April 14, 2006
(CM 3591, BN 1172)
DF/MM/MC Febrero 2006
CM 3036:2-13, BN 668
2. Pregunta: ¿Qué condiciones se tienen que dar para que alguien sea un buen conducto que capte con claridad y nitidez el mensaje del Señor? ¿Qué se requiere para ser buen profeta?
3. Respuesta: Quienes ejerciten el don de profecía deben tener un profundo amor al Señor, estar entregados a Su servicio, ser humildes, sumisos, obedientes y vivir en sintonía con Él. Asimismo‚ deben desear oírle a toda costa y hacer lugar en su corazón para el mensaje del Señor. Necesitan tener fe en que pueden oírle, y también para transmitir lo que Él diga. Deben guardar su corazón de todo lo que los aparte del Señor y Su servicio. En resumidas cuentas, deben ser auténticos discípulos. No obstante, aun en el caso de que no alcancemos ese ideal, el Señor ve nuestro corazón y, misericordiosamente, pasa por alto nuestras imperfecciones y nos transmite Sus Palabras.
4. (Peter:) Para ser un conducto que transmita claramente las Palabras del Señor, lo fundamental es amarlo. «Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón‚ y con toda tu alma y con toda tu mente.»
5. Otro requisito es la humildad: «Hablaré Mis Palabras a los modestos, a los mansos‚ a los humildes y puros de corazón, a quienes parecen insignificantes a los ojos del mundo. Mis Palabras son un tesoro, y vosotros también valéis mucho a Mis ojos. Por consiguiente, os encomiendo la misión de transmitir Mis Palabras con toda humildad y sumisión, lo cual genera receptividad. No os creáis grandes, pues quien crea que lo es, será humillado y abatido y no recibirá Mis Palabras. Mas al corazón contrito y humillado no despreciaré.»
6. Para tener la humildad necesaria tenemos que estar dispuestos a que el Señor nos haga humildes: «Si retenéis y os esforzáis por erguiros, si procuráis quedar bien, no me seréis útiles. Es preciso que, al igual que Bambú, accedáis a dejaros cortar‚ hender y derribar a fin de que fluyan Mis aguas. [...] La botella de cuello erguido vierte con gran dificultad; sea‚ pues, quebrado su cuello. [...] De vasijas quebradas manará el agua que refresque a Mi pueblo, pues al corazón contrito y humillado‚ quebrantado, no lo desprecio.» (V. Dichos y Hechos, pág.490, nº373.)
7. Además de ser humilde, es necesario vivir entregado y sumiso al Señor: «Si me sometéis el corazón‚ la mente, la vida y el cuerpo‚ puedo servirme de vosotros para verter Mis Palabras a los demás. [...] Exijo que os presentéis ante Mí dóciles y sumisos, buscando con apremio Mi rostro. [...] Si os sometéis a Mí y a Mis Palabras, escucháis‚ prestáis oído a lo que digo y lo aceptáis de buen grado, [...] hablaré por intermedio vuestro.»
8. La obediencia al Señor y Su Palabra es asimismo muy importante. Si estamos acostumbrados a reconocer y obedecer lo que nos pide el Señor, nos resultará más fácil reconocer Su voz en profecía: «Sed ovejas. Sed seguidores, y fiaos del Pastor, de que conoce el camino. [...] Sed obedientes y reconoceréis Mi voz, pues Mis ovejas oyen Mi voz y la siguen. Si sois obedientes, si en vuestro corazón habéis resuelto obedecer, oiréis Mi voz.» Eso, por supuesto, no quiere decir que si una persona es obediente automáticamente recibirá el don de profecía, ni tampoco implica que el que no lo tenga es desobediente. Lo que quiere decir es que si se tiene el don, es preciso ser obediente para captar y transmitir con claridad la voz del Señor.
9. Proverbios 4:23 dice: «Sobre toda cosa guardada guarda tu corazón‚ porque de él mana la vida». Es importante mantener el corazón limpio y puro, lo cual se consigue lavándose con la Palabra y esforzándose por resistir el pecado. Hay que combatir toda distracción que lo aparte a uno del Señor y Su servicio‚ toda posible interferencia que le impida oír bien Su voz: «Cuando decido hablar Mis Palabras, no me fijo en la apariencia del que las recibe, sino en su corazón. Si su corazón es recto ante Mí y desea oír Mis Palabras, anhela captar estas cosas y ante todo creer, [...] me manifestaré a él y le hablaré Mis Palabras. [...] Así pues, cada uno mire por sí mismo, para conservarse como una vasija limpia, útil al Señor, para evitar las distracciones y los obstáculos, y así podré valerme de vosotros. Derramaré por medio de vosotros porque os habéis entregado a Mí y vivís consagrados a Mi servicio.»
10. Otra condición muy importante es tener el corazón receptivo a la voluntad de Dios y a todo lo que nos quiera decir: «Alzad a Mí un corazón desprovisto de inclinaciones propias. [...] Cread un vacío, dejad la boca y el corazón huecos, de tal manera que no os importe si os respondo una cosa u otra, [...] tened un corazón sumiso y levantado hacia Mí. [...] Buscadme sin condiciones‚ sin argucias. [...] Tenéis que abrir vuestro corazón a Mi parecer.»
11. También es importante desear con ansia y avidez las respuestas del Señor, y luego tener fe para transmitir lo que Él diga: «Busco urgencia y fervor de corazón, el deseo de conocer Mi voluntad y Mi verdad, corazones que me ansíen, que hagan lugar en su espíritu para que Yo lo llene. Esos son como las flores que anhelan el rocío, como cauces impacientes por llenarse tras una gran sequía. [...] Buscad, pues, ese apremio, ese vivo deseo. Si no lo sentís, pedídmelo y os lo daré. [...] Si me buscáis de todo corazón, me hallaréis. Debéis creer que existo, y que soy galardonador y dador de los que me buscan diligentemente. [...] Habéis de tener fe para creer que hablo por vuestra boca, y fe para transmitir lo que os diga. Si rogáis con fervor deseando ardientemente Mis Palabras, ¿cómo me voy a negar?»
12. Otro factor clave es aprender a sintonizar la voz del Señor sin distracciones‚ a fin de captar con nitidez Su mensaje: «Tenéis que aprender a girar el botón para sintonizar Mi frecuencia. Así Mi voz resonará bien alto y claro.»
13. El Señor nos habló mucho sobre los requisitos que debe cumplir quien profetice. Es indudable que lo mismo se aplica a quien desee emplear con el máximo de provecho los demás dones del Espíritu. Sin embargo, el Señor no pide perfección. Si la exigiera, ¡no tendría a nadie por medio de quien hablar! «No me fijo en vuestros pecados e imperfecciones. Cuando escojo hablar por vuestra boca, lo hago porque es necesario transmitir las Palabras que quiero decir, y las expreso por la boca de cualquier vasija sumisa y dispuesta a recibirlas en el momento. No busco perfección. Basta con que estéis receptivos en ese momento.»
CM 3134:137-138, BN 743
137. (Jesús:) Hay factores que obstaculizan la conexión de una persona conmigo y le impiden ser un conducto fiable: tener una actitud insumisa y una vida llena de pecados no confesados cuando acude a Mí para oír Mis Palabras; actuar con una motivación indebida; llevar un tiempo albergando dudas o criticando el Vino Nuevo de Mi Espíritu; o tener algo contra sus hermanos‚ algún resentimiento. Si alguien no está bien conmigo, hay en efecto la posibilidad de que pierda la protección de Mi Espíritu, con lo que sí puede recibir frases del Enemigo, ya que en ese caso éste no sólo lo tentará a dudar o a sentirse perplejo, sino que puede llegar a tentarlo a articular palabras que él le diga, palabras de crítica‚ de incredulidad, de falta de amor, palabras condenatorias y alejadas de la verdad. No es imposible que alguien oiga frases del Enemigo, pero será con mucho la excepción, porque la mayor parte de los que acuden a Mí para oír Mis Palabras en profecía se lo toman muy en serio, y tienen sed de Mí y una actitud de oración. Casi siempre acuden con fe, fe en Mis promesas, en Mi Vino Nuevo y en el rumbo que señalo.
138. Como es natural, todos Mis hijos de David tienen sus debilidades, sus defectos y sus pecados asediantes. Nadie es perfecto, y no les pido que lo sean. Lo que sí pido y exijo a quienes deseen ser conductos fiables y llenos de fe es que sean sumisos y amorosos, que confíen en Mí, y que sigan al rey y a la reina lo más de cerca posible. (Fin del mensaje.)
CM 3149:117-123, BN 754
117. (Peter:) Para prestarle oído [al Señor] no hay que esforzarse en la carne. No nos exige mucha ceremonia. Sólo quiere que acudamos a Él con un corazón receptivo, ansiosos de recibir, y Él encantado responderá nuestra oración y nos llenará de Sus preciosas Palabras.
118. Lo único que tenemos que hacer es mantener una actitud abierta y de apremio. Eso me recuerda los puntos mencionados en la RAEF de consejos para las reuniones de profecía (primera parte) que explica cuáles son los requisitos espirituales que hay que cumplir si se quiere oír claramente al Señor. Los repito a continuación:
119. Los requisitos más importantes para escuchar al Señor son sencillamente los siguientes: recibir la Palabra con alabanzas y acción de gracias y ponerla en práctica‚ tanto el vino nuevo como el añejo; pedir al Señor que nos borre los pensamientos propios; desear con toda el alma oír al Señor y conocer Su voluntad; estar sumisos; creer que lo que se recibe proviene de Él; ¡y tener fe para transmitirlo! Si lo único que recuerdan son esos puntos fundamentales ¡les irá de maravilla!
120. Si son sumisos y desean fervientemente escuchar Su Palabra, si claman a Él de corazón y le piden que no permita que ningún pensamiento de ustedes se entrometa, el Señor lo hará. Lo esencial es que haya fe, sumisión y humildad.
121. Cuando conversen sobre un asunto antes de orar para decidir qué aspecto en particular le deben presentar al Señor o qué le van preguntar, es importante que tengan el corazón y la mente abiertos. Papá dijo: «El primer requisito para hallar la voluntad de Dios es carecer de voluntad propia» (Trap.150:12). Uno de los requisitos más importantes para ser un conducto despejado de las Palabras del Señor es estar dispuesto a aceptar lo que sea que Él vaya a decir. Ello posiblemente confirme el deseo que les ha puesto en el corazón o lo que ya les ha indicado mediante las otras maneras de conocer Su voluntad. Por otro lado‚ puede que la profecía le indique algo completamente distinto a lo que pensaban o sentían antes. En cualquier caso, hay que tener una actitud abierta y sumisa para poder captar lo que Él quiere dar. (RAEF 317, pág.2, 15, 16.)
122. Estoy convencido de que aunque uno tenga una opinión muy fuerte acerca de alguna cuestión, si quiere con afán conocer la respuesta del Señor‚ Su opinión, y está resuelto a dejar a un lado la propia, puede recibir una profecía pura. Muchas veces tenemos opiniones o ideas acerca de los asuntos en los que trabajamos, y es posible que les preocupe que eso vaya a influir en la profecía. Pero el Señor ha dispuesto que podamos oírle siempre con claridad. La únicas condiciones son que estemos dispuestos a hacer a un lado nuestros pensamientos y opiniones particulares‚ y que deseemos captar únicamente Su voluntad y Su opinión. (Si quieren leer algo más al respecto, les recomiendo la pregunta nº 11 de esa misma RAEF, la nº 317, pág. 15. Allí aparecen muy buenos consejos sobre cómo alejar los pensamientos y opiniones propios.)
123. Otro pasaje en que el Señor explica claramente cuáles son los requisitos espirituales para escucharlo se encuentra en La sorpresa de Mamá, 2ª parte, donde dice: «Para que alguien pueda oír Mis Palabras con claridad y pureza tiene que ser sumiso, estar sediento y acudir a Mí con afán. Tiene que estar dispuesto a comunicar lo que reciba sin temor a las consecuencias. Debe tener fe y confiar en Mí cuando oye Mi silbo apacible y delicado que le habla al corazón y al pensamiento. Debe seguirme de cerca, bebiendo con ansia el flamante vino nuevo de Mi Espíritu. Debe hacer lo posible por abandonar lo viejo y convertirse en nueva criatura en Mi mano.» (CM 3134:106, BN 743.)
CM 3243:129,131-133,135,140-144,149-153, BN 845
129. (Papá:) Tienen que darse cuenta de que lo que señala la diferencia a la hora de escuchar al Señor respecto a una situación determinada no es que ésta los afecte en lo emotivo; es que su corazón esté bien con el Señor y cumplan con todas las condiciones necesarias para ser buenos conductos. Por el amor de Dios, si la capacidad para escuchar claramente al Señor con respecto a una cuestión cualquiera dependiese de los sentimientos que se tuvieran al respecto, ¡todos estaríamos acabados! Me doy cuenta de que el Diablo está tratando de amedrentar a muchos de nuestros hermanos buenos y dignos de confianza, y me gustaría darle un buen palo hablando del asunto.
131. ¡La condición para escuchar al Señor con claridad respecto a una cuestión no tiene nada que ver con el sentir o parecer de uno! Soy consciente que la tentación es temer que las propias ideas y pensamientos sean un impedimento, pero si oran y encomiendan al Señor sus pensamientos, si sinceramente y de todo corazón le piden a Jesús que los guíe y que obre a Su manera, y tienen la debida actitud‚ ¡Él responderá!
132. Es importante que oren y pidan al Señor que pase por encima de los pensamientos de ustedes sobre el asunto y los limpie de toda distracción. Es importante que busquen con apremio la voluntad del Señor y Sus pensamientos‚ y que mantengan una actitud humilde. Una vez que hayan cumplido esos requisitos, es hora de creer que lo que ha prometido, Él lo cumplirá.
133. ¿Qué pasa con su fe, muchachos? ¿No les parece que el Señor es plenamente dueño de la situación? ¿Les parece que va a dejar que hijos Suyos a quienes ama y por quienes se preocupa, y que Él sabe que se esfuerzan por servirlo con todo el corazón, se descarríen tan fácilmente si están sometidos a Él? ¿No les parece que Él mismo está interesado en que lo capten correctamente? ¿No les parece que Él se encargará de esa parte, y les indicará la dirección correcta si empiezan a tropezar o a descarriarse?
135. Si con sinceridad buscan y desean las respuestas y soluciones de Él y se le someten, aunque sus sentimientos entren en juego, ¡Él responderá y se preocupará de que lo capten bien! Si le piden pan, ¡no les va a dar una piedra!
140. Las emociones no son forzosamente malas; causan problemas cuando se las deja descontrolarse, cuando no están sometidas al Señor. Pero los que sinceramente desean agradar al Señor pueden someterle sus emociones y dejar que las guíe y que tome las riendas de su vida.
141. Cuanto antes superen ese temor de que como sus sentimientos entran en juego en una cuestión no están en condiciones de escuchar al Señor al respecto, ¡tanto mejor! Ahora bien‚ desde luego‚ es cierto que se puede recibir un mensaje distorsionado o incompleto cuando los sentimientos personales entran en juego, si uno no somete sus emociones, pensamientos y deseos al Señor, y si no lo busca con actitud de apremio. La clave está en la sumisión. La clave es lo sumiso, apremiado, humilde y ávido que se esté de saber la verdad y sinceramente se desee escuchar las respuestas del Señor sean cuales sean las consecuencias.
142. Cuando las emociones son intensas, ése es el momento en que se debe escuchar al Señor y obtener orientación de Él, por la sencilla razón de que, como somos humanos, no siempre podemos fiarnos de nuestros sentimientos e impresiones. ¡Precisamente ése es el motivo por el que deben acudir al Señor y obtener su guía! ¿Cómo van a saber encauzar sus emociones si no escuchan al Señor en cuanto a asuntos de índole personal? En ese momento es cuando necesitan ese impulso adicional de Él, Sus instrucciones y orientación. De lo contrario, es muy posible que se descarríen con esas mismas emociones que temen que impidan su comunicación con el Señor, si no oran y las someten a Él.
143. Lo que deben preguntarse no es si sus sentimientos entran en juego en la situación, sino más bien si todas las otras condiciones para escuchar al Señor están dadas. Si están haciendo lo mejor que pueden por servir al Señor y quieren hacer Su voluntad y seguirlo, ¡Él no les va a fallar! En tanto cumplan con todos los requisitos para ser conductos confiables, el Señor se manifestará sin lugar a confusiones.
144. Moisés tuvo mucho que aprender antes de cumplir con los requisitos que le exigía el Señor para ser un conducto dócil. Tuvo que hacerse humilde, tuvo que doblegarse, tuvo que comenzar por tener un corazón limpio, tuvo que sentirse apremiado. Todo el tiempo que pasó en el desierto le sirvió de preparación para cumplir con las condiciones que le exigía Dios para ser un conducto fiable. Eso no quiere decir, sin embargo‚ que cuando Dios lo llamó a presentarse ante el Faraón para darle las Palabras del Señor la cuestión no lo afectara tanto. Moisés tenía lazos sentimentales de sobra con su pueblo; su corazón estaba con sus compatriotas, sentía un vivo deseo de ayudarlos, lloraba por ellos, y Dios le habló y le prodigó Sus directrices paso a paso. ¡Le dio orientación y consejos claros del Cielo!
149. La clave no es hasta qué punto entren en juego los sentimientos de ustedes; ¡la clave está en que éstos estén sometidos al Señor! Escucharlo no se logra con esfuerzo. No tiene nada que ver con lo bien que uno se sienta o lo talentoso que sea. No es sino cuestión de obediencia, de apremio y de someterlo todo a Jesús. ¡Él no los defraudará mientras estén sumisos, confíen‚ se hallen libres de pecado y lo amen y sigan lo más cerca posible!
150. Las respuestas del Señor dependen de la receptividad, sumisión y actitud de apremio de ustedes; de su obediencia y humildad; de su disposición para crear un vacío y dejar que Él lo llene; de su disposición, obediencia y fe para recibir lo que Él dé sin poner condiciones, y de su obediencia para creerlo y ponerlo por obra.
151. Si aman al Señor con todo su corazón, con toda su alma y con toda su mente, y sienten urgencia por escuchar Sus Palabras, Él les hablará sin falta. Si obedecen lo más posible el Vino Nuevo de Su Espíritu y hacen todo lo que pueden por dejar atrás el pasado y todas sus ideas preconcebidas, por ser lo que el Señor quiere que sean hoy día, ¡no los defraudará! Si están dispuestos a creer, aceptar y comunicar lo que Él dice sin preocuparse por las consecuencias‚ ¡no los desilusionará! Si lo buscan con apremio y claman sinceramente a Él pidiéndole que les despeje los pensamientos de toda distracción y no deje que sus propios pensamientos o deseos se entrometan, ¡lo hará! Si no están reteniendo pecados no confesados‚ el Señor les hablará, ¡aunque la situación los afecte íntimamente!
152. Su Palabra es verdadera: ¡pedid y recibiréis, buscad y hallaréis, llamad y se os abrirá! ¡No dejen que el Diablo los engañe! ¡Asuman una actitud de apremio! Pónganse serios con el Señor. Sean humildes‚ sumisos, y receptivos a lo que Él quiera decirles. Clamen a Él, esperen una respuesta en el nombre de Jesús, ¡y en Su nombre la recibirán! No sientan temor de que por entrar en juego sus sentimientos no pueden escuchar al Señor. Al contrario, sigan sometiéndole todo lo que tienen, sentimientos y todo. ¡Ese es el momento de encomendárselo a Jesús para tener la seguridad de que le ponen todos sus sentimientos en manos de Él y dejan que Él los guíe y dirija! Procuren‚ eso sí, cumplir con todos los requisitos necesarios para ser un conducto confiable‚ ¡y luego pidan tranquilos! ¡Él nunca los defraudará! (Fin del mensaje.)
153. (Mamá:) Para terminar‚ les voy a enumerar los puntos de los que habla Papá en el mensaje anterior. Si quieren ser conductos despejados y confiables -a pesar de que tal vez les parezca que el asunto en cuestión que presentan al Señor los afecta de un modo íntimo-, los siguientes son los requisitos que deben cumplir. Algunos son un poco repetitivos, o bien presentan diferentes facetas de los mismos principios básicos. De todos modos, me pareció que quedaría más claro y sería más fácil de aplicar si mencionaba cada detallito y aspecto. ¡Que el Señor nos ayude a todos a hacer la parte que nos toca para ser conductos nítidos, despejados y receptivos a Sus magníficas Palabras!
1) Su corazón debe estar bien con el Señor y con la actitud correcta, limpio y libre de pecados sin confesar.
2) Pidan a Jesús sinceramente y de todo corazón que los guíe y que obre como desee.
3) Encomienden sus pensamientos al Señor.
4) Pidan al Señor que pase por alto sus pensamientos sobre la cuestión‚ y que les aparte de la mente toda distracción.
5) Sientan apremio por saber la voluntad del Señor; estén ávidos de ello.
6) Manténganse humildes.
7) Sinceramente deseen agradar al Señor.
8) Deseen averiguar las respuestas del Señor, sean cuales sean las consecuencias.
9) Estén abiertos, sometidos, y decididos a obedecer lo que dice el Señor, sin imponer condición alguna.
10) Creen un vacío y dejen que Él lo llene.
11) Amen al Señor con todo su corazón, todo su espíritu y toda su mente.
12) Obedezcan lo más posible el Vino Nuevo del Espíritu.
13) Dejen atrás el pasado y sus ideas preconcebidas, para poder ser lo que el Señor quiere que sean hoy.
14) Clamen a Él y esperen una respuesta.
15) Crean que lo que Dios ha prometido puede cumplirlo.
CM 3275:76-83, BN 875
76. (Pregunta: ) Cuando profetizo tengo miedo de dar mis propios pensamientos. Esto me impide hacer preguntas importantes, porque pienso que voy a descarriar a otros con una profecía falsa. ¿Cómo hago para evitar esto? ¿Cómo sé que lo que recibo es una profecía y no mis propios pensamientos?
77. (Jesús:) Recibir profecías es un acto de fe. No hay forma natural de demostrar que lo que se recibe son Mis Palabras, pero se puede saber por el fruto. Lo des tú o lo dé otro conducto‚ se nota que el fruto de Mis Palabras es bueno, se ajusta a Mi Palabra publicada y tiene amor. También sabes que he prometido responder en profecía en tanto que se cumplan los requisitos para ser un conducto confiable. Esa es Mi promesa, y puedes invocarla.
78. Las condiciones para ser un buen conducto son las siguientes: sumisión, saber que no se conocen las soluciones, tener una relación armoniosa conmigo, obedecer la Palabra impresa y estar dispuesto a aplicarla en la propia vida, mantener el corazón limpio de pecados no confesados, pedirme que anule vuestros pensamientos y opiniones, tener fe, ser receptivo a Mis respuestas, comunicar lo que se recibe sin cuestionarlo ni analizarlo, estar dispuestos a plantearme todo lo que no se entienda de los mensajes previamente recibidos en profecía para que explique lo que no quedó claro, pedirme que confirme y explique las aparentes contradicciones, edificar la fe pasando con frecuencia momentos conmigo en el lecho de amor: leyendo y meditando Mi Palabra, y aplicándola en vuestra vida, reposando en Mí y echando vuestra ansiedad sobre Mí, amándome íntimamente como esposa, dirigiéndome palabras de amor y recibiendo Mi simiente. También ayuda a captar mensajes nítidos y completos hacer lo posible por evitar distracciones e interrupciones y concentrarse al máximo, ya que tenéis que salir de las naves laterales a la rotonda de Mi templo. Asimismo, comprobaréis que resulta más fácil captar Mis mensajes si os llenáis el corazón, la boca y toda vuestra vida de alabanzas.
79. Si pedís en oración rogando con fe, creyendo que recibiréis, debéis confiar en que, si me pedís pan, no os daré una piedra. Si la primera vez no recibís algo, o si os preocupa que lo que recibáis no sean sino vuestros propios pensamientos o ideas, podéis volver a Mí para que confirme, aclare o explique más.
80. Si no rogasteis con fe, convencidos, y no estáis seguros por tanto de si lo que recibisteis provenía de Mí‚ volved a Mí llenos de fe, invocando Mis promesas y apoyados en ella, convencidos de que deseo hablaros y de que os hablo. ¡Y os hablaré! Lo prometo.
81. Podéis también pedir ayuda a otros, pedirles que oren por vosotros o con respecto a vuestras peticiones‚ a fin de obtener una confirmación. Esto afirmará vuestra fe al ver que puedo guiaros y dirigiros incluso por boca de otros, y que cuanto más me busquéis, más confirmaré Mi voluntad, en muchos casos añadiendo otros detalles, y animándoos al haceros saber que oisteis lo que era Mi voluntad. (Fin del mensaje.)
82. (Resumen de la respuesta:) Cuando pidan al Señor respuesta en profecía, deben aceptar por fe que lo que reciben son Sus Palabras. Si quieren tener la fe necesaria para esto, tendrán que cumplir los requisitos que se exigen para ser un conducto confiable, que son: sumisión, saber que no se conocen las soluciones, tener una relación armoniosa con el Señor y obedecer la Palabra impresa‚ tener el corazón limpio de pecados no confesados, pedir al Señor que anule nuestros pensamientos, tener fe, ser receptivo a Sus respuestas‚ dar por fe lo que se reciba sin analizarlo, estar dispuesto a preguntar al Señor todo lo que no se entienda de las profecías que se hayan recibido de Él, edificar la fe pasando tiempo con el Señor ocupado en el estudio de la Palabra‚ meditándola y amándolo íntimamente como Su Esposa, evitar distracciones e interrupciones y rebosar de alabanzas.
83. Si les cuesta creer que una profecía que recibieron era del Señor, pueden volver a Él para pedirle más detalles y explicaciones o una confirmación, o bien pedirle a otra persona que le plantee la misma pregunta, para confirmar Su respuesta.
CM 3304:100–133, 137-161‚ BN 905
¿Puede la influencia sistemática obstruir el conducto de uno?
100. (Pregunta:) ¿Qué efecto tiene en el conducto de uno el hecho de no reducir al mínimo las influencias malsanas e impías, o si se ha comenzado a hacerlo, el hecho de haber tenido antes un apetito pervertido por lo mundano? La música del Sistema, los juegos feos de computadora, los libros del Sistema, las películas violentas, sin sentido o que hacen perder el tiempo, la navegación por la Internet (no sólo por sitios malos, sino la navegación innecesaria y sin destino), ¿pueden impedirle a uno que tenga una recepción clara?
101. (Jesús:) Todo lo que permites que absorban tu mente y espíritu, te afecta. No hay nadie que no se vea afectado negativamente hasta cierto punto cuando se expone a las influencias del Sistema por medio de sus películas, música, novelas‚ actitudes mundanas que se presentan en los periódicos o revistas, o la Internet. Toda esa propaganda del Enemigo entra en su ser y se hace parte de él.
102. Si tu fe está bien cimentada‚ entonces dichas influencias te afectan menos y la propaganda no se apodera de tu corazón y mente, siempre y cuando dediques tiempo regularmente a limpiarte con la Palabra y con Mi Espíritu. Pero si eres débil en la fe y tienes malas costumbres en cuanto a la Palabra y a la oración, la propaganda del Sistema te afecta más. Tiene un efecto acumulativo que con el paso del tiempo se va volviendo cada vez más dañino. Cuanto más la absorbas y la dejes permanecer en tu corazón y mente, mayor será su influencia‚ sobre todo si no te despojas de ella lavándote con la Palabra. No dejes que cualquier cosa te entre en la mente y se asiente en ella, sino consulta conmigo sobre lo que absorbes. Pregúntame qué pienso de la información con la que estás en contacto y escúchame en profecía para saber cómo veo Yo el asunto. Te diré lo que es verdadero y lo que es falso, y lo que debes rechazar. Enterarte de Mi punto de vista y Mi opinión sobre el asunto te ayudará a mantenerte limpio de información falsa y de actitudes equivocadas.
103. Quienes a lo largo del tiempo han absorbido mucho del Sistema desarrollan sin darse cuenta reacciones y formas de pensar pervertidas. Puede que hayan recibido esa influencia sistemática al ver demasiadas películas o películas indebidas, al escuchar música impía, jugar juegos de computadora violentos o aceptar las filosofías vanas del hombre. Esa influencia sistemática y el hecho de albergar actitudes u opiniones erróneas, hacen que, aun sin darse cuenta, desarrollen una mentalidad contraria a los principios divinos. Esa mentalidad impía lucha contra el espíritu. Está en decidida oposición a los caminos de Mi Reino‚ pero con frecuencia, la víctima es tan ingenua que no se da cuenta de que sus primeras reacciones y muchas de las conclusiones que saca no se basan en la Palabra.
104. Por ese motivo, cuando trata de escucharme, la persona se encuentra en desventaja, pues no le resulta fácil discernir los espíritus y juzgar qué voz proviene de Mí. Sus sentidos están embotados pues ha escuchado las voces del mundo del Enemigo durante tanto tiempo que ya no reconoce que está mal y que esas voces y actitudes y reacciones se han vuelto parte de ella.
105. Cuando alguien se encuentra en ese estado espiritual, lo más probable es que sus profecías sean menos puras. Por tanto, hasta que se limpie espiritualmente con dosis enormes de Mi Palabra‚ pidiendo oración en grupo y haciendo que sus razonamientos concuerden con Mi forma de ver las cosas‚ tendrá que ser muy cuidadosa con sus profecías, buscando sin falta confirmaciones y consejos de aquellos que son más fuertes espiritualmente.
106. Si la persona que durante un tiempo estuvo contaminada por el mundo busca el poder purificador de Mi Palabra, de la oración y el espíritu, se irá convirtiendo en un conducto más confiable y más claro. De todos modos, está claro que quien haya absorbido desmedidamente la influencia del Sistema, quien haya bebido en exceso de los pozos impíos de la sabiduría del hombre y sus perversiones y haya acumulado en su mente una gran base de datos de valores y actitudes sistemáticas, tendrá que purgarse de todo eso y lavarse y fortalecerse en el espíritu.
107. Igual puedo hablar a quienes se han contaminado al apacentarse del Sistema desde hace mucho, pero dichas personas deben darse cuenta de su desventaja y tener una actitud de mucho apremio. También deben ser conscientes de que como están débiles espiritualmente es posible que algunas impurezas del Enemigo y de sus pensamientos contaminados se filtren en las profecías que reciban. Eso se puede dar porque no están muy bien sintonizadas con Mi voz ni con Mis caminos, de modo que cuando escuchan la voz del Enemigo no reconocen que se opone a Mi Palabra y al Espíritu, por lo que no son capaces de levantar bandera contra él en ese instante.
108. Esa es otra clase de contaminación grave de Mis mensajes, que se produce cuando el conducto está sucio por las influencias del Sistema, sobre todo cuando ha absorbido dicha influencia durante un período largo. Esas profecías contaminadas suelen caracterizarse por su transigencia y una tolerancia generalizada que se pasa de los límites y las pautas establecidas en la Palabra y los Estatutos.
109. Quien quiera ser un conducto confiable que recibe profecías completas -las cuales son fruto de una gran fe y sumisión- debe procurar limpiar su mente y espíritu de los caminos del mundo. Si la influencia del mundo ha sido fuerte, hará falta más tiempo y un esfuerzo mayor para reprogramar la mente del conducto de modo que sus reacciones naturales y forma de pensar concuerden con Mi Palabra y la verdad‚ en vez de con las perversiones del mundo, y para que el conducto reconozca Mi voz y sea capaz de distinguir cuando la voz del Enemigo quiera entrometerse. La persona que se haya contaminado por absorber mucha mundanería, debe dedicar más tiempo a leer la Palabra y a orar, y hasta debe pedir que se haga una oración de liberación por ella.
110. Aun quienes tengan buenos hábitos en cuanto a la lectura de la Palabra, pero que con frecuencia están en contacto con el mundo por medio de películas‚ la Internet, novelas y demás, deben levantar bandera en contra de esas influencias orando y rogándome que Yo los limpie mediante la absorción profunda de las cosas del espíritu. (Fin del mensaje.)
111. (Resumen de la respuesta:) Toda influencia malsana del Sistema tendrá un efecto negativo en ti; la pregunta que hay que hacerse es en qué medida te afectará y cuánto durará ese efecto. Si eres fuerte espiritualmente y tienes buenos hábitos en cuanto a leer la Palabra y orar, y deseas de corazón estar bien con el Señor, puedes limpiar tu espíritu regularmente de las perversiones del mundo y de los caminos del hombre, en cuyo caso esas actitudes y opiniones impías no se establecerán en tu vida.
112. Pero si te expones con regularidad a la influencia del Sistema, sobre todo si lo has hecho durante mucho tiempo y no haces un esfuerzo por limpiarte, eso te creará problemas. La influencia del Sistema tendrá un efecto mayor en ti y será acumulativa, o sea que irá en aumento. Lo más probable es que al cabo de un tiempo muchas de tus reacciones‚ actitudes y formas de pensar no se basen en la Palabra. Cuanto más tiempo albergues esas reacciones, actitudes y formas de pensar erróneas, más se arraigarán en ti, sobre todo si las refuerzas con más información mundana y no haces ningún esfuerzo por limpiarte con la Palabra y la oración. Es muy posible que ni siquiera te des cuenta de que te está pasando eso.
113. En un caso así, es posible que tus profecías estén contaminadas, porque no eres capaz de reconocer cuando la voz del Enemigo trata de entrar. Cuando trate de meter sus palabras no te darás cuenta enseguida que está pasando algo malo, pues estás muy acostumbrado a escuchar la propaganda del Enemigo. Si no eres lo suficientemente sensible en el espíritu como para levantar bandera de inmediato contra las voces indebidas‚ tus mensajes pueden estar contaminados con cosas que no son del Señor. Esas profecías contaminadas con frecuencia transigen en la verdad y son demasiado permisivas en cuanto a las pautas o límites que fijan la Palabra y los Estatutos.
114. Si durante tu vida has absorbido mucha influencia del Sistema, te convendría admitirlo y luchar por ser limpiado de ella. Tienes que darte cuenta de que es una desventaja, y eso debería hacerte buscar al Señor con mucho apremio. Si de verdad quieres ser un conducto claro, deberías pedir que se haga por ti una oración de liberación. Asimismo, deberías elaborar un buen estudio de la Palabra y persistir en él, ¡y reducir muchísimo las influencias del Sistema! Mientras te vas limpiando espiritualmente, debes procurar revisar tus profecías con tus pastores o con alguien que sea fuerte en espíritu, y pedir confirmaciones al Señor cuando surja cualquier duda. Debes ser muy abierto al pastoreo y a los consejos que se te den con relación a tus profecías a fin de que puedas obtener toda la información o aclaraciones que hagan falta y te mantengas en el centro mismo de la voluntad de Dios.
115. (Otros comentarios de Mamá:) Me doy cuenta de que la información y advertencia que da el Señor en el mensaje que acaban de leer podrían hacer que se sientan bastante inseguros de su conducto, pues todos se han visto afectados hasta cierto punto por la contaminación del Sistema. Es inevitable que se expongan un poco a la influencia del Sistema, pues tienen que salir a él cuando van a testificar y cuando hacen diligencias‚ y muchos tienen que realizar investigaciones en la Internet y cosas así. Además, casi todos ven una o dos películas por semana y posiblemente ven otros programas de televisión o leen alguna revista o novela‚ en diversas medidas. Después, están aquellos que todavía batallan por superar las malas costumbres y adicciones que tenían antes de la Sacudida.
116. Cuando uno se siente inseguro de su conducto -sobre todo después de escuchar un mensaje como el anterior- la reacción natural es dejar de profetizar. Es una conclusión lógica, la cual quizá les parezca la más segura. Quieren evitarse el problema de que sus profecías contengan impurezas debidas a la influencia del Sistema, por lo que deciden dejar de preguntárselo todo al Señor. Sin embargo, esa no es la reacción correcta. Quizá piensen que se están ahorrando un montón de complicaciones, pero a la larga saldrán perdiendo mucho, pues estarán privándose de la oportunidad de escuchar el consejo que el Señor les quiere dar con regularidad para su caso particular.
117. Es posible que decidan dejar de escuchar al Señor por temor a que habrá errores o que no recibirán bien el mensaje. O quizás sean perezosos y no quieran hacer el esfuerzo necesario para limpiar y mantener su conducto en buenas condiciones. Tal vez estén avergonzados o confundidos. Puedo entender todo eso. Sin embargo‚ un motivo más oculto es que el Enemigo está combatiéndolos y tratando de sellar su conducto.
118. De ustedes depende. Nadie puede obligarlos a escuchar al Señor, tal como nadie puede obligarlos a limpiar su corazón y mente de todas las actitudes malsanas que tienen almacenadas de meses y hasta años de influencias sistemáticas. Eso es algo que sólo ustedes pueden hacer‚ con la ayuda del Señor.
119. Es posible que esto de reducir al mínimo las influencias malsanas les parezca un sacrificio bastante grande, una empresa muy costosa, sobre todo cuando se trata de sus pasatiempos favoritos. Quizás dependen mucho de sus dosis regulares de películas violentas‚ ya que todas las otras les parecen aburridas, o de navegar por la Red para estar al tanto de las últimas opiniones o lo que sea que les interesa, o de echar una miradita a los sitios de perversiones sexuales, nada más para «ver lo que hay». Son muy diversas las maneras en que la gente de la Familia está adicta a las cosas del Sistema y le cuesta reducir su influencia. ¡Es difícil superar esas adicciones!
120. Pero recuerden que aunque tal vez les parezca que están perdiendo mucho al dejar el hábito, tienen mucho más que ganar. Un conducto claro y confiable les resultará mucho más provechoso que esos otros placeres y entretenimientos, no solamente en el futuro‚ sino hoy mismo. Es un sacrificio‚ lo sé, pero el Señor les puede dar cosas geniales en lugar de esas cosas terrenales que disfrutan en este momento. Me refiero a los secretos, misterios y maravillas del mundo espiritual, toda clase de verdades fenomenales.
121. Una vez que decidan enmendarse, deshacerse de las opiniones y actitudes del Sistema que no provengan del Señor y proteger su conducto para poder recibir mensajes dignos de confianza, habrán ganado la mitad de la batalla. A partir de entonces, el Señor podrá trabajar en colaboración con ustedes y bendecirá sus profecías, basta con que lo busquen seria y sinceramente. Los premiará por las batallas iniciales que estarán dispuestos a soportar cuando reduzcan las cosas que los debilitan espiritualmente o se deshagan por completo de ellas.
122. Lo que pretendo al pasarles este mensaje no es asustarlos y hacer que dejen de escuchar al Señor. ¡A estas alturas ya deberían conocerme lo suficiente como para saber que no es ése el propósito! Es justamente lo contrario. Tienen que ser cautelosos y el Señor les está confiando una verdad profunda; pero la finalidad es que vean los peligros de la influencia del Sistema y hagan lo necesario para corregir el problema. Eso significa reducir al mínimo esa influencia, pedir oración de liberación, ponerse a estudiar seriamente la Palabra, continuar empleando su conducto, consultar al Señor acerca de la información que reciben y obtener Su punto de vista en cuanto al tema, y cuando haga falta, consultar con otras personas fuertes acerca de los mensajes que reciben.
123. Es posible que piensen: «¿Oración de liberación en conjunto? ¡Ni pensarlo! ¡Eso sí que es incómodo! Mejor dejo de profetizar.» Si eso es lo que concluyen‚ se perderán algo. La oración en conjunto es clave para lograr progresos rápidos. Si sienten la necesidad de pedir a todos que oren juntos por ustedes, no dejen que nadie los disuada ni menosprecie sus esfuerzos. ¡Hagan lo que tengan que hacer! ¡Sean ustedes mismos! ¡Sigan las indicaciones que el Señor les dé a ustedes‚ sin dejarse intimidar por las opiniones de sus amigos! «¿A ti qué? ¡Sígueme tú!» Aunque tú seas el único que lo haga‚ ¿y qué? ¡Sé tú mismo!
124. Si te preocupa la influencia sistemática que ya se ha acumulado en tu vida, el siguiente mensaje del Señor contiene explicaciones que te darán la determinación que necesitas para no rendirte.
125. (Jesús:) Aquellos de vosotros que habéis taponado vuestro conducto o enturbiado las aguas debido a una prolongada influencia del Sistema podéis tener una actitud de aún mayor apremio conmigo si comprendéis los peligros de dicha influencia mundana. Saber que os debéis sintonizar con más cuidado y más ansia aún, que tenéis que acudir a Mí con seriedad y pedirme específicamente que os proteja‚ que os debéis lavar con la verdad, puede ser lo mejor que os haya pasado en la vida.
126. El deseo de conservar vuestro don de profecía, y no solamente conservarlo sino afinarlo, limpiarlo, purificarlo y protegerlo, puede ser el impulso que os haga falta para resistir al Enemigo y las mentiras, inmundicia y transigencias que introduce en vuestra vida. Yo os abriré los ojos y veréis como veo Yo, os daréis cuenta de que cuando soltéis las baratijas y los adornos del Sistema, Yo pondré a vuestros pies un tesoro inmenso‚ asombroso, del que podréis echar mano cuando queráis. Estaréis dejando basura, desperdicios, imitaciones baratas, y recibiréis regalos costosos, preciosos, de valor incalculable. ¿Quién no querría un intercambio así?
127. El Enemigo de vuestra alma os tienta con supuestas riquezas para que os apartéis del cofre del tesoro. Está llamando, tentando, haciendo propaganda con mucho entusiasmo y envolturas grandiosas. Pero no es más que un engaño. Sus promesas son mentiras y su propaganda es falsa. Es un explotador, un gángster, un mafioso. Lo que ofrece tiene buena apariencia y parece buen negocio, pero una vez que entráis en el asunto, ¡os dais cuenta de que fuisteis estafados!
128. Así pues, no os dejéis engañar por su propaganda. ¡No seáis unos tontos que se dejan estafar por un timador! Echad eso a la basura y tomad lo que vale, ¡los tesoros! En cuanto veáis lo que valen, estaréis dispuestos a hacer lo que sea para tenerlos bien agarrados. Nadie en su sano juicio deja unos tesoros descuidados, sin protección ni seguro. ¡No! La gente paga mucho dinero para cerciorarse de que nadie toque ni robe, o siquiera raye sus objetos de valor. ¡Cuánto más deberíais cuidar vosotros algo tan valioso como vuestro vínculo conmigo!
129. Si lo veis de esa forma, ¿qué problema hay con dejar de lado algunas de las películas que os gustaría ver, o con limitar la lectura de los escritos del hombre, o con manteneros alejados de la autopista de la información? ¿Tienen esas cosas tanta importancia para vosotros? Hay cientos de millones de personas que tienen acceso a eso. Vuestro conocimiento sobre la comunicación conmigo, vuestro don personal de profecía‚ ¡eso sí que es poco común! ¡Son muy pocos los que saben lo que vosotros sabéis y que tienen lo que vosotros poseéis!
130. De vosotros depende que lo protejáis como quien protege sus colecciones de arte valiosas, que lo mantengáis limpio y lustrado como lo hace la gente con su Mercedes nuevo. La gente lista, educada y seria del mundo conoce el valor de las cosas mundanas. ¿Conocéis vosotros, que sois cultos y versados en los asuntos espirituales, el valor de las cosas espirituales?
131. Si estáis dispuestos a admitir que vale la pena conservar y proteger vuestro don de profecía, ¡entonces, luchad por él! ¡Haced lo que haga falta! Despojaos de toda la mugre y la suciedad del Sistema, limpiad vuestra vida, tened una actitud de urgencia, ¡y pedid oración! ¿Qué importa si causa incomodidad? ¡Vale la pena!
132. Lo bueno es que la purificación no será tan prolongada como el tiempo que hayáis pasado contaminándoos. Aunque durante meses, o incluso años, hayáis absorbido grandes cantidades de conocimientos y perversiones del hombre, si clamáis a Mí con sinceridad, movidos por el deseo de ser libres, no porque pensáis que tenéis que hacerlo, entonces Mi Espíritu fluye con fuerza a través de vosotros y efectúa una limpieza general. Recibís un ungimiento y protección especiales para profetizar, los cuales están a vuestra disposición siempre que tengáis una actitud de apremio y estéis abiertos a que se os aconseje. Es un don de Mi gracia. Os doy un ungimiento y una protección especiales. Podéis estar tranquilos de que los mensajes que recibáis en profecía no os descarriarán; haré que sigáis llevando fruto y cumpliendo Mi voluntad. (Fin del mensaje.)
133. (Mamá:) Lo que hagan con estos consejos y cuánto deseen progresar con su don de profecía depende de ustedes. Nadie los va a forzar a hacer nada. Ustedes decidan lo que es importante para ustedes. Si valoran su conducto y quieren conservarlo y hasta escuchar mejor al Señor, las promesas del mensaje que acaban de leer son para ustedes, ¡y no tienen por qué preocuparse! Hagan sencillamente lo que dijo el Señor, y luego sigan adelante, sigan preguntando, ¡sigan escuchando!
El orgullo le abre la puerta a las profecías contaminadas
137. (Pregunta:) Aparte de las emociones que contaminan una profecía al punto de que se da en el espíritu indebido‚ o el exponerse a la influencia del Sistema, sobre todo durante mucho tiempo‚ ¿hay otras cosas que causen profecías contaminadas?
138. (Jesús:) Las profecías contaminadas por lo general son fruto del orgullo, el cual se manifiesta de muchas formas. El orgullo es el enemigo de quienes buscan afinar su don de profecía. La clave es la humildad; el principal obstáculo es el orgullo.
139. Las profecías contaminadas tienen varias causales‚ pero la mayoría se dan porque el conducto no controla sus emociones u opiniones, lo cual implica que confía en su propio entendimiento y no depende de Mí ni se humilla ante Mí. La razón implícita de eso es el orgullo. Si la persona se niega a sujetar sus emociones u opiniones a Mí pidiéndome fervientemente que las anule, eso es señal de orgullo. Se siente orgullosa de sus propias opiniones, de su propia sabiduría, de su forma de analizar las cosas. Quiere conservar esa confianza en sí misma y por eso no está tan receptiva como debiera en el espíritu, y sin lugar a dudas no siente la urgencia que debería sentir.
140. El orgullo impide que fluyan el Espíritu y la verdad. Cuanto mayor el orgullo, mayor la obstrucción. Si la persona es muy orgullosa, no sólo en la actitud que tiene al profetizar, sino en su vida cotidiana, ese orgullo actúa como barrera y hace difícil que la Palabra pura de Mi boca traspase el velo. Ese orgullo actúa como tapón, como obstrucción. Si el conducto no lucha por tener una actitud humilde, por ponerse serio conmigo y admitir que depende enteramente de Mí, el orgullo puede contaminar el mensaje, alterándolo tanto que deja de ser fiable. Aunque quizás un mensaje de esa naturaleza no sea tan dañino como una profecía abiertamente falsa‚ de todas formas es dañino, pues puede hacer tropezar a los demás, demorarlos, desviarlos, confundirlos o hacer que se decepcionen con el don de profecía.
141. Además, hay distintos grados de insumisión. Cuando alguien combate en el espíritu para superar sus debilidades, aunque sepa que no se ha sometido del todo en algún aspecto de su vida, Yo le otorgo una gracia y poder especiales que protegen su conducto. Sin embargo, cuando la persona no cede, no solamente en un aspecto que en ese momento le cuesta, sino que en general no tiene una actitud de sumisión a Mi voluntad y al Nuevo Vino, lo que pasa es que abre su vida a los ataques del Enemigo en forma de profecías contaminadas. Una actitud de resistencia a la corriente de Mi Espíritu es similar al orgullo; es fruto del orgullo, y si esa falta de sumisión es extrema, el orgullo también puede ser extremo.
142. El deseo descontrolado de exponerse a la influencia del Sistema también es una forma de orgullo. Es como decir: «Yo lo puedo aguantar, no me afectará». Es decir que Mi Palabra y Mis caminos no son suficientes, que no os satisfago, que no os satisfacen Mi inteligencia ni Mis enigmas. Quienes dejan que su espíritu se enferme y contamine con la influencia del Sistema por lo general también son muy orgullosos.
143. Es peligroso albergar ese orgullo; puede afectar vuestro conducto y producir profecías contaminadas. Dichas profecías no serán tan dañinas ni tan abiertamente contrarias como las profecías falsas, pero con frecuencia serán tan parciales o incompletas, o tan contaminadas en su presentación que quedarán confusas y podrán ser malinterpretadas. No contradirán del todo la Palabra, pero no estarán 100% a favor de ella. Dichas profecías son peligrosas por el hecho de que pueden confundir a la gente y minar sus convicciones personales. Hacen que la verdad de la Palabra impresa pierda fuerza y se vuelva menos eficaz. Enturbian los límites entre el bien y el mal y distraen a Mis hijos. A diferencia de las profecías alteradas, no son inocentes ni generalmente inofensivas; son destructivas, confusas y engañosas.
144. Esas profecías contaminadas se pueden reconocer porque llevan un espíritu indebido: un espíritu áspero, exigente‚ condenatorio; o porque contradicen sutilmente la Palabra impresa o los Estatutos. No es que se opongan a la Palabra de forma directa o abierta, pero tampoco la apoyan de manera evidente. (Fin del mensaje.)
145. (Resumen de la respuesta:) Si son muy orgullosos, no solamente al profetizar, sino en su vida cotidiana y en su relación con el Señor, eso puede abrir la puerta a las profecías contaminadas. El orgullo actúa como una obstrucción en el espíritu. Por ese orgullo algunos dejan que sus emociones y opiniones afecten la profecía a tal punto que ésta se da en el espíritu indebido, pues valoran mucho sus propias opiniones y su posición, y esa actitud se manifiesta cuando profetizan. El orgullo también es la raíz de una falta de sumisión generalizada que resiste la corriente del Espíritu. También por el orgullo, la gente deja que su espíritu y mente se contaminen al absorber en exceso las influencias malsanas y poco edificantes del Sistema.
146. Todas esas manifestaciones de orgullo pueden afectar su conducto y espíritu a tal punto que sus profecías salgan contaminadas y no se pueda confiar en ellas. Una profecía contaminada no es tan peligrosa como una profecía falsa, pero sigue siendo destructiva‚ porque puede hacer que otras personas tropiecen, sufran demoras, se desvíen, se confundan o se desilusionen con el uso del don de profecía.
147. La profecía debe concordar claramente con la Palabra. Si la profecía hace que la gente quede confundida o que flaqueen sus convicciones, o si no deja claro lo que está bien y lo que está mal, o si hace perder fuerza al mensaje de la Palabra impresa, habrá que orar más en cuanto a dicha profecía para determinar si se trata de una profecía contaminada. Lo mismo se aplica a una profecía que tenga un tono sumamente severo, exigente y condenatorio.
148. (Otros comentarios de Mamá:) Si después de orar y consultar, y recibir la confirmación del Señor‚ sus pastores están seguros de que cierta persona está recibiendo o ha recibido profecías contaminadas, tendrán que reconocer la causa -probablemente mucho orgullo- y ayudar a la persona a superar ese orgullo por medio de la oración, la Palabra y los consejos. Lo más probable es que dicho orgullo se manifieste en una actitud generalizada de insumisión, en que la persona sea muy fuerte en el brazo de carne y en que no combata las influencias malsanas y contrarias a los principios divinos.
149. Aquellos que quizá sean muy orgullosos deben saber que si tienen una actitud de apremio con el Señor y acuden a Él para que los ayude a superarlo‚ no deben sentir temor ni preocupación. Si desean con toda el alma ser humildes y quieren que el Señor los libere de su orgullo, Él lo hará, les ayudará y les dará profecías puras. Aunque el pecado que los asedia sea el orgullo, eso no significa que tengan que renunciar a profetizar por temor a recibir profecías contaminadas. La idea no es que dejen de profetizar; sino que obtengan la victoria sobre esas cosas, o que sigan obteniendo victorias sobre eso, pues, como es natural, nadie va a lograr una victoria inmediata e instantánea sobre su orgullo; es un proceso que lleva tiempo.
150. Es importante que se percaten de lo grave que es el orgullo excesivo y de que es indudable que un orgullo así puede afectar su conducto. Es de esperar que ello los motive a ponerse serios con el Señor y obtener las victorias que precisan. Pero al mismo tiempo, el Enemigo fácilmente podría hacerlos caer bajo condenación al punto de que digan: «Bueno, como tengo esta debilidad grave y va a pasar mucho tiempo hasta que la supere, mientras tanto no voy a ser capaz de escuchar claramente al Señor. Tal vez sea por eso que no he estado escuchando al Señor con claridad y quizás no me he dado cuenta del efecto que mi orgullo ha estado teniendo en mis profecías. Será mejor que ahora no profetice en absoluto, o por lo menos no para los demás ni en cuanto a temas importantes, pues tengo un orgullo muy grave y seguramente no soy capaz de recibir profecías buenas».
151. Si su debilidad es el orgullo, busquen con afán al Señor para poder superarlo y no dejen que les impida recibir Sus Palabras. Deseen con urgencia ser sumisos, humildes y obedientes, y el Señor les dará cosas correctas.
152. Esa es una de las razones por las que a lo largo de los años, en numerosas BN, el Señor ha puesto tanto énfasis en la humildad. Ha estado tratando de ayudarnos a todos. Si se han tomado a pecho esos consejos y se han ocupado de mejorar sus puntos flacos y superar su orgullo, el Señor los va a ayudar y no tienen por qué temer. Solo tienen que ser sumisos y pedir fervientemente al Señor que los ayude a ser humildes.
153. (Pastores, les ruego que tengan una actitud de mucha oración a la hora de juzgar las profecías de alguien y el efecto que su orgullo pueda tener en ellas. Todos somos orgullosos hasta cierto punto, y para la mayoría, mantener su orgullo controlado es una batalla que tienen que librar de manera casi continua. A lo que me refiero aquí es a un orgullo extremo, la clase de orgullo que hace que la persona resista constantemente el pastoreo y se oponga a los cambios que el Señor está tratando de efectuar en su vida. Les ruego que NO se apresuren a sacar conclusiones ni se arriesguen a acusar falsamente a alguna persona de recibir profecías contaminadas simplemente porque saben que ésta tiene el defecto del orgullo. No pueden limitarse a suponer cosas así. Tienen que tener una actitud de mucha oración y recibir confirmaciones del Señor en profecía antes de sacar conclusiones de esa índole y dirigirse a la persona para hablar de dicho defecto.)
¿Qué efecto tiene la insumisión?
154. (Pregunta:) ¿Tiene la insumisión un efecto diferente en el conducto según si se trata de una insumisión relacionada con una batalla en particular y uno se está esforzando por superarla, o si se trata de una rebeldía prolongada y generalizada?
155. (Jesús:) Un gran porcentaje de Mis hijos está librando en todo momento una batalla u otra, lucha contra alguna cosa que pone a prueba su sumisión‚ algo que le cuesta y pone a prueba su fe. Esa batalla limitada contra la falta de sumisión, en la que la persona lucha y se esfuerza por vencer, no afectará su conducto negativamente, siempre y cuando la persona clame a Mí pidiendo que anule su falta de sumisión y trate de ceder y aceptar Mi voluntad con las fuerzas que tenga. Esa es una clase de insumisión que es bastante común y relativamente inofensiva, porque la persona que pasa esa batalla por lo general es fuerte en el aspecto de sentir temor de Mí‚ y suele acudir a Mí con afán. Reconoce que le cuesta someterse y a veces eso la hace más deseosa de Mi ayuda y la obliga a orar con más fervor aún.
156. Hay otra clase de insumisión, que es más peligrosa y que puede afectar más el conducto de la persona. Se trata de la insumisión prolongada y descontrolada. Es una obstinación que la persona ha tolerado en su vida durante mucho tiempo, la cual o bien se niega a ver o no combate activamente con el fin de volverse más dócil, aunque sea en una pequeña medida. Si la persona es obstinada y rebelde y se aferra a su insumisión, ésta aumenta. Cuando la falta de sumisión se extiende y su efecto se siente en muchos aspectos de la vida de la persona, sobre todo en lo tocante a cualquiera de las creencias y prácticas fundamentales de la Familia, entonces se vuelve más peligrosa.
157. Cuando la persona deja que la falta de sumisión crezca en su vida, sobre todo cuando ya se le ha señalado el problema y lo comprende, se le han dado advertencias y se le ha corregido, la consecuencia es que su conducto puede quedar empañado y producir profecías alteradas, o si la falta de sumisión es grande‚ puede resultar en profecías contaminadas.
158. Hay una diferencia entre las batallas específicas con la falta de sumisión cuando la persona está al ataque, y una falta de sumisión generalizada o prolongada, que no se mantiene a raya, que la persona deja seguir sin hacer ningún esfuerzo por superar. Esta última es mucho más peligrosa y puede tener un efecto negativo muy grave en el conducto de la persona; se puede convertir en terquedad o en amargura, las cuales producen en su vida un pecado arraigado. Eso no da la base para que el conducto sea claro y confiable.
159. Queridas esposas Mías, aunque estéis batallando, no hay necesidad de que os preocupéis por vuestro conducto, siempre y cuando estéis luchando y deseéis someteros. Pero si no estáis luchando, si ni siquiera tratáis y no os tomáis en serio el hecho de que debéis progresar en ese aspecto en que sois insumisas, si dejáis que el pecado en vuestra vida continúe y hasta crezca, ¡entonces sí que hay motivos de preocupación! Si esa es vuestra situación‚ debéis empezar a sentir temor de Mí en cuanto a vuestras debilidades‚ pues aunque podéis seguir acudiendo a Mí y escuchándome en profecía‚ y aunque trataré de hablaros todo lo que pueda, es probable que deis profecías alteradas -en grados diversos- debido a vuestra insumisión descontrolada, generalizada o prolongada. Con el tiempo, la insumisión de un conducto puede alterar tanto las profecías que recibe que éstas acaban contaminadas. (Fin del mensaje.)
160. (Resumen de la respuesta:) La mayoría de la gente batalla buena parte del tiempo con la falta de sumisión. Esas pruebas son lo que emplea el Señor para mantenernos cerca de Él. Si están luchando por triunfar y progresar en el aspecto en que piensan que son insumisos‚ y acuden al Señor con fervor, pueden seguir tranquilos en cuanto a su conducto. El Señor tendrá misericordia y les dará profecías confiables, porque sabe que quieren ser más dóciles, se están esforzando en ese sentido y están clamando a Él.
161. Si eres insumiso y no estás intentando superar esa debilidad, en especial si entiendes lo que te pasa y se te ha aconsejado y advertido de los peligros, o si eres insumiso en muchos aspectos de tu vida y esa insumisión tiene que ver con las creencias y prácticas fundamentales de la Familia‚ entonces tu caso es más peligroso. Esa clase de insumisión puede resultar en que des profecías influenciadas, o en casos extremos‚ hasta profecías contaminadas. Ello es aún más probable cuando la insumisión se convierte en terquedad o amargura.
CM 3381:32-44, BN en línea nº1
¡No se conformen con menos de lo mejor!
32. (Pregunta:) Las bendiciones que me has concedido en la Familia, ¿me han llevado espiritualmente a claudicar de mis convicciones en algún aspecto de mi vida? Por ejemplo: ser fiel a la Palabra que se me ha dado; amar al prójimo y esforzarme por obedecer la Ley del Amor en todos los aspectos de mi vida; procurar con diligencia mantener en primer lugar mi comunicación y relación contigo; no perder de vista mi razón de ser ni el espíritu misionero en mi vida y en la obra que realizo; procurar hacer mi parte por ayudar a la Familia a conquistar el mundo con las Palabras de David y María; luchar por mantener mis pensamientos y mi espíritu puros y rechazar toda mentalidad mundana y carnal; cumplir los requisitos para ser un conducto despejado y de confianza y para ser un discípulo firme y entregado a Ti.
33. (Jesús:) Hay maneras en que podrías esforzarte más por vivir en unidad con tu Hogar, vivir la Ley del Amor, amarme íntimamente‚ invocar el poder de las llaves, interceder en oración y vivir como un discípulo plenamente consagrado, y no lo haces. No desobedeces conscientemente; lo que pasa es que de forma despreocupada y letárgica decides conformarte con menos de lo mejor. ¿Por qué te vas a conformar con menos? ¿Por qué contentarte con no vivir a la altura de lo que se te exige en todos los aspectos que lo he indicado? Deberías detestar vivir así, y desear con toda el alma cambiar.
34. Eso es lo que debes orar, el que puede ser tu pedido diario: que haga que no te conformes con menos de lo óptimo que deseo para tu vida. Ruega que te dé hambre y sed de vivir en plenitud conforme a lo que te pido y encontrar repulsivas las medias tintas y las transigencias.
35. Lo que tú haces son concesiones; aceptas un poco de Mis pautas y das un poco de lugar al Diablo. ¿Es que quieres ser el intermediario en un acuerdo de paz así con él, y que cada bando ceda un poco? ¿De verdad quieres decir: «Mira, Jesús, tienes bastante razón, así que puedes regir tales aspectos de mi vida. Pondré en práctica Tu sugerencia. Pero el Diablo también tiene razón en algunos aspectos, y voy a aceptar algunas de sus ideas para ser equitativo.»? ¿Realmente quieres que me sujete a la voluntad del Enemigo y le deje algo de rienda en tu vida? Pues eso es lo que haces con esas concesiones, cuando te conformas con menos de lo óptimo.
36. Compara tu vida con un vaso vacío. Mi voluntad suprema para tu vida, el vaso vacío‚ debe llenarse hasta el borde del Vino Nuevo, del agua de Mi Espíritu, del elixir de Mi amor. Sin embargo, cuando haces esas concesiones, aunque conscientemente no pidas llenarte de otra cosa que lo que quiero para ti, quedas expuesto porque no te llenas de Mi líquido hasta el borde. Mi óptima voluntad sería llenarte hasta arriba; pero si me pones límites por pereza o transigencia, si no te avivas, o por cualquier otra razón solo te llenas hasta la mitad o tres cuartos, no hasta el borde, en esencia es como si me dijeras: «Hasta aquí no más»‚ y no me permitieras colmarte. Así, tu vida queda incompleta‚ y la parte que no puedo tocar queda en manos del Enemigo‚ al que le das lugar al no permitirme que llene cada espacio y cada copa hasta el borde.
37. Ni des lugar al Diablo. ¡Menosprécialo, hazle la guerra, expúlsalo! No te preocupes tanto por la manera de ahuyentarlo, de vaciar su líquido de tu copa. En vez de eso, dame autorización sin límites para llenarte hasta arriba, ocupar todo el espacio, y la consecuencia natural será que el Enemigo se vaya..
38. Tengo prioridad en tu corazón y en tu vida porque eres hijo de Dios; el Enemigo solo puede ocupar lo que tú no me dejes llenar. En vez de preocuparte tanto por lo que no debes hacer y por cómo puedes impedirle la entrada, concéntrate más en Mí y en lo que debes hacer. Si te llenas constantemente de Mi amor, del agua de Mi Palabra, del Vino de Mi Espíritu, te llenaré hasta el borde y no quedará lugar para hacer concesiones al Enemigo ni para posturas intermedias. No encontrará por dónde entrar. Este es Mi plan para ti.
39. ¡Ocúpate en Mi servicio, llénate de Mi Palabra y de Mis ideas, y deja de sostener esas condenables conversaciones de paz entre Mi bando y el del Diablo, de compensar y justificar ambas posturas! He dicho claramente en Mi Palabra: «Ni deis lugar al Diablo». Sin embargo, le das lugar al justificar ciertas cosas en tus pensamientos. Justificas las concesiones que haces señalando los aspectos que rijo de tu vida, y le das permiso al Enemigo para llenar el resto porque no dejas que lo llene Yo. ¡Estoy harto de compartir la mesa con él y con sus ideas!
40. No digo que estés poseído por Satanás ni que él domine tu corazón; lo que pasa es que no quiero verte hacer concesiones ni darle lugar y campo de acción. Tengo lo suficiente de tu vida y tu corazón en Mis manos para que la mayoría de las semillas que él siembre no arraiguen, ya que las sacas sin falta; con todo‚ preferiría de lejos que él no tuviera el menor acceso a tu huerto. Prefiero que en vez de arrancar sus malas hierbas le cierres la puerta; luego ya podrás ocuparte de no dejarlo entrar en vez de reparar el daño que haya hecho por dentro.
41. ¡Por lo que más quieras, basta de ceder! ¡Basta de querer hacer concesiones por ambas partes! ¡Lo quiero todo! Soy un Dios celoso. Tú me entiendes. Sabes que en ocasiones has sentido cómo Mi Espíritu te decía que tal o cual cosa no era Mi voluntad suprema, ni siquiera la segunda mejor opción, sino algo muy inferior y perjudicial para tu espíritu, y sin embargo la hiciste. Me refiero a lo que lees, a algunas de las películas que ves, la música que escuchas, las opiniones que tienes. También a cosas que no haces. A las ocasiones en que dejas para otro momento el amarme, en que descuidas tus ratos de Palabra, tus vigilias de oración, prefiriendo entretenerte a tu manera.
42. No es la primera vez que lo digo; no me obligues a seguirte regañando. ¡Entrégate de lleno, sin reservas, más que de lleno! Cuando ores para ver que hacer –en lo cual eres fiel- pon en práctica lo que te diga; no hay otra manera.
43. Cuando me consultes por las películas que ves, tu empleo de la Internet, tus horas de trabajo, tu horario, tus citas, tus ratos de ejercicio o tu relación con otras personas del Hogar, no te limites a pedirme que te diga si hay algo que ande mal en esas cosas y quiero que lo corrijas, ni a pedirme que te libre de lo peor de ellas. Pídeme por el contrario que te ayude a observar el criterio más elevado. No me digas que te lo ponga cómodo; pregúntame por todas las pautas que quiero que apliques. No te conformes con nada que esté simplemente bien pero no sea lo óptimo. Hasta cierto punto está bien, pero no es el criterio pleno para un discípulo de estatuto. No está a altura de un discípulo pleno.
44. Debes aspirar a Mi voluntad suprema. Por eso‚ cuando ores con respecto a esas cosas‚ pregúntame por Mi voluntad suprema. Pídeme Mis consejos para ser un discípulo de hecho y derecho, incondicional‚ intransigente y que no se echa atrás. La leche es para los recién nacidos. Hacer pequeñas concesiones es para los débiles; pero el alimento sólido es para los mayores de edad; para los escogidos, la ecclesia, los hacedores de la Palabra y seguidores de la enseñanza. (Fin del mensaje.)
CM 3450:160-171,173, BN 1040
Examina tu vida y actitudes
160. (Mamá:) Una vez pedí al personal de varias unidades de Servicios Mundiales que le formulara al Señor la siguiente pregunta: «¿Hay en mí algún vestigio de rebeldía que pueda llevar mal fruto en mi vida o ya lo haya llevado?»
161. Una persona recibió del Señor el mensaje que reproducimos a continuación; seguramente algunos de ustedes se sentirán identificados con lo que le respondió. Dicho sea de paso‚ es una buena pregunta que no estaría de más hacerle al Señor de cuando en cuando, pues les ayudaría a hacer unos ajustes en su vida espiritual y mantenerlos en vereda.
162. (Jesús:) Ya sabes que, por tu personalidad, no se te da muy bien someterte voluntariamente. No es que no quieras hacer lo que debes‚ pero en muchos casos -por no decir todos- lo que te sale por instinto es rebelarte, discutir, argumentar, cuestionar, alejarte o vacilar. Esa rebeldía es fruto del orgullo, pues aunque quieres obrar bien no te gusta que otros te digan qué es lo que te conviene. Así es la naturaleza humana, mas es precisamente esa naturaleza humana la que tiene que aprender a agachar la cabeza ante Mi Espíritu. Aunque ya hemos conversado de esto antes, de vez en cuando viene bien un recordatorio para que sigas haciendo progresos.
163. Aunque en épocas anteriores hayas aprendido a someterte a Mí en ciertos aspectos, a medida que surgen nuevos factores -reglas o medidas nuevas‚ o tal vez medidas que te pida que tomes, actitudes mundanas que se van infiltrando y de las que te exijo que te deshagas- tienes que volver a aprender a agachar cabeza. A veces puedes engañarte a ti mismo pensando que solo por haberte doblegado en un aspecto en particular eso te convierte automáticamente en una persona sumisa. Pero en realidad es posible que sigas siendo bastante terco u obstinado respecto a otra cosa, sin advertirlo siquiera. La sumisión selectiva no es verdadera sumisión.
164. Te he dado una mente lúcida y una voluntad férrea, y la una y la otra me pueden ser muy útiles si las canalizas con sensatez, me consultas y haces uso de tu iniciativa o incluso tu curiosidad para lo que edifique tu espíritu y el de otros. No obstante, tu mentalidad y tus deseos también pueden llegar a oponerse a Mí y a los cambios que deseo obrar en tu vida. Ese instinto natural tuyo de que te tengan que convencer de algo antes de mostrarte dispuesto a hacerlo tiene su lado positivo, pero también tiene uno negativo. El positivo es que no te tragas las cosas así como así, sino que las analizas y estudias a fondo antes de aceptarlas, lo cual puede significar que ores más e incluso consultes con otros‚ de tal modo que llegues a comprender bien un asunto antes de acometerlo. Es lo correcto‚ lo que se debe hacer. Lo malo es que a veces te vas por mal camino y tomas decisiones sin tener en cuenta Mi parecer ni el de tus pastores, y decides estar o no de acuerdo con algo o considerarlo necesario o innecesario.
165. Aunque dices ser muy partidario de la apertura de miras, la verdad es que en ocasiones puedes ser bastante cerrado. Las veces en que oyes algo por ahí o se te pide que hagas una cosa pero llegas a la conclusión de que no estás de acuerdo o que sencillamente no lo harás, ¿qué impresión piensas que das a los que te observan? ¿La de una persona justa y equitativa que considera a todos sin parcialidad? ¡Nada que ver! Hay veces en que tus supuestos principios no son más que actitudes que adoptas cuando te conviene. A veces‚ más que amplio de miras eres liberal, o para ser más precisos, anarquista. Quieres hacer ciertas cosas o permitirte otras para no sentirte limitado‚ y no necesariamente por saber que estás obrando bien. No quiero que te sientas limitado; Yo ciertamente no te limito. Te doy mucha libertad de acción, incluso en cuanto a actitudes. Pero si te sirves de esa libertad para lo que no te conviene, tú mismo te perjudicas. Ese es el peligro de la insumisión.
166. No voy a andar persiguiéndote ni dándote palo a cada rato por tus actitudes contrarias a la Palabra ni porque no seas la sumisión en persona. Me conformaré con lo que decidas entregarme. Eso sí, si te empeñas en no entregarte ni comprometerte del todo, en retener y no dejarme entrar a ciertos rincones de tu corazón o de tu mente, tarde o temprano sentirás los efectos del deterioro espiritual, lo quieras o no, y a la larga quien pague las consecuencias serás tú. Tu salud espiritual se verá comprometida. Yo soy el Gran Médico, capaz de sanar tanto tu cuerpo como tu espíritu, pero si no te sinceras conmigo, si te callas lo que te pasa y no quieres que hablemos para remediarlo, o te niegas a tomar los medicamentos que te recete, no será mucho lo que pueda hacer por ti.
167. No eres partidario de juzgar a otros. No quieres erigirte en juez ni ser santurrón. Sin embargo, en tu afán de no serlo terminas siéndolo‚ pues te apresuras a juzgar a quienes juzgan a otros; los criticas y los tachas de dogmáticos‚ excesivamente estrictos e intolerantes. Se te confunden los parámetros. Es cierto que dije en Mi Palabra: «No juzguéis, para que no seáis juzgados», pero también puse en ella cantidad de pautas con la intención de que se cumplieran, de que tuvieran a qué atenerse. Y esas pautas no se aplican exclusivamente a ustedes y que el resto del mundo se vaya al infierno: tienen la finalidad de que hagan su parte para propagar Mi mentalidad, Mis criterios y Mi plan.
168. Es fácil ir desviándose poco a poco y caer casi sin darse cuenta en actitudes contrarias a Mi Espíritu, sobre todo en aspectos que uno normalmente no tiene que encarar de frente, salvo tal vez cuando le toca leer, ver, oír o especular sobre el tema. A veces tú y otros jóvenes tienden a considerarse muy versados en ciertos asuntos, pero en realidad se trata de un conocimiento puramente intelectual. La verdad es que nadie puede proclamarse experto en una materia hasta no haberse encontrado cara a cara con ella o tenido experiencia en ella. Solo se puede tener una vaga idea de cómo son o cómo se sienten las personas en cuestión‚ o incluso de qué hacer para ayudarlas. Claro que tienen la ventaja de que si oran y buscan Mi rostro, puedo revelarles exactamente qué hacer, pero si tienen la cabeza llena de teorías‚ especulaciones y actitudes propias, lo más probable será que no me consulten qué hacer o que no sean un conducto muy confiable.
169. Eso de ser o no sumiso no es fácil de determinar. La verdad es que no es posible ser sumiso solo en uno o dos aspectos, o incluso en diez, y considerar que con eso basta. Someterse a Mí de veras significa estar preparados para examinar cada pensamiento, actitud y aspecto de su vida, y no solo estar dispuestos a consultármelo todo, sino a renunciar a toda actitud o mentalidad contraria para adoptar la Mía.
170. Ojo con esa mentalidad liberal que tan en boga está en el mundo, esa onda que insiste en que nadie tiene por qué imponerte su punto de vista diciéndote lo que está bien y lo que está mal, que uno mismo es amo y señor de su destino y tiene derecho a pensar, creer y comportarse como le dé la gana. Hijos míos, aunque he escogido darles una buena medida de libertad individual, en esencia su vida de creyentes se reduce a que «no sois vuestros, sino que habéis sido comprados por precio». Son Míos, están a Mi servicio, a Mis órdenes‚ y deberían estar dispuestos a hacer todo lo que les pida, así como a no hacer aquello que les pida expresamente que no hagan. ¿Crees que es un precio muy alto por el privilegio de contarse entre Mis esposas y amantes más íntimas, a las que investiré de un poder espiritual nunca visto por el hombre, y a las que he prometido recompensas eternas y placeres paradisíacos por la eternidad? No, amor Mío, ¡el precio no es alto en absoluto!
171. Comprendo que a veces puede ser difícil, pues Yo también tuve que padecer esas mismas dificultades por el bien de ustedes. En el huerto llegué a rogar a Mi Padre que, si fuera posible, pasara de Mí la copa del sufrimiento. Pero al final terminé aceptándola, porque sabía que era Su voluntad. Por eso dije: «Hágase Tu voluntad, y no la Mía», y seguidamente cumplí con Mi obligación. ¡Obedecí, y hasta acepté morir en la cruz para ganarlos a ustedes, Mi preciados amores! Valió la pena; el precio no fue tan alto; es más, ¡volvería a pagarlo gustoso!
173. Consúltame más con relación a tus actitudes y principios para ver cuáles concuerdan con Mis planes y caminos y en cuáles tienes que hacer ajustes. Comienza hoy mismo admitiendo que hay aspectos en los que tu mentalidad no se ajusta a la Mía, y que ciertas cuestiones en las que te consideras tolerante son en realidad consecuencia de que te has cerrado a la verdad o has cedido en tus convicciones o principios. (Fin del mensaje.)
© La Familia Internacional, 2006