Maria
January 14, 2006
Testimonio de liberación de los celos
Lectura devocional para la Fiesta 2006 DIC. 2005
Carta de MaríaDF/MM/MC 3571a X-2005
Tomado del Mensaje de comprensión y ánimo para la Fiesta 2006
1. Si llevan mucho tiempo con batallas intensas y las batallas les restan fuerzas, los agotan y los desaniman, y habiendo intentado de todo nada les da resultado y no ven cómo pueden salir adelante, creo que los animará el siguiente testimonio.
2. Es un testimonio que saqué de la charla de la Fiesta porque era muy larga y la quise acortar ya que me daba pena de ustedes. Saqué varias partes de la charla para pasárselas después de la Fiesta de manera que no tuvieran que ponerse a escuchar una charla todavía más larga en esos días.
3. Se trata de un testimonio de liberación de los celos, y era una de las pruebas y batallas que iba a mencionar junto con las otras. Mi intención era consolar a quienes sientan celos pasándoles este testimonio de liberación.
4. Pero quiero ampliar esto un poco y mencionar que aunque no pasen celos, por favor, traten de aplicar este testimonio a su vida de otras formas, en sus otras batallas‚ viendo que aunque lo hayan intentado todo y nada les dé resultado, si aguantan, siguen fieles a Jesús y procuran seguir luchando, a la larga el Señor obrará el milagro. Si invocan las llaves, lo ha prometido. El Señor los liberará pase lo que pase, aunque las apariencias digan lo contrario.
5. No sé si estarán familiarizados con esa promesa de las llaves; es una de mis favoritas. Dice: «A las llaves de la alabanza no las puede sofocar ni derrotar ninguna circunstancia terrenal, y ganarán toda batalla a la que las llamen».
6. No hace mucho quise recordarla y traté de memorizarla. En realidad, ya me la había aprendido pero la había olvidado y quería repasarla. Seguro que a muchos les habrá pasado lo mismo. ¡Somos humanos!
7. Así que decidí ponerle música para recordarla mejor, y me costó un poco. Pero recibí una que me va bien. Trataré de cantársela. Pero no tiene que ser la música oficial de la Familia para esa promesa de las llaves. Espero que a nuestros músicos se les ocurran algunas buenas. Hace poco les encargué que recibieran música para ponérsela a algunas promesas de llaves, ya que me parece una forma excelente de memorizar. Con una música pegadiza breve, no solo los niños sino también los adultos podremos aprendérnoslas muchísimo mejor que de ninguna otra forma.
8. Así pues, trataré de cantarles mi cancioncita. Dicho sea de paso‚ cambié algunas palabras por aquí y por allá para adaptarlas a la música. Espero que no les importe. El Señor dijo que no importa mucho, siempre y cuando sea lo mismo en esencia. Si por algún motivo quieren cambiar una palabra por aquí y por allá —porque se les hace más fácil y significa lo mismo—, al Señor le parece bien. Lo que Él quiere es que se la aprendan de memoria y la empleen‚ y le gustará la digan como la digan.
(Mamá canta:)
A las llaves de la alabanza
no las puede sofocar ni derrotar
ninguna circunstancia terrenal‚
y ganarán toda batalla a la que las llamen.
A las llaves de la alabanza
no las puede sofocar ni derrotar
ninguna circunstancia terrenal,
y ganarán toda batalla a la que las llamen.
9. Esa es mi cancioncita. Es un poco difícil de cantar. Parece un trabalenguas. Pero a mí me da resultado.
10. Sean cuales sean las perspectivas, por mucho que se tarde‚ aguanten, no se rindan ni tiren la toalla pensando que están derrotados y no pueden salir adelante, que el Diablo ganó. El Diablo no gana si siguen adelante confiando en Jesús y creyendo que a la larga los ayudará a triunfar.
11. Es un bello testimonio y por eso quería contarlo. El poder de las llaves del Reino es mucho mayor del que ningún demonio pueda lanzarles. [Aquí hubo una falla en la grabación, pero la promesa que cita Mamá dice: «El poder de las llaves del Reino es mucho mayor que todo lo que les pueda lanzar el demonio de los celos».] Por grandes que sean las batallas, en Jesús tienen el poder para vencer y vencerán si siguen luchando, dando y sometiéndose. Pasemos‚ pues, al testimonio.
12. Hace poco, una hermana me escribió contándome un testimonio de liberación de los celos. El Señor me motivó a contárselo. Esa hermana había intentado de todo y llevaba meses luchando. Todo comenzó cuando llegó otra hermana al Hogar y el esposo de la primera empezó a prestar atención a la otra. La esposa escribió:
13. Entonces me dio un dolor terrible. Era absurdo, pero muy grande, y lo único con lo que puedo comparar ese dolor es con lo que sentí cuando nuestro hijo mayor se fue con el Señor. Era insoportable y no sabía qué hacer. Solo podía invocar las llaves.
14. Me iba a la habitación e invocaba las llaves. Nada me aliviaba el dolor. Así fue que empecé a alejar a mi esposo, porque no quería que fuera tan doloroso. Él no entendía por qué lo trataba mal. Yo sabía que debía lograr la victoria, pero no podía. Intenté leer la Carta Magníficas victorias y el testimonio de Misty, pero llegué a la conclusión de que no tenía tanto amor ni tanta gracia, aunque quería.
15. Mi esposo empezó a desanimarse mucho porque lo trataba muy mal. Pedí al Señor que me perdonara y me diera otra oportunidad. Entonces pedí a mi marido que orara por mí y le expliqué que tenía un dolor insoportable.
16. Después de que oramos, literalmente vi que mi esposo se convertía en Jesús. Fue como si Jesús me susurrara: «¡Fíjate! ¡Soy Yo! ¡He estado a tu lado todo el tiempo!» Fue como en la película Ghost (La sombra del amor o Más allá del amor), cuando Whoopi Goldberg se transformaba en el hombre que había muerto, a fin de poder abrazar a la chica. O como cuando María Magdalena vio al hortelano y era Jesús. Veía a Jesús de verdad.
17. Fue muy diferente de todo lo que había visto o experimentado. Mi marido no tenía nada que ver con el asunto; ni siquiera era consciente de lo que pasaba. Era como si el Señor se valiera del cuerpo de mi esposo para que yo lo viera. Llevo muchos años en la Familia y he visto muchas veces el Espíritu del Señor en otras personas, pero esta experiencia fue muy diferente.
18. Hasta ahora, la revelación sobre amar a Jesús era totalmente por fe. Tenía que decirle palabras de cariño por fe. En Mateo 25, el Señor habla de que si hacemos algo por el menor de Sus hermanos, lo hacemos por Él. Siempre tomé todo eso por fe‚ pensando que cuando lleguemos al Cielo lo veremos todo, pero nunca esperé ver nada aquí en la Tierra. Pero era como si el Señor se me estuviera entregando en ese obsequio.
19. No sé cómo describirlo. En cierta forma, todos lo tenemos. Es como si todas las personas que podemos abrazar, amar y tocar fueran Jesús. Siempre me gustaron los versículos como: «He aquí, Yo estoy con vosotros todos los días» y «No te dejaré ni te desampararé». Sabemos que el Señor siempre está presente. Pero en ese momento se apoderó literalmente del cuerpo de mi esposo, y por eso al verlo allí, todo cambió para mí. Era como si me estuviera premiando por los sacrificios que había hecho, por tanto dolor como había sentido. Me pareció un premio excesivo. No me merecía un obsequio tan grande, y sin embargo me lo entregaba. Y también sé que el Señor hace así con todos.
20. Fue como si me hubiera abierto los ojos‚ como cuando María Magdalena lo vio después de que resucitó. Como si el espíritu y la carne se fundieran. No sé de qué otra forma expresarlo. Toda mi vida y mi relación con mi esposo se renovaron. Hemos tenido una bella relación durante más de veinticinco años y no sabía que podía ser mejor. Pero el Señor encontró la forma de mejorarla muchas veces. Me cambió totalmente la vida. Me sentí totalmente renovada, de luna de miel con el Señor. Mi esposo y yo estábamos en la cama y todas las cintas de Para Jesús, con cariño se hicieron realidad. Ya no era por fe, ¡sino algo muy real!
21. Nunca fui la iniciadora en nuestra vida sexual, pero me encontré con más pasión‚ amor y fuerzas que cuando tenía 20 años. Hasta ahora nunca había entendido del todo a los hombres y su deseo de hacer el amor constantemente. Cuando leía las muchas Cartas del Abuelo en las que siempre hablaba de sexo, yo pensaba: «¡Así es él!» Pero me encontré sintiendo y pensando de la misma manera.
22. Quería compartir a mi esposo y darlo, ya que tenía plena confianza de que si dábamos‚ nuestra relación no haría otra cosa que afianzarse. Mis temores se esfumaron por completo. Comprendí que nada podía separarnos como no fuera el Señor mismo. Es que nunca se pierde al Señor cuando se lo comparte. Todo se multiplica. ¡Es increíble!
23. Había pasado por Getsemaní, la crucifixión, el infierno, y la resurrección. Había pasado algunas veces por las tres primeras etapas, pero nunca había llegado a ser tan grave que llegara a la última. Como todo el mundo, había pasado muchas batallas y ganado numerosas victorias. Pero ahora veo lo que pasaría si yo, o alguno de nosotros, tuviera que experimentar un gran dolor o sacrificio o incluso el martirio.
24. Quizás a otros lo que yo experimenté les resulte muy fácil, y piensen: «¿Por qué te haces tanto problema?» Tampoco sé por qué fue tan doloroso para mí, ya que en otras ocasiones no lo había sido. Pero cuando no me quedaba ninguna salida‚ el Señor se manifestó de una forma magnífica y lo vi todo desde una perspectiva muy diferente.
25. Todo volvió a la normalidad. Mi esposo volvió a ser mi esposo. Y poco tiempo después, nos encontrábamos en una reunión de fraternidad y volví a sentir tremendas batallas de celos. No eran tan fuertes y seguí orando e invocando las llaves, y pidiendo al Señor que volviera a obrar el milagro de antes. Pero no pasó nada. Tuve que humillarme‚ confesar lo que pasaba y pedir oración, y el Señor me dio la victoria en silencio. Supongo que Él sabe exactamente cuánto podemos aguantar y lo que necesitamos, y lo que necesitan los demás. A veces conviene confesar ante otros para que vean que tampoco somos perfectos.
26. Después, el Señor me dijo: «Claro que hay veces en que hago milagros para Mis hijos; sobre todo ahora en esta época quiero mostrarles cada vez más cosas. No te sorprendas, porque amo mucho a todos y estoy muy cerca de cada uno. Manténganse cerca de Mí pase lo que pase. Y en efecto, estoy contigo siempre, hasta el fin del mundo.»
27. ¿Genial, no? ¡Gracias, Jesús! Te alabo, Amante de amantes‚ porque siempre nos sacas adelante en toda situación o circunstancia por difícil que sea y por mucho que dure.
28. ¿Y se fijaron en que esa hermana había invocado las llaves y leído las BN, y seguramente las había estudiado bien y tenía grandes deseos de cambiar, pero no pasaba nada? Podía haberse dado por vencida con razón y pensar que Dios no la había escuchado, que era muy mala para el Señor y Él no iba a contestar. Podía haber decidido dejar de combatir los celos y ceder a ellos.
29. Estoy segura de que el Enemigo le decía: «La situación no va a cambiar‚ y además, luchar por obtener victorias es demasiado difícil y si dejas de intentar todo se volverá más fácil. Al fin y al cabo, no se te puede pedir que seas generosa y te sometas. Es tu esposo, ¿no? ¿Por qué vas a tener que pasar por todo eso para prestárselo a otra? ¡No es justo!»
30. Pero ya ven lo que hizo: ¡le devolvió el golpe al Diablo! Le dijo que se estaba pasando de la raya, que era un mentiroso y que no iba a hacer lo que él decía, sino lo que Dios quería. Y luego volvió a pedir oración.
31. Fíjense, ¡ésa es la clave! Si al principio no tienen éxito, ¡sigan intentándolo hasta lograrlo! Como dijo Churchill: «¡Nunca jamás se den por vencidos!» ¡Nunca jamás cedan al Enemigo! Por mala que se vea la situación, por derrotados que se sientan, por imposible que se vea el panorama, por mucho que les parezca que Dios no va a contestar sus oraciones y todo seguirá igual, ¡sigan intentando! Sigan orando, sigan escuchando a Jesús, sigan leyendo la Palabra‚ y les dará fe. Y cuando menos se lo esperen y con las justas aguanten sin ver resultado alguno, ¡se manifestará el Señor con algún milagro!
32. Quizás ni sepan qué fue lo que desencadenó el milagro en aquel momento, o por qué no ocurrió antes, o por qué llega justo en ese momento y no después. ¿Por qué ocurrió justo entonces? Aunque no sepan por qué, ¡llegará y los emocionará mucho ver lo que ha hecho el Señor por ustedes!
33. Aunque no tengan una experiencia sobrenatural como la de esa hermana ni perciban ninguna manifestación física extraordinaria, será igual de sobrenatural, porque efectuará el cambio que necesitan y sabrán que no fue cosa de ustedes mismos sino del poder milagroso de Jesús y Sus llaves.
34. Quizás la experiencia de alguno sea parecida a la victoria en silencio de la que habla ella. Y en efecto, como en la experiencia de ella, es posible que también experimente luego algo que lo corrobore. Sin embargo, una vez que hayan logrado una victoria firme y magnífica, no tendrán que preguntarse ni preocuparse de si podrán volver a obtenerla. Si Dios hace algo tan grande en su vida, desde luego, podrá volver a hacerlo muchas veces si es necesario. Solo tienen que aguantar sin darse por vencidos.
35. ¿Se dieron cuenta de que ese era un tema recurrente de mi charla durante la Fiesta? No me di cuenta mientras la grababa, pero cuando la repasé después me di cuenta de que el mensaje de ánimo que les había dado para las batallas estaba sujeto a condiciones. ¿Recuerdan cuáles eran las condiciones? No me parece que llegara a hablar de condiciones, pero esa era la idea.
36. En casi todos los casos‚ la certeza de que saldrían victoriosos sin siquiera oler a humo y que se iban a fortalecer y podrían enfrentar mejor el futuro dependía de que aguantaran, de que siguieran intentando, de que continuaran en marcha y no se dieran por vencidos.
37. Esas son las exigencias para ganar. Sigan teniendo fe, sigan nutriendo su fe con la Palabra, sigan perseverando y alabando y no se olviden de hacerlo‚ ya que es un arma potente contra los ataques del Enemigo.
38. El versículo que quiero dejarles es uno que me dio el Señor en concreto para ustedes: «El que persevere hasta el fin será salvo». Y como nuestro Esposo dijo a un hermano el otro día cuando estaba pasándolo bastante mal: «Aguanta». Ese es el mejor consejo que puedo darles. ¡Invoquen las llaves de la resistencia y aguanten!
39. Los quiero mucho, y Peter y yo no nos vamos a decepcionar con ustedes por mucho que fallen, por mucho que caigan, si vuelven a levantarse e intentan de nuevo. Si quieren enviarnos un mensaje alentador, sólo tienen que decir: «¡Mamá, me estoy levantando!», y sabremos a qué se refieren, oraremos mucho por ustedes y nos sentiremos muy orgullosos de ustedes.
40. Aquí tienen una buena promesa de las llaves:
41. «¡No hay nada ni nadie que escape al poder de las llaves, por muy lejos o muy hondo que haya caído, si se levanta y sigue adelante!»
42. Esa última parte la agregué: «Si se levantan y siguen adelante». Oh, esta también es buena:
43. «La llave de la perseverancia los ayudará a seguir adelante cuando sientan deseos de abandonar».
44. ¡No se olviden de invocar también esa llave!
45. «Cuando tengan problemas, canten, griten, alábenme e invoquen las llaves de remontarse. ¡El Diablo tendrá que huir porque lo estarán resistiendo con el poder de la alabanza y combatiendo con una fuerza imbatible!»
46. «Empleen el método potente y dinámico de la alabanza y de invocar el poder de las llaves; el Diablo lo detesta y no puede resistirlo, ¡y verán grandes milagros!»
47. Cuando empiezo a citar estas promesas de las llaves, no puedo parar porque hay muchas que son tremendas, y todas son fuertes y eficaces‚ y todas están a su disposición. Hay llaves para cada situación; no se olviden de invocarlas.
48. «Las llaves de la alabanza son infalibles. ¡Combatirán por ustedes y ganarán la batalla!»
49. «Cuando liberan el poder de las llaves de la alabanza, los ayudan a vencer pase lo que pase.»
50. ¡Qué promesa!
51. «En la mayor desesperación, en la noche más oscura, en la más temible derrota, hay una tabla de salvación. Invoca el poder de las llaves del Reino, invoca Mi Nombre, Mi misericordia, Mi ayuda, espera en Mí y te daré ánimo. Te alzarás y andarás. ¡Te levantarás y seguirás adelante!»
52. Yo añadí la última línea. Dice lo mismo, pero de eso les hablé, ¡y quiero que recuerden la parte de levantarse y seguir adelante!
53. «Las llaves crean dentro de tu espíritu un gran reservorio de fuerza de voluntad, determinación y fuerzas que te dotarán de poder para avanzar luchando hasta lograr la victoria por más difícil o larga que sea la batalla».
54. «Cuando te hayas perdido, te daré vista. Cuando desesperes, te daré esperanza. Cuando estés a punto de derrumbarte, te levantaré. Cuando te asalte la desesperación, te motivaré de nuevo. Cuando todo parezca perdido, traeré la victoria. ¡Todo mediante el poder de las llaves del Reino!»
55. ¡Aleluya! Aquí tengo mi librito de las llaves y podría pasarme el día hablando de esto, ¡son buenísimas! Cada promesa que leen e invocan va fortaleciendo cada vez más su espíritu. No las aparten de su corazón. Aunque no se las puedan saber todas de memoria —deben memorizarse algunas—, al menos léanlas muy seguido, invóquenlas, y eso les dará la victoria. Siempre tendrán la victoria en tanto que se aferren a esas llaves, sabiendo que el Señor cumplirá cada promesa.
56. ¡Ah, aquí tienen otra! ¡Es que no puedo parar!
57. «Invoquen las llaves del cambio para todo aspecto de su vida en que quieran hacer progresos. Cuando el Enemigo los ataque y les diga que no están obteniendo la victoria en ese sentido, díganle: "¡Mentira‚ porque he invocado las llaves!"»
58. Voy a parar en esta promesa. Pero ustedes pueden seguir y seguir. Tenemos miles de promesas de las llaves, y si necesitan otra que se adapte a su situación y no la encuentran‚ pídanle a Jesús que cree una para ustedes‚ y será tan buena como cualquiera de estas otras. Naturalmente, todas juntas son muy pero muy potentes‚ y todas son específicas, y pueden invocarlas por su cuenta. Pero el Señor está muy dispuesto y gustoso les dará más si quieren‚ y quizás así les parezcan todavía más personales porque las recibirán por su propio conducto. Pídanselo. Está más que gustoso de hacerlo, como digo, y cuantas más promesas de las llaves tengan e invoquen, mejor.
59. En fin, eso es todo. Hasta pronto.
© La Familia Internacional, 2005