ellos ningún necesitado; porque todos los que poseían heredades o casas, las vendían, y traían el precio de lo vendido, y lo ponían a los pies de los apóstoles; y se repartía a cada uno según su necesidad», es que cada uno tenga lo que necesita y que quienes posean bienes en exceso compartan por amor con los que tienen necesidad.
«Estamos haciendo lo que el Señor quería que hiciera la Iglesia desde un principio, y que en efecto ésta hizo en sus orígenes, en la época de los primeros cristianos, cuando vivían en comunidad y «nadie decía ser suyo nada de lo que poseía» (Hechos 4:32) ni «debía a nadie nada sino el amarse unos a otros» (Romanos 13:8)‚ cuando compartían todas las cosas, como dice en Hechos 2. Entonces sí que vivían en comunidad, y daba resultado, tal como sucede entre nosotros‚ gracias al Señor y a nuestro amor, servicio abnegado y deseo de ayudar a los demás y asistirnos unos a otros.» (CM 2342:25.)
Como discípulos, compartimos nuestras posesiones materiales a fin de que todos tengamos lo que nos hace falta y nadie pase necesidad. En algunos casos, eso significa dar algo a los demás; en otros, simplemente poner algo a su disposición.
Si realmente lo tienen todo en común, la administración de las ofrendas, donativos e ingresos que perciban los integrantes del Hogar no debería dar lugar a que haya ricos y pobres en él. De acuerdo con Hechos 4:34-35, cuando un integrante del Hogar recibe ingresos adicionales‚ eso no significa que deba guardárselos para satisfacer exclusivamente sus necesidades personales. Debe dar a conocer al Hogar la cantidad exacta de dichos ingresos, a fin tener en cuenta primero las necesidades del conjunto del Hogar y sus condiscípulos, en vez de querer satisfacer solo sus propias necesidades o deseos.
Cuando se cumple realmente Hechos 2:44 y 45‚ en vez de tener el dinero repartido o cobrar cuotas personales -con lo cual algunos tendrían fondos personales de los que no tuvieran noticia otros integrantes-, aunque no se entregue físicamente todo el dinero al tesorero, se dan a conocer todos los ingresos y se entregan espiritualmente al Hogar, y el receptor de esos ingresos está dispuesto a consultar sobre el empleo de ese dinero y tomar en cuenta las necesidades colectivas, dándoles preferencia sobre las propias. En resumidas cuentas‚ el conjunto del Hogar está al tanto de los ingresos que ha recibido cada uno y decide de común acuerdo cómo emplear esos fondos. (Tengan la bondad de consultar los apartados D.1–2, de la sección Asuntos económicos, que tratan de los donativos solicitados o no solicitados que se reciban para fines específicos.)
Este asunto de las posesiones materiales pone muchas veces a prueba nuestro amor‚ desinterés y diligencia. ¿Es tal nuestro amor que nos impulsa a satisfacer las necesidades ajenas, dando a los demás de lo que tenemos? ¿Somos lo bastante generosos para dar aunque nos duela o, a la inversa, para negarnos a aceptar algo si sabemos que quien nos lo ofrece lo necesita más que nosotros? ¿Cuidamos bien lo que utilizamos?
Todas nuestras posesiones materiales, tanto las personales como las del Hogar, pertenecen a fin de cuentas al Señor, y cada uno tenemos la obligación de cuidarlas bien, de ser administradores fieles. Si necesitamos algo y alguien nos lo presta u obsequia, tenemos la obligación de tratarlo con esmero.
Habrá ocasiones en que surjan desacuerdos en cuanto a quién es el legítimo propietario de un artículo. La mayoría de las veces sucederá cuando alguien vaya a mudarse de Hogar y desee llevarse consigo dicho artículo. En tales casos, el Hogar resolverá el asunto mediante votación, por mayoría simple, a menos que -como señala el apartado D.7. de la sección Derecho al libre desplazamiento- se hubiere acordado algo distinto en cuanto a dicho artículo en el momento en que el discípulo se integró al Hogar. Generalmente, cuando se trate de algo de consideración‚ el Hogar deberá tener en cuenta el bien de la obra en general.
Tenemos la obligación de ser administradores fieles y cuidar bien, no solo de las posesiones materiales de la Familia, sino de todo aquello cuyo cuidado nos confíen personas de fuera, como podría ser una vivienda, una propiedad arrendada o cualquier otra cosa que pertenezca a gente ajena a la Familia. Tenemos que ser «administradores fieles y encargados diligentes de los materiales, recursos, propiedades‚ provisiones, vehículos y demás bienes que el Señor nos dé o preste para Su servicio! (CM 197:23.)
El siguiente artículo es enteramente nuevo, entra en vigor con la publicación de esta BN y se añadirá a los Deberes de un Hogar de discípulos de la Familia.
Nuevo artículo de la sección Deberes de un Hogar de discípulos de la Familia
X.Administra el dinero de conformidad con Hechos 2:44-45 y 4:34-35, hace partícipe de sus posesiones materiales a la Familia en general y a los integrantes del Hogar y organiza su economía de tal manera que cada integrante aporte sus ingresos a fin de que los administre el Consejo del Hogar.
Como se explicó en el artículo J. de Deberes de cada discípulo de la Familia, la Familia es partidaria de imitar el modelo de Hechos 2:44-45 y 4:34-35‚ que contribuye a que todos los integrantes del Hogar tengan lo que necesitan y quienes posean bienes en exceso compartan por amor con quienes tienen menos.
Un Hogar de discípulos debe decidir en conjunto cómo emplear todos los ingresos del Hogar y de sus miembros particulares. Cuando un Hogar conoce con exactitud el estado colectivo de sus ingresos y gastos, puede cuidar mejor de todos sus integrantes. Operar de esta forma constituye un buen testimonio de un Hogar cuyos miembros se preocupan por las diversas necesidades concretas de todos los demás, incluidos los que no tienen acceso a donativos o ingresos de otras fuentes. Para que esto funcione, los integrantes deben anteponer las necesidades ajenas a las propias. Esto incluye tanto a quienes reciben el dinero como a los demás integrantes que participen en la toma de decisiones. Todos los que vivan bajo el mismo techo deben pensar más en los demás que en sí mismos a la hora de decidir qué hacer con los fondos de su comunidad.
En cada Hogar habrá personas que tengan necesidades particulares, sean médicas, legales, escolares o de otra índole. Es preciso que tales necesidades se tengan en cuenta, que se ore con relación a ellas y se satisfagan tan bien como sea posible mediante el cumplimiento colectivo del plan de Hechos 2:44-45. Un Hogar que no pueda satisfacer las necesidades personales legítimas de todos sus integrantes porque algunos se guarden fondos personales de los que no estén al tanto los demás o sobre los que no tengan autoridad, será terreno fértil para la división. La falta de sentido comunitario y de compartir en el Hogar fomenta la deshonestidad, el egoísmo, las envidias y el descontento.
En resumen, un Hogar cuyos integrantes dan a conocer todos sus ingresos y cuyo consejo decide cómo emplearlos es un Hogar que vive realmente con arreglo a Hechos 2:44-45, y cosechará las bendiciones de perseverar unánime cada día con alegría y sencillez de corazón, alabando a Dios y teniendo favor con todo el pueblo. Y el Señor añadirá cada día a la iglesia los que hayan de ser salvos. (Hechos 2:46–47).
Finalidad de las nuevas enmiendas a los Estatutos sobre el fondo común de los Hogares
Artículo de los criterios de la junta de orientación y pastoreo: Tener en común el dinero y posesiones materiales de conformidad con Hechos 2:44-45. Cada uno debe aportar sus ingresos al fondo común del Hogar, el cual debe ser administrado por el consejo del Hogar, según estipulan los Estatutos, en vez de tener economías independientes.
Poner los ingresos de todos los integrantes del Hogar en un fondo común es una de las cualidades principales que hacen distinta a la Familia. En el Sistema hay gente que vive de manera cooperativa, en el sentido de que varias personas o familias comparten una misma casa y algunos gastos comunes, pero, en la Familia, vivir en comunidad significa vivir en efecto como los discípulos de Jesús, teniéndolo todo en común, incluido el dinero. (Para lo relacionado con donativos destinados a un fin específico, sean solicitados o no, tengan la bondad de consultar lo que señalan los Estatutos en la sección Asuntos económicos, D.1–2.)
Un fondo común auténtico que comprenda los ingresos que reciban los integrantes del Hogar puede administrarse de varias formas. No es obligatorio que todo el dinero se ponga físicamente en manos del tesorero y se distribuya entre las diversas necesidades, según decida el Hogar. Un Hogar que verdaderamente pone todo su dinero en un fondo común da a conocer todos sus ingresos y los pone bajo la jurisdicción del Consejo del Hogar. No obstante, el Hogar también puede llegar a un acuerdo como el del siguiente ejemplo, sin infringir con ello el espíritu del fondo común:
Ejemplo: Un Hogar puede decidir mediante deliberaciones, oración y votación que ciertas personas o padres se queden con todos los ingresos que reciban de diversas fuentes o con cierto porcentaje a fin de satisfacer sus necesidades particulares en cuestiones médicas‚ legales o escolares u otras necesidades concretas. En ese caso‚ el Hogar deberá estar al tanto del monto original de los ingresos, así como de los fondos que se empleen para los fines autorizados por votación. Y si los fondos recibidos superan el monto que se necesitaba, el dinero sobrante se entregará al fondo común del Hogar.
En caso de haber dos familias en el Hogar y que una reciba un donativo monetario, y los integrantes del Hogar deciden por votación que esa familia destine dicho dinero a comprar textos escolares para sus hijos, pero la segunda familia no cuenta con un ingreso así, el Hogar, ciñéndose al verdadero espíritu de Hechos 2:44-45 se ocuparía de que la segunda familia tuviera suficiente dinero para comprar los libros de texto de sus hijos, a fin de que se provea por igual para las necesidades de todos los niños. El Hogar haría lo que fuera necesario para satisfacer las necesidades de la segunda familia‚ ya fuera destinando un día a recaudar fondos para dicho fin, apartando dinero del presupuesto del Hogar o por otros medios.
Si realmente lo tienen todo en común y ponen todos sus ingresos en un fondo comunitario, las decisiones del Hogar en materia económica y la administración de los donativos que reciban los integrantes del Hogar no deberían tener como consecuencia que hubiera ricos y pobres en él. Si algunos integrantes tienen mejor satisfechas sus necesidades que otros, por tener fuentes personales de ingresos‚ el Hogar está espiritualmente desequilibrado. Por otro lado, si un integrante recibe ingresos de una fuente externa, eso no significa forzosamente que deba solicitar autorización para quedarse con la totalidad o un porcentaje de esos ingresos a fin de satisfacer sus necesidades. Deberá tener en cuenta las necesidades del conjunto de sus condiscípulos, y no solo sus necesidades o deseos personales.
La diferencia entre vivir realmente de acuerdo con Hechos 2:44-45 y tener economías independientes o fijar cuotas para los gastos comunes o cualquier otro sistema a consecuencia del cual ciertos integrantes tengan fondos personales de los que no estén enterados otros integrantes del Hogar, es que, como en el ejemplo anterior, aunque no se entregue físicamente el dinero al tesorero ni se ponga de un modo literal en el fondo común, se informa plenamente al Hogar de dichos ingresos y se entregan espiritualmente al fondo común, pues el receptor de ellos está dispuesto a consultar el empleo de ese dinero, tomar en cuenta las necesidades colectivas y aceptar lo que decida el Hogar.
En resumidas cuentas‚ el conjunto del Hogar está al tanto de los ingresos que ha recibido cada uno de diversas fuentes y decide de común acuerdo si esas personas pueden quedarse con parte o la totalidad de dichos ingresos para necesidades específicas. Esto no entra en la clasificación de economías independientes; más bien, el Hogar toma decisiones conjuntas sobre el empleo del dinero de su fondo común, lo cual es un buen testimonio de velar por la satisfacción de las necesidades específicas de sus integrantes, siempre que también esté al tanto de las necesidades de los miembros que no tengan acceso a otras fuentes de dinero y provea para ellos.
Cuando hablamos de economías independientes nos referimos a los casos en que varias personas, parejas o familias viven bajo un mismo techo y cada parte paga un cierto porcentaje de las cuentas, quedándose con el resto del dinero que reciban en calidad de fondos personales, sobre los cuales el Hogar no tiene autoridad alguna. Muchas veces el Hogar ni está al tanto de los ingresos que se generan por encima del porcentaje que cada miembro está obligado a contribuir al presupuesto del Hogar. Esta modalidad de acuerdo económico también se da en el Sistema, en casos en que ciertas familias o personas viven cooperativamente bajo un mismo techo a fin de ahorrar dinero en alquiler, cuentas y demás; sin embargo, esas personas no viven en comunidad. Tales acuerdos tampoco garantizan que el Hogar entregue el diezmo completo, al no declararse en su totalidad los fondos que reciben los integrantes.
En cada Hogar habrá personas que tengan necesidades particulares, sean médicas, legales, escolares o de otra índole. Dichas necesidades deben atenderse al cumplir con el plan de Hechos 2:44-45. Si el Hogar no satisface las necesidades personales legítimas de sus integrantes, sin darse cuenta fomentará la deshonestidad y las faltas al verdadero espíritu del fondo común, así como el descontento y la desunión. Si no se satisfacen las necesidades personales urgentes de los integrantes, estos estarán reacios a dar a conocer sus ingresos personales y se sentirán tentados a emplearlos para satisfacer sus necesidades.
Aparte de las necesidades importantes, médicas, escolares, legales y de otro tipo que tenga cada uno, vale la pena destinar una parte del presupuesto a dar cierta cantidad de dinero a cada integrante para fines personales. Ese dinero no sería para gastos médicos, los libros de texto de los niños ni nada por el estilo, sino para que los integrantes tengan algo de dinero que puedan gastar cuando salgan, para que puedan comer afuera, comprarse algo, adquirir un regalo para otra persona o hacer algo diferente en su día libre. También conviene dar a los padres cierta cantidad de dinero por cada niño para excursiones, meriendas, alguna necesidad concreta de su hijo‚ etc.
Aunque el Hogar no pueda destinar una gran cantidad de dinero a fondos personales, deberían esforzarse por apartar cierta cantidad para dicho fin, ya que así todos estarán más animados. El Señor bendecirá al Hogar a manos llenas si toman medidas para que estén atendidas las necesidades de todos los integrantes, aunque ello suponga tener que estirar su fe y acrecentar un poco el presupuesto. ¡El Señor quiere y puede proveer!
En resumen: el Hogar que cumple realmente Hechos 2:44-45 es un Hogar que da a conocer todos sus ingresos, y en el que todos los miembros votantes (mayores de 18 años) consultan y deciden juntos su empleo. Eso es un verdadero fondo común. Cuando se declaran todos los ingresos, también hay garantía de que el diezmo será exacto‚ con lo cual recibirán la plena bendición del Señor. Asimismo, cuando se declaran todos los ingresos, pueden ver si tienen algo de dinero que pueda darse como ofrenda a Servicios Mundiales o a otro Hogar u obra necesitados.